Hay días en el golf en los que el jugador se ve incapaz de ejecutar los golpes que le gustan. De hecho, ocurre la mayor parte de las veces. La bola no dibuja el vuelo que se espera y se terminan visitando lugares inesperados, recuperaciones alrededor de green con pocos metros hasta la bandera o putts tremendamente tensos. Es la tónica general que siguen los profesionales de los grandes circuitos, pero son muy pocos aquellos capaces de entregar buenos resultados a pesar de las dificultades. Se les suele llamar luchadores. Ian Poulter o Simon Dyson son algunos de ellos. Pablo Larrazábal también se encuentra en ese selecto grupo.
En la tercera jornada del Trophée Hassan II, el catalán solo encontró once greenes en regulación, una cifra mucho menor a los dieciséis que consiguió el día previo. Era prácticamente imposible, entonces, que igualara esos 64 golpes que le habían otorgado opciones de victoria. Pero Pablo sabe muy bien que hay que jugar con lo que uno se encuentra a lo largo de la vuelta, sean golpes precisos o bolas que vuelan descontroladas. No fue ni mucho menos su mejor despliegue de tee a green, ni siquiera estuvo cerca, pero terminó con 69 impactos y saldrá en el penúltimo partido del torneo el domingo.
Cuatro golpes le separan de Marcel Siem, que por tercer día consecutivo volvió a bajar de los 70 golpes. Tampoco él estuvo precisamente fino con su juego largo, pero un espléndido despliegue en los greenes le permitió mantenerse como líder con solo 18 hoyos por delante. “Hasta el 15 estuve muy contento con mi vuelta”, comentó al finalizar el alemán. “Superé un duro comienzo en condiciones difíciles, ya que todos los que iban por detrás mía empezaron muy bien y casi me alcanzan. Tuve que embocar buenos putts para mantenerme por delante y más tarde conseguí distanciarme un poco más”. Esa presión de los primeros compases de la jornada es muy similar a la que se encontrará mañana. “Estoy muy confiado porque el swing está ahí, por lo que solo tengo que ejecutarlo. Eso será muy importante mañana”.
Será el único jugador que tenga por delante Larrazábal, ya que David Horsey y Mikko Ilonen partirán también desde un acumulado de menos once. La desventaja que les separa del líder es grande, pero si por algo se ha caracterizado hasta ahora el Golf du Palais Royal es por ser capaz de estropear buenas tarjetas en un abrir y cerrar de ojos. Esa presión se unirá a la que ya de por sí sentirá Siem por cerrar el torneo y acceder al Masters, convirtiéndose en el combustible del que se alimenten sus perseguidores. El alemán lo tiene en sus manos, pero si comienza a dudar el Trophée Hassan II puede comenzar a hablar en otro idioma.
Bernd Wiesberger ocupa la quinta posición con un global de menos nueve y puede ser una buena referencia para las aspiraciones de Álvaro Velasco, que tras una buena tarjeta de 69 golpes se ha situado en séptima posición con menos seis. Ignacio Garrido va al par, en trigésimo primera posición; José Manuel Lara es trigésimo noveno con mas uno; Jorge Campillo y Alejandro Cañizares marchan cuadragésimo séptimos con mas dos; Carlos del Moral quincuagésimo sexto con mas cuatro y Santi Luna sexagésimo con mas cinco.
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