Prensa
La Llorea acoge la segunda prueba del Lacoste Promesas
María Acacia López Bachiller | 22 de agosto de 2014
Participantes del Lacoste Promesas de La Llorea en 2013 (foto © Benjamín Lebrato)
La segunda prueba del circuito Lacoste Promesas 2014 recala, por sexta vez, en el recorrido asturiano del Club de Golf La Llorea de Gijón, escenario elegido para albergar dicha competición durante este fin de semana, y en el que tomará parte lo más granado de la cantera golfística del Principado de Asturias.
El torneo se disputará, como es habitual, a 36 hoyos Medal Play, y los cuatro primeros (dos chicos y dos chicas) se clasificarán para la Final en La Sella a la que asistirán José Mari Olazábal, Miguel Ángel Jiménez, Nacho Garrido y Azahara Muñoz una vez concluyan sus calendarios profesionales. Lacoste vestirá durante un año a los campeones, e IBERIA les llevará al lugar que elijan junto a un acompañante.
Los jóvenes asturianos siempre han sido protagonistas con destacadas actuaciones en las distintas ediciones de Lacoste Promesas, sobre todo en los dos últimos años, inscribiendo sus nombres en el palmarés y haciendo casi pleno en el podio: Celia Barquín e Iván Cantero se proclamaron campeones en 2012, y Covadonga Sanjuán se alzó con el triunfo en la pasada edición. Alejandra Pasarín, flamante ganadora del British Amateur, quedó tercera en la Final del 2013.
Siendo Asturias uno de los principales y más acogedores destinos vacacionales, conocido especialmente por sus paisajes, playas, singulares pueblos, una magnífica gastronomía y, ante todo, por poseer el carácter más llano y hospitalario de todo el Norte de España, no es de extrañar que en la prueba de La Llorea se hayan inscrito, además de los jugadores asturianos, jóvenes golfistas de Cantabria, Castilla y León, Galicia, Madrid e incluso de las Islas Baleares.
Los 18 hoyos del campo Municipal de La Llorea se completaron en febrero de 1995, habiéndose abierto al juego los nueve primeros en agosto del 94. El campo se ubica en una rasa costera a 100 metros sobre el nivel del mar y, aunque no es demasiado largo, sí se trata de un recorrido muy técnico que requiere estrategia y precisión.
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