Molly Brown era una mujer corajuda que se convirtió en una celebridad por su capacidad de supervivencia, llevada a su máxima expresión cuando consiguió salir viva del naufragio del Titanic. Yani Tseng quizá no se juegue la vida en el campo de golf, pero demuestra una semana tras otra que es invulnerable a los ataques que lanzan contra su línea de flotación… y que en ocasiones cuenta con esa pizca de suerte tan propia de los campeones.
En la tercera jornada del Kia Classic, ya con una cómoda ventaja, su drive fue rebotando por un camino y cruzó el arroyo por un puente, eludiendo una penalización que habría apretado un poco más la clasificación. Antes, Tseng fue recibida por un grupo de fochas que descansaba plácidamente en el green del hoyo 17 y que no se inmutaron ante el tiro a green de la número 1 del mundo, aunque la taiwanesa no logró anotarse su “pajarito” después del gran tiro de aproximación. Y esta es la grandeza de Tseng: ante una vuelta impecable y sin sobresaltos, hay que recurrir a la anécdota para dar algo de color a su crónica.
Tseng recordaba ayer los apuros que salió en su primer partido junto a Se Ri Pak, dominadora entonces del golf mundial; ayer, como era de esperar, se invirtieron las tornas. La taiwanesa saldrá a disputar la última vuelta con tres golpes de ventaja sobre la teñida Jiyai Shin y cinco con respecto a otra coreana, Sun Young Yoo y la sueca Caroline Hedwall, mejor europea, en un recorrido sur de La Costa que sigue planteando dificultades a las jugadoras.
De las tres españolas en liza el fin de semana, Azahara Muñoz es la única que consiguió jugar ayer bajo par y se encuentra en la decimoséptima plaza, con el top ten a apenas dos golpes. Segura de tee a green, recuperó con solvencia cuando no alcanzó la superficie más recortada y acabó con un valioso -1 en el día y en el acumulado.
Por detrás, Belén Mozo, trigésimo sexta con +3, y Beatriz Recari, cuadragésimo segunda con +4, intentarán mejorar puestos en la última jornada.
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