Este sitio emplea cookies de Google para analizar el tráfico. Google recibe información sobre tu uso de este sitio web. Si utilizas este sitio web, se sobreentiende que aceptas el uso de cookies.

Prensa

La historia de Lacoste Promesas permanece ligada, desde su inicio, a Señorío de Zuasti

María Acacia López Bachiller | 20 de septiembre de 2012

El recorrido navarro albergará la tercera previa Lacoste Promesas, por noveno año consecutivo (foto de Jorge Andréu)

La historia de Lacoste Promesas permanece ligada, desde su inicio, a Señorío de Zuasti. El recorrido navarro enclavado en el Valle de Iza albergará este fin de semana, por noveno año consecutivo, la tercera previa del circuito para los más jóvenes que cuenta con la colaboración de José María Olazábal, Miguel Ángel Jiménez y Nacho Garrido.

El torneo, como es habitual en todas las pruebas Lacoste Promesas, se decidirá a 36 hoyos Medal Play y los cuatro primeros clasificados Scratch, dos chicos y dos chicas, obtendrán como premio una plaza en la Final, que tendrá lugar en octubre en La Sella. Lacoste vestirá durante un año a los campeones, e Iberia les llevará a su lugar favorito junto a un acompañante.

El campo de Señorío de Zuasti, inaugurado en 1994, es obra de José María Olazábal y consta de dos partes muy diferenciadas: una prácticamente plana y la otra mucho más movida. Sus calles son anchas y el agua entra en juego en varios hoyos. Es un recorrido entretenido que se ubica en un entorno único, rodeado de miles de árboles entre los que destaca un magnífico robledal protegido.

Entre los jóvenes participantes este fin de semana destacan los jugadores de Zuasti Cristina Pérez e Iker Aguirre, ambos finalistas Lacoste Promesas 2011, quienes jamás olvidarán la experiencia vivida junto al capitán de la Ryder Cup. El año pasado, en el campo de prácticas de La Sella, Olazábal aconsejó a Cristina que ampliase “el ángulo desde el inicio del swing haciéndolo un poco más despacio”, comprobando inmediatamente su efectividad. Advirtió a Iker que debía “colocar las manos más altas y a la vez mantener la espalda más inclinada para facilitar la extensión, separando un poco más los pies con el fin de pasar mejor el peso”. Siguiendo las instrucciones del maestro Olazábal, los jóvenes navarros dieron golpes casi perfectos.

Deja un comentario

Si estás registrado, la publicación de tus comentarios será instantánea. Asegúrate de escribir correctamente tanto tu nombre de usuario como la dirección de correo electrónico que incluiste durante el registro.
Si no estás registrado, tus comentarios quedarán pendientes de moderación. Regístrate aquí.

Comentario: