Hace poco más de un año, David Feherty le preguntó a Graeme McDowell si los tres majors de Padraig Harrington le ayudaron a pensar que él también estaba capacitado para triunfar en las grandes citas. Su respuesta fue de lo más reveladora: “Claro que sí. ‘Paddy’ no es un jugador con el tipo de talento de Tiger Woods, Rory McIlroy o Sergio García, y nos demostró que también podíamos hacerlo”. Es evidente que el irlandés rayó la perfección durante dos Open Championship consecutivos y aquel PGA en Oakland Hills, pero lo más interesante de sus palabras fue quizá el incluir a Sergio en ese grupo de jugadores con una marcha más, capaces de desnudar un recorrido como quien tiende la ropa en la terraza. Al fin y al cabo, el número uno tiene catorce grandes, Rory dos con tan solo 24 años y Sergio todavía no ha conseguido el primero.
El tiempo parece estar dándole sentido a las palabras de G-Mac, que ha jugado con los tres y se ha disputado con ellos el devenir de unos cuantos torneos. Más allá de fijarse en los resultados, puede que se sorprendiera por lo que son capaces de provocar en el vuelo de la bola, la facilidad con la que encadenan un birdie tras otro o la naturalidad con la que habitan bajo par. Quién sabe, puede que tuviera una sensación parecida a la de cualquier aficionado que ve por primera vez a un profesional, algo que provoca que piense: “Cómo ha hecho eso”. Y es que incluso en la élite del golf existen distintos niveles, hombres capaces de dar un golpe que parece estar exento, en parte, de ciertas leyes físicas. Sucedía igual con Michael Jordan, que aguantaba un segundo más que el resto de sus defensores en el aire, o incluso con Maradona, que parecía tener la capacidad de ver cómo rodaba el balón a cámara lenta.
Es difícil percibir esta serie de diferencias en el golf moderno. Básicamente porque hoy día todos los jugadores están tan bien preparados que la competición se mueve en un espacio medido en milímetros; los que hacen que una bola coja una caída en el momento justo como para entrar en el hoyo. El material también es una ayuda. Los que antes no eran capaces de ver la bola de los grandes pegadores ahora juegan solo uno o dos palos más para llegar a green. Es prácticamente imposible percibirlo por televisión. Quizá haya que ponerse en la piel de McDowell para poder entenderlo.
Segunda jornada del The Players Championship. Sergio ha firmado una vuelta de 68 golpes y sale a cinco del líder, Roberto Castro. Es el que menos golpes promedia a lo largo de 2013 por detrás de Tiger Woods y, aunque parezca algo opuesto a su carácter, el tercero que más veces contesta a un bogey con un birdie (“bounce back”). No ha ganado todavía esta temporada y todo parece ir en la misma dirección que en otras: “gran jugador, pero le falta ganar un major”. Seis pares consecutivos en sus seis primeros hoyos y, después, una tormenta de birdies. Puede que G-Mac se refiriera a esto cuando hablaba de él, a ser capaz de medirse a un campo diseñado para penalizar cualquier mínimo error y alcanzar un menos cinco en nueve hoyos. Un total de 65 impactos y, como venido de la nada, el liderato del torneo. 71% de calles, 83% de greenes en regulación y casi cuatro golpes ganados respecto al resto de contendientes con el putter en las manos.
Una vuelta así solo viene dada por algo que en ocasiones se llama talento, genio o, como aquí hemos denominado otras veces, “última velocidad”. Él definió su día de este modo: “Hoy he jugado mucho mejor que ayer. Hubo un par de golpes aquí y allí que me hubiera gustado dar algo mejor, pero a parte de eso, fue genial. He pegado a la bola muy bien, con grandes hierros, y me he dado un gran número de oportunidades de birdie”. Lo que viene los próximos días puede desembocar en el número 5 del Ranking Mundial –dependiendo de lo que hagan el resto de contendientes– y el castellonense ya ha apuntado algo que podría ser una ventaja tremenda para las dos próximas jornadas: “Este campo es algo distinto a Valderrama pero me es muy familiar. Te pide muchos tipos de golpe distintos y te está probando constantemente”. Ya saben lo que sucedió la última vez que se disputó un torneo del Circuito Europeo allí.
Deja un comentario