La jarra de clarete, un icono maltratado

Redacción | 05 de agosto de 2015

Junto a la chaqueta verde de Augusta, la jarra de clarete es el trofeo más conocido del mundo del golf, un pedazo de historia que todo profesional aspira a alzar y que, por desgracia, no suele ser tratada con la deferencia que la tradición debería imponer a sus ganadores. La jarra, que el ganador custodia durante un año natural, ha sido sometida a todo tipo de «vejaciones».

Como recipiente y decantador, lo normal es que los ganadores se conformen con llenar su interior de todo tipo de bebedizos, de los más exclusivos a los más humildes, desde la botella de Romanee Conti del 90 que se sirvió Phil Mickelson hace dos años al champagne de Greg Norman o a la cerveza John Smith’s Smooth Bitter que ingirió Padraig Harrington.

Entre los más iconoclastas, Stewart Cink. Después de acabar con el sueño de Tom Watson en 2009 en Turnberry, el estadounidense usó la jarra de clarete para beber cerveza, vino, Coca-Cola… e incluso la usó como recipiente para salsa barbacoa.

Zach Johnson, el último ganador, se ha unido a la fiesta retratándose con la jarra de clarete y una mazorca de maíz, foto por la que ha recibido numerosas críticas. En su rueda de prensa del Bridgestone Invitational, Johnson explicó la fotografía a la prensa congregada en Firestone.

«Puse una mazorca de maíz, pero no me la comí. Solo era una foto porque soy del estado de Iowa. Estamos orgullosos de nuestro maíz dulce. En nuestro estado se come mucho maíz y es una gran industria», explicaba Johnson. «Se me ocurrió que sería una buena foto y a la gente de Iowa, la gente del Medio Oeste, les pareció fenomenal».

Aunque no haya servido para comer maíz, la jarra de clarete sí ha albergado el surtido habitual de bebidas y se enfrenta a un calendario muy apretado.

«Hemos bebido vino, champagne y algo de cerveza. Mis hijos bebieron agua en ella y les pareció genial», explicaba Johnson, que va a «prestar» la jarra por turnos a todos aquellos que han tenido que ver con su carrera. «La jarra va a viajar mucho. Vamos a hacer un calendario para ponérselo fácil a todo el mundo, pero irá a Florida con mi caddie y mi entrenador. Luego a Texas con mi fisio, a Wisconsin con mi agente, y a Iowa con mi fundación y mi familia».

Sin duda, un enfoque muy distinto al de Darren Clarke, que aseguró que jamás había vertido ninguna bebida en su interior, o al de Tiger Woods, que no sacó el trofeo de casa. “No es algo que te lleves por ahí. Old Tom Morris y el resto de campeones están ahí. Sí que disfruté de mis bebidas favoritas, pero en los tres años que la tuve no salió de casa”, declaró Woods,

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