Tercera jornada del Valero Texas Open. Phil Mickelson, después de salvar un par desde el agua en el hoyo dieciocho para pasar el corte el viernes, se retira tras diez hoyos por unas molestias en el costado. Marchaba con más uno en su vuelta y un acumulado de más cuatro. “Mi espalda está genial, al igual que mi cuerpo”, declaró. “Es lo mejor que me he sentido este año. He recuperado velocidad, estaba pegando fuerte a la bola y dando buenos drives. Me dio un tirón en el backswing intentando darle fuerte en el hoyo dos (su decimoprimero en el día). Duró de diez a doce segundos”. Apenas quedan dos semanas para el Masters, y uno de sus múltiples ganadores sigue con problemas.
Los de Mickelson dieron sus primeros avisos en el Farmers Insurance Open, donde ya se tuvo que retirar y visitar a su quiropráctico de confianza para poder acudir al Phoenix Open. Por entonces parecía algo pasajero, ya que él mismo reconoció que solo necesitaba de reposo. “Voy a volver a San Diego un par de días y dejaré que el doctor le eche un vistazo, pero no hay mucho que puedas hacer por un tirón. Espero estar bien para jugar el Shell Houston Open (la semana que viene), pero simplemente no lo sé”.
Sus palabras suenan muy tranquilizadoras para los medios, restándole relevancia y prácticamente asegurando su presencia en el Augusta National. Más preocupantes suenan las que dedicó a sus compañeros de partido, John Merrick y Stuart Appleby. Este último comentó: “Había pegado algunos golpes malos en el primer hoyo de nuestros nueve segundos. Sentí que había algo que no iba bien; no se le veía bien. Luego pegó otra mal en el siguiente hoyo y fue todo. Vino hacia donde estábamos Merrick y yo, y nos dijo: ‘Mirad chicos, creo que pasa algo con mi espalda y me voy a ir’. Había estado diciendo que su espalda estaba bien pero todos estamos comprendiendo que, a esa edad, le suceden estas cosas a nuestro cuerpo”.
Mickelson tiene ya cuarenta y tres años y, a pesar de llevar toda una vida en la élite, las lesiones le han respetado razonablemente bien. A diferencia de Tiger, no ha tenido que pasar largas temporadas alejadas de la competición debido a roturas serias. El tiempo, sin embargo, también parece estar comenzando a pasarle factura. Después de cinco grandes y a un solo US Open de completar el Grand Slam, merece la pena recordar un dato: Jack Nicklaus solo ganó un grande pasados los cuarenta y uno: el Masters del 86. Tenía cuarenta y seis años, y ya no ganaba con tanta regularidad en el PGA Tour.
Sea cual sea la versión que prevalezca (la ofrecida a los medios o la que dio a Appleby), el cuerpo de Mickelson parece estar mandando pequeñas alarmas a lo largo del tiempo. Mientras que Steve Stricker, a los cuarenta y siete, ha reducido drásticamente su calendario competitivo, Phil espera jugar la semana que viene en Houston, una semana antes del Masters. Podría estar ante un período de adaptación: su espíritu competitivo frente a la realidad que atraviesa.
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