Mientras que el Circuito Europeo ya ha demostrado, a través de penalizaciones, estar atento al control del juego lento en sus torneos, el PGA Tour todavía no ha mostrado una gran implicación. La semana pasada pudimos verlo en el Valspar Championship, donde el caddie de Robert Garrigus declaró lo siguiente: “No es justo jugar con Kevin Na. Parecía que nosotros íbamos corriendo”. Sucedió durante la tercera jornada. Su partido tardó diez minutos más de la cuenta en finalizar sus vueltas.
Si no lo habéis visto nunca en acción, no hay más que echarle un vistazo al siguiente vídeo, correspondiente al The Players Championship de 2012:
Al principio, el estadounidense declaró que no podía controlar ser así, pero tan solo unas semanas después cambió su discurso. “Necesito cambiar esto”, declaró. “Es todo lo que voy a hacer, en todo lo que voy a pensar y voy a conseguirlo. Realmente estoy sorprendido de lo rápido que lo estoy haciendo”. Los malos hábitos, sin embargo, son resistentes, y parece que Na ha vuelto a las andadas.
Ante la inacción del PGA Tour, los jugadores más rápidos del circuito se encuentran en una situación incómoda. El propio caddie de Garrigus declaró que ese ritmo de juego les perjudicó durante la tercera jornada del campeonato. Pues bien, el que quizá sea el más rápido de todos ha optado por una venganza muy particular. Podéis escuchar a Brandt Snedeker en esta entrevista concedida a David Feherty:
“Crecí jugando rápido”, declaró. “El PGA Tour es particularmente muy lento. Y es duro para alguien como yo jugar al golf en el circuito porque tengo que alterar la forma en que me gusta jugar dependiendo de las condiciones que me rodean, mientras que un jugador que es lento no tiene que cambiar nada. A lo mejor tiene que pagar una multa de diez o veinte mil dólares al final del año. Estos chicos están ganando millones de dólares y para ellos eso no significa nada”.
Lo curioso de la entrevista es la fórmula que él ha adoptado para castigar el juego lento. “Si estamos bajo el cronómetro juego lento a propósito para que el otro jugador sea penalizado”, añadió. “Yo sé que no me van penalizar a mí. Si nos avisan, me aseguro de que el otro jugador vaya a ser multado con cinco mil dólares”.
Es la venganza de los jugadores más rápidos del circuito, que además mandan un mensaje al PGA Tour: si no les hacen caso, ellos también van a volverse lentos.
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