Ryder Cup 2014

Larga vida a la Ryder Cup

Alfonso Martínez | 01 de octubre de 2014

Por mucho que desde algunas voces destacadas del golf europeo se señale a la rutinaria derrota de los estadounidenses como un posible peligro para la supervivencia a medio plazo de la propia Ryder Cup, lo cierto es que basta con leer los artículos de opinión de los principales medios norteamericanos y el motín de rebelión encabezado por el ocho veces derrotado Phil Mickelson contra el todavía capitán Tom Watson para darnos cuenta de que a los todopoderosos EE. UU. les importa, y mucho, recuperar la hegemonía en la competición por excelencia de un deporte, “descubierto por escoceses pero profesionalizado por ellos mismos”.

Y esto es, ciertamente, motivo de orgullo para los aficionados al golf del viejo continente. Pocas veces veremos a los pupilos del Tío Sam hincar la rodilla con tanta frecuencia como en el golf masculino en los últimos veinte años. Lo que España nunca ha podido hacer en baloncesto, Sergio García lo viene haciendo, y hasta cinco veces, desde la ya lejana edición de The Belfry en 2002. Y ante los atónitos ojos de presentes y pasados inquilinos de la Casa Blanca como los Bush (padre e hijo) o Bill Clinton, y héroes nacionales como Michael Jordan y su habano cubano.

Si de algo podemos estar seguros, es que esta (nueva) derrota puede haber colmado el vaso de la paciencia de una maquinaria mediática que ya clama por el regreso del (anti) deportivo Paul Azinger para recuperar así el espíritu combativo que caracterizó la edición de 2008 en Valhalla. Potenciales rydercuppers como Billy Horschel y Jason Dufner ya lo dejaron claro en sus cuentas de twitter pocos segundos después de presenciar a través de la señal de la NBC el certero hierro de gracia del galés Jamie Donalson. Por la delgada línea roja de la deportividad ya ha comenzado a rodar una bola de nieve que a medida que nos acerquemos a Hazeltine irá bordeando el abismo al que ya cayó en Brookline en 1999.

Mientras tanto, disfrutemos del presente de una hornada de golfistas europeos que están trasladando a la Ryder Cup el éxito individual de sus respectivas carreras profesionales. Atrás han quedado las excusas que desde el otro lado del Atlántico se vertían para justificar la derrota de sus millonarios jugadores. Ya no podrán decir que la Ryder Cup sirve de terapia grupal para superar un complejo de inferioridad de un grupo de chavales (semi) desconocidos y vírgenes de triunfos de peso en el panorama internacional. Tres de los cuatro majors (por el momento se nos resiste el sucesor de Jose María Olazábal en Augusta), los campeonatos de las Series Mundiales de Golf, el The Players Championship del PGA Tour, las listas de ganancias de los dos mejores circuitos mundiales… nada parece resistirse a una generación de golfistas que cada dos años no tienen reparos en dejar los egos personales al margen y entregarse a la conquista de una competición de exhibición que sin dudarlo sitúan al frente de su currículum.

Gracias Paul McGinley, gracias Justin Rose, gracias Jamie Donaldson, gracias Graeme McDowell, gracias Victor Dubuisson, gracias Rory McIlroy, gracias Henrik Stenson, gracias Lee Westwood, gracias Martin Kaymer, gracias Sergio García, gracias Ian Poulter… disculpado Stephen Gallacher (demasiadas emociones para un rookie ante su público y en una tesitura nunca antes experimentada)… y gracias Thomas Björn, por darle la oportunidad al equipo estadounidense de maquillar una honrosa derrota.

1 comentario a “Larga vida a la Ryder Cup”

  1. El 2 de octubre de 2014 Gallo ha dicho:

    Será interesante la próxima Ryder en EEUU….

    Nos esperaran con todo!!

Deja un comentario

Si estás registrado, la publicación de tus comentarios será instantánea. Asegúrate de escribir correctamente tanto tu nombre de usuario como la dirección de correo electrónico que incluiste durante el registro.
Si no estás registrado, tus comentarios quedarán pendientes de moderación. Regístrate aquí.

Comentario: