Ernst & Young, patrocinador de la Ryder Cup 2014 y del equipo europeo de la Ryder Cup 2012, ha tenido la cortesía de ofrecer en exclusiva a Crónica Golf los derechos de reproducción en español de esta entrevista a José María Olazábal, capitán europeo de la Ryder Cup, realizada hace escasas fechas por Richard Gillis, galardonado periodista que escribe para distintos medios entre los que se encuentra el Wall Street Journal.
Como indicaba Jim Bishop, directivo de Ernst & Young al anunciar el patrocinio de la Ryder Cup de su empresa a finales de agosto, “el capitán europeo de la Ryder Cup se enfrenta al desafío añadido de reunir jugadores de distintos países con distintas culturas y estilos de juego para formar un equipo conjuntado, toda una prueba de liderazgo”, un desafío que Ernst & Young afronta a diario en todo el mundo ya que esta multinacional está especializada en la organización y gestión de equipos de alto rendimiento para satisfacer las necesidades de sus clientes con una perspectiva global y un enfoque integrador.
La entrevista tuvo lugar en el Real Golf Club de San Sebastián, el club de toda la vida de José María Olazábal, a escasa distancia del lugar en que nació y a un corto paseo de su domicilio actual.
RG: Una de las lecturas habituales de las diferencias entre los equipos de Estados Unidos y Europa es que el europeo es un equipo y el estadounidense es un grupo de individualidades. ¿Qué opina al respecto?
JMO: Creo que es un cliché fácil. En el pasado, es cierto que en el equipo estadounidense primaban las individualidades y nosotros teníamos un espíritu de equipo más fuerte, pero últimamente eso ha cambiado. Cada vez ves a más jugadores del equipo estadounidense desayunando, comiendo, charlando y entrenando juntos, y a estas alturas no hay mucha diferencia en ese aspecto.
RG: Varios miembros del equipo europeo juegan con más frecuencia en el PGA Tour. ¿Cree que se están volviendo más “americanos” en su actitud? ¿Se están estrechando las diferencias?
JMO: No, creo que mantienen su antigua actitud europea aunque pasen más tiempo en Estados Unidos. Al menos así lo percibo. Siguen viéndose, cenan juntos y bromean entre ellos, así que en ese aspecto creo que se conserva el mismo espíritu.
RG: ¿Qué buscó en los jugadores que eligió para el equipo?
JMO: Bueno, había diez jugadores clasificados automáticamente y para las dos elecciones me fijé en ciertas características, como el valor, la determinación y la confianza en uno mismo. Creo que esos son los aspectos más importantes.
RG: ¿Y cómo se perciben?
JMO: Se ven cuando cada jugador juega y compite, no solo en la Ryder Cup. Al ver su actitud en el campo de golf o en televisión en un torneo importante como los majors o los campeonatos del mundo, o aspirando a un título, o incluso cuando no les salen las cosas y lo pasan mal en el campo de golf pero les miras a los ojos y sabes que lo están dando todo. Eso es lo que buscas.
RG: Entonces, ¿busca más la conexión humana que las cifras de sus resultados o sus victorias en el circuito?
JMO: Hay que evaluar el conjunto, pero a veces el juego no es tan importante. Yo me he visto en esa situación… He llegado a una Ryder con confianza plena en mi juego y sabiendo que iba a hacerlo bien, pero también he llegado muy descontento con mi golf. Llamé a Sergio [Gómez, su mánager] y le dije: “Creo que en este momento cualquiera lo puede hacer mejor que yo, porque estoy pasándolo muy mal”. Me dio una patada en el culo y me respondió: “Vas a jugar la Ryder Cup y lo vas a hacer muy bien”. Curiosamente, el equipo, el espíritu, la situación y el escenario pueden sacar lo mejor de ti aunque no estés jugando tan bien.
RG: ¿Qué tiene el golf para reflejar tan bien el carácter de la gente?
JMO: Estoy completamente de acuerdo con esa afirmación. La manera en que un jugador se comporta en el campo de golf y cómo reacciona en ciertas situaciones nos dicen mucho de él. En cierto modo, cuando jugamos al golf somos libros abiertos.
RG: Cuando la gente le mira y le analiza a usted, ¿suele acertar? ¿Es usted transparente?
JMO: Mi espíritu de lucha resulta transparente, aunque evidentemente intento controlar mis emociones en el campo de golf… Sí, creo que ven eso en mí y que tienen una idea muy certera de cómo soy.
RG: Solemos dividir a los jugadores entre los temperamentales y los que son más fríos, calculadores y analíticos. Usted se describe a sí mismo como emotivo y apasionado tanto en el golf como en la vida… Para un golfista, ¿cuáles son los pros y contras de dicha actitud?
JMO: El principal inconveniente es que, si te dejas llevar por las emociones, cuando se tuercen las cosas puedes perder los estribos, la concentración o incluso rendirte. Es un proceso de aprendizaje. En mis comienzos yo era así, pero con el tiempo aprendes de tus errores.
RG: Si trasladamos la cuestión a la capitanía, ¿qué ventaja supone ser como es usted en su labor como capitán?
JMO: Siempre he hablado con el corazón y los muchachos lo saben. Cada palabra que digo la siento, y cuando hable con ellos espero ser capaz de transmitirles esas emociones y sacar lo mejor de ellos durante esta semana, inspirarlos y motivarlos para que lo den todo y se esfuercen al máximo.
RG: Jugadores de pasadas ediciones se han referido a las charlas que usted ha dado en la sala de jugadores antes de las Ryder Cup. Paul Casey recuerda que su discurso de 2008 le hizo llorar. ¿Cuál es el papel del capitán a la hora de motivar al equipo? Se trata de equipos muy cualificados y profesionales. ¿Cuál era el objetivo de estos discursos?
JMO: El objetivo de estos discursos era que se dieran cuenta de que la Ryder Cup es única. No hay más torneos por equipos y la Ryder es especial en el sentido de que no hay áreas grises: es todo blanco o negro, o ganas o pierdes, y tienen que compartir esos momentos. Van a experimentar emociones, ya sean buenas o malas, muy intensas, y es una oportunidad que tienen muy pocas personas. Poca gente sabrá valorar lo que sientan y tendrán que dar lo mejor de sí mismos independientemente de la situación o de sus sensaciones o de cómo estén jugando en ese momento.
RG: Rory McIlroy menospreció la Ryder Cup y posteriormente se dio cuenta de que se había equivocado.
JMO: No creo que vuelva a decir lo mismo que dijo en aquel entonces, antes de que jugara la Ryder Cup. El ambiente, la presión, el ruido, la camaradería, el espíritu de equipo no se viven en ningún otro torneo.
RG: ¿Cómo cree que va a afrontar la presión de la capitanía?
JMO: Sé que es una gran responsabilidad, que hay que tomar muchas decisiones y que todo el mundo estará vigilante y tendrá su punto de vista acerca de lo que haga; estoy seguro de que la gente me criticará de un modo u otro, algo que he aprendido en las últimas dos Ryder Cup como vicecapitán, y tengo que acostumbrarme. En cuanto decides que aceptas el puesto, tienes que estar preparado para ello y eso es lo que voy a intentar.
RG: Cuenta con cuatro vicecapitanes. ¿Qué busca en ellos?
JMO: Conocimientos, experiencia y respeto. Deben contar con el respeto de los miembros del equipo y han de tener experiencia en la Ryder Cup y en el golf en general. Estos elementos son básicos para que cuando se acerquen a hablar con un jugador, ese jugador vea que tiene ante sí a un modelo que debe imitar.
RG: El secreto de una buena pareja es la confianza. ¿Cómo se genera esa confianza?
JMO: La confianza no es flor de un día; hay que ganársela. Jugamos y competimos entre nosotros todas las semanas y ahí es donde te ganas la confianza de los demás. Y es muy importante porque si hay diferencias entre los jugadores las tienen que tirar por la ventana en cuanto lleguen a la Ryder Cup. También tienes que estar listo para sacrificarte por el bien del equipo. La confianza es algo que te ganas día a día.
RG: Deme un ejemplo de un jugador que se haya sacrificado por el equipo.
JMO: Está el famoso sobre. El capitán tiene que meter un nombre en él por si algún miembro del equipo rival se lesiona y no puede jugar los partidos individuales del domingo. En ocasiones, algunos jugadores se han presentado voluntarios para estar en el sobre y eso dice mucho de ellos, porque le prometo que todo el mundo quiere jugar ese día y todo el mundo quiere ganar su punto. Para alguien es muy duro ir a hablar con el capitán y decirle “al mirar al equipo veo que tal vez yo sea el eslabón más débil, o puede que no me sienta muy cómodo, así que si hay que meter un nombre en el sobre, que sea el mío”.
RG: ¿Cómo funciona? ¿Cuál es el proceso?
JMO: Depende. En algunos casos el capitán examina al grupo y cree saber quién es el golfista que no está jugando mejor por falta de confianza durante la semana o por el motivo que sea, y al capitán le corresponde la decisión de poner ese nombre en el sobre. En otras ocasiones, algunos jugadores han tomado esa dura decisión y se han presentado voluntarios.
RG: Hablando de decisiones duras, ¿cómo se les dice a los jugadores que se quedan a punto de entrar en el equipo que no han sido escogidos?
JMO: Siempre he dicho que es uno de los aspectos más duros de la capitanía y que llegaría el día en que tendría que coger el teléfono para hacer unas cuantas llamadas y decirles a varios jugadores que se han esforzado al máximo y que han estado cerca, pero no lo suficiente para entrar en el equipo.
RG: ¿No hay manera de suavizarlo?
JMO: No, porque sé hasta qué punto quieren formar parte del equipo, sé cuánto quieren jugar la Ryder Cup. Quieren sentir esas emociones y vivir una semana tan especial, y da igual las palabras que elijas, lo que digas o cómo lo digas: a fin de cuentas va a ser una puñalada en el corazón y va a ser duro.
RG: A la hora de escoger parejas, ¿la química es más importante que las cuestiones técnicas?
JMO: Tiene que haber química. Cuando tienes a dos jugadores que se sienten cómodos el uno con el otro en el campo de golf o piensan de la misma manera y se conocen desde hace años, es importante… pero no es lo único. También influye su manera de jugar al golf, la manera de ver el juego y una buena pareja se forma combinando todos esos pequeños detalles.
RG: ¿Qué pareja ha sido la más dura como rival en la Ryder Cup?
JMO: En aquellos tiempos sabías que iba a ser difícil batir a algunos golfistas por su carácter. Lanny Wadkins, por ejemplo, era uno de ellos; Payne Stewart era otro; a Davis Love costaba mucho vencerlo; Curtis Strange era un luchador; Raymond Floyd, otro. Creo que va con la personalidad.
RG: Usted jugó contra Payne Stewart varias veces. ¿Qué recuerda de esos partidos?
JMO: Tengo recuerdo maravillosos y era un auténtico caballero. Recuerdo jugar contra él en el partido de individuales en Muirfield Village, en el 87. Me ganó en el 18 y, curiosamente, nos volvieron a emparejar en 1989 en individuales en The Belfry y conseguí vencerlo en el 18. Era un auténtico caballero y gran luchador, y es una pena que falleciera de ese modo.
RG: Hablemos de los capitanes a cuyas órdenes ha jugado y de qué ha sacado de cada uno de ellos. Primero, Tony Jacklin.
JMO: Nos hizo creer que podíamos ganar a los americanos. La de 1987 fue mi primera Ryder Cup. Volamos en Concorde, nos dieron trajes de primera, nos hizo creer que éramos especiales, y de repente estábamos frente a los americanos diciéndoles: “Eh, tenemos tan buena pinta como vosotros…”
RG: ¿Aportó categoría?
JMO: Sí. Porque creo que, hasta entonces, éramos los primos pobres comparados con los americanos, pero sacó a relucir nuestra calidad: aquí estamos, de punta en blanco, con jerséis de cachemir y muy elegantes. Consiguió que creyéramos en nosotros mismos y eso nos lo llevamos al campo de golf.
RG: Usted jugó en una época en la que había una diferencia muy notable entre Europa y Estados Unidos.
JMO: Sí, veíamos a los estadounidenses como tipos de primera clase: bien vestidos, elegantes, rubios… En aquellos días había una gran diferencia.
RG: ¿Por eso disfrutaron tanto al vencerlos?
JMO: En cierto modo, sí, sin duda… Seve me lo dejó claro. Nos enfrentábamos al mejor equipo del mundo, jugábamos contra los mejores jugadores y demostrar que no éramos inferiores a nadie fue una gran motivación. Por eso nos esforzamos al máximo para ganar; intentábamos demostrarles que también sabíamos jugar al golf.
RG: ¿Bernard Gallacher? ¿Qué recuerda de su estilo como capitán?
JMO: Quizá fuera más cercano a los jugadores. Se tomaba las cosas con más calma, aunque fueran mal. Nunca perdía los estribos y se esforzaba mucho. Era como un hermano mayor al que admiras. Hablaba mucho con los jugadores de los emparejamientos (“¿Te encuentras cómodo con este jugador? ¿Qué tal has jugado?”), cosas así.
RG: ¿Seve?
JMO: Bueno, Seve era… (risas). Seve era todo lo contrario, muy muy intenso, quería tenerlo todo bajo control. Casi les decía a los jugadores cómo tenían que pegar los golpes y eso generó algunos roces con jugadores como Monty o Woosy. Era diferente, pero contemplaba todas las posibilidades, los emparejamientos, cómo estaban jugando los americanos, quién destacaba en su equipo. Por ejemplo, la preparación de Valderrama… ¿A quién se le habría ocurrido poner rough en mitad de la calle en el 17? (risas). Se estaba asegurando de que todo el mundo pegara el segundo golpe en el 17 desde el mismo sitio. Era muy intenso.
RG: Con respecto a la respuesta de los jugadores a la capitanía de Seve, ¿cuál era el sentimiento del colectivo?
JMO: Sobre todo con los más jóvenes, quizá no tanto con Woosy y Nick y todos los que se conocían desde hacía muchos años, fue fundamental la manera en que los habló, porque les hizo creer que eran lo suficientemente buenos para ganar y eso es importante. Les dio fe. Si un jugador lo estaba pasando mal, se acercaba a él, le miraba a los ojos y le decía: “Da igual… Da igual cómo estés jugando. Sal y juega lo mejor que puedas y todo lo que suceda me parecerá bien. Ya verás. Si metes unos cuantos chips y putts aquí y allá, podrás ganar el partido o mantenerlo igualado todo el tiempo que puedas”. Fue muy importante.
RG: Hay una bonita anécdota sobre su primera Ryder Cup y lo que le dijo Seve antes del primer partido.
JMO: Era el primer día y temblaba como un flan porque jamás había visto una multitud así, gente agolpada a ambos lados de la calle gritando y aplaudiendo mientras yo iba desde el putting green al tee del uno que están separados por unos 30 metros. Salí del putting green, se me acercó y caminó a mi lado hasta el tee, y según íbamos andando me miró y me dijo: “José, tú haz tu juego y yo me ocuparé del resto”. En cierto modo me libró de mucha responsabilidad y yo me dije: “Vale, puedo confiar en todo lo que él haga, así que yo solo tengo que concentrarme en mi juego”.
RG: Dentro del contexto del equipo, es muy importante que los jugadores sientan confianza para ser ellos mismos…
JMO: En el campo de golf tienes que ser tú mismo, da igual si es en la Ryder Cup o en otro torneo, tienes que jugar tu juego. Nadie conoce su juego mejor que uno mismo y hay que jugar con toda la libertad que sea posible, aunque lograrlo es muy difícil en estas circunstancias. Y es muy importante que el capitán se lo transmita a los jugadores, que sepan que va a respaldarlos suceda lo que suceda.
RG: Entonces, ¿en parte le toca quitarles presión?
JMO: Bueno, una parte de mi labor consiste en hacer que se sientan todo lo cómodos que sea posible en el campo de golf y facilitarles todo durante la semana para que solo tengan que centrarse en su juego. Esa es la idea.
No puedo pedirle a un miembro tímido del equipo que actúe igual que otro al que le encanta ser el centro de atención. No voy a pedirle a Francesco Molinari que sea igual que Ian Poulter. Cada uno de ellos es consciente de su individualidad, de su manera de pensar, de su personalidad, y hay que conseguir que todo lo que aporta cada jugador ayude al resto del equipo.
RG: Llegamos a Mark James en 1999, la batalla de Brookline.
JMO: Cumplió muy bien con su cometido. Hay que tener en cuenta que antes de ir a Brookline no es que nos dieran como perdedores, sino que parecía que íbamos a ser pan comido para el equipo estadounidense y todo eso se reflejó en la prensa. De repente, Mark logra algo muy difícil: llegamos con cuatro puntos de ventaja a los individuales del domingo y nadie se lo había planteado, nadie se había atrevido a soñarlo siquiera. Cierto es que se volvieron las tornas el domingo, pero creo que manejó muy bien la situación.
RG: ¿Ben Crenshaw fue el responsable del cambio?
JMO: Sí, creo que la rueda de prensa del sábado por la noche fue crucial para el equipo estadounidense, cuando dijo algo así como “creo en el destino y esto aún no ha acabado”. Y tal como lo dijo, estoy seguro de que fue a las dependencias del equipo y habló con cada jugador. Creo que aquello marcó la diferencia.
RG: ¿Influyó aquel discurso en el equipo europeo?
JMO: No, nos encontrábamos cómodos, con cuatro puntos de ventaja, y la mayoría estaba jugando bien… La verdad es que no, creo que sirvió más para que su equipo se lo creyera, para hacerles creer que el torneo aún no había acabado.
RG: Avanzamos hasta 2006 con Ian Woosnam.
JMO: Woosy era un hombre muy independiente… Siempre ha tenido carácter y ha sido luchador, y lo demostró como capitán. Se aseguró de que todo el mundo se esforzara al máximo y que no cediéramos ni un milímetro ante los estadounidenses. Por ejemplo, me acuerdo de la noche del sábado en las dependencias del equipo; habíamos tenido dos días buenos y miró a todo el equipo reunido en aquel salón y nos dijo: “Lo que habéis hecho es estupendo, pero no servirá de nada si no ganamos mañana”. Se aseguró de que nadie se relajara.
RG: Nick Faldo ha recibido muchas críticas por su capitanía de 2008. Parece que su principal problema es que perdió. ¿Está usted de acuerdo?
JMO: He de decir que no solo perdimos porque no jugamos bien. Si se fija, durante toda la semana los resultados fueron impresionantes y fue increíble la cantidad de putts que embocó el equipo estadounidense. Fueron mejores, así de sencillo, y punto. A veces haces 64, 65 o 66 y pierdes el partido. A Nick lo criticaron por escoger a Ian Poulter y no a Darren Clarke, lo machacaron, pero luego nadie mencionó lo bien que Ian Poulter jugó aquella semana.
Es lo que he dicho antes. Hagas lo que hagas recibirás críticas, así son las cosas. Te critican por elegir al jugador que luego juega bien, pero nadie dice “lo siento, nos habíamos equivocado”. Pero hay que asumirlo.
RG: ¿Cómo responden a los consejos los profesionales que están en el cénit de su carrera?
JMO: Hay que conocer a los jugadores, saber cómo piensan, cómo se comportan en el campo de golf y cómo ven su juego, y no se puede aplicar la misma teoría a doce golfistas que son completamente distintos. La labor más difícil del capitán es conocer a cada jugador para saber cómo abordarlo, qué palabras hay que usar, cómo hay que decirle las cosas. Eso es lo más complicado.
RG: Usted fue vicecapitán a las órdenes de Monty en la última Ryder. ¿Qué sacó de él?
JMO: Llegué un poco tarde porque estaba haciendo otras cosas durante esa semana, pero a causa de las lluvias torrenciales fue la primera vez que todos los jugadores tuvieron que jugar los dos últimos días para recuperar los partidos, y me pidieron que me uniera al equipo. Si le soy sincero, creo que hicimos un gran trabajo y que el punto de inflexión fueron los partidos del domingo en los que íbamos por detrás, y al final los ganamos todos y llegamos a los individuales del domingo en cabeza. Creo que fue el momento decisivo de la Ryder Cup.
RG: En el pasado ha dicho que el golf consiste en perder. ¿Cómo afecta a su personalidad? ¿Cómo se encaja?
JMO: Te vuelve humilde. Te hace respetar a tus iguales, a tus rivales; te demuestra que el golf no te garantiza nada, que tienes que darlo todo en todo momento y que tienes que esforzarte al máximo porque es muy difícil alcanzar el éxito.
RG: ¿Cuál ha sido su peor momento en un campo de golf?
JMO: Me he sentido mal muchas veces en un campo de golf… Por mí, porque no encuentras tu juego, porque lo pasas mal, te esfuerzas muchísimo y no consigues nada a cambio.
Pero quizá el peor momento fue en Brookline en el 99, en la Ryder Cup, después de que hubiera acabado todo y no hubiéramos conseguido ganar. Recuerdo que entré en el vestuario, le di un puñetazo a la pared, me eché a llorar y estuve llorando mucho tiempo. Miré a mi alrededor y no era el único. Aquel tal vez haya sido mi momento más duro.
RG: ¿Cómo afronta los conflictos? Por ejemplo en 1991, cuando cambiaron las bolas durante el partido. ¿Se enfada con facilidad?
JMO: No, no me suelo enfadar con facilidad, pero cuando tengo que plantarle cara a alguien, primero me aseguro de que tengo razón y luego llego hasta el final. Para mí sería duro quedarme a mitad de camino. Intento dejarlo completamente claro independientemente del desenlace, pero trato de controlarme. Cuando tomo una decisión y tengo que defenderla, llego hasta el final.
RG: ¿No conviene estar a malas con usted?
JMO: No sé si es la expresión más adecuada, pero digamos que soy duro de pelar. A toro pasado intento que nada me afecte ni que se resienta ninguna relación, pero si alguien hiere mis sentimientos, evidentemente dejará de ser bienvenido…
RG: ¿Es un rasgo propio de los vascos?
JMO: Bueno, diría que al principio cuesta conocer a los vascos, sacarles de su cascarón, por así decirlo, pero una vez que atraviesas ese cascarón tienes un amigo de por vida. Yo soy así. A la gente le cuesta acercarse a mí, pero si se gana mi confianza y amistad, seremos amigos toda la vida.
RG: ¿Hasta qué punto es importante la amistad para usted?
JMO: Es muy importante… La amistad y ser vasco. Estoy muy orgulloso de nuestros orígenes, de la cultura, las tradiciones, y llevo muy a gala esos dos valores.
RG: Desde el punto de vista cultural, ¿qué diferencias percibe dentro del equipo?
JMO: Cada nacionalidad tiene una actitud diferente. Si se fija, los jugadores del sur de Europa somos más temperamentales, mientras que los de los países del norte… son más fríos y mantienen mejor la compostura. Los italianos o los españoles usamos mucho los brazos para expresarnos y alzamos la voz, mientras que los europeos del norte mantienen un tono de voz calmado aunque traten un asunto importante. Con nosotros no sucede lo mismo.
RG: ¿Y qué opina de los estadounidenses en ese aspecto?
JMO: Los estadounidenses están muy orgullosos de sí mismos y del país en que viven. La bandera significa mucho para ellos. Se entregan a fondo cuando tienen que defender su bandera o su imagen. Y en ese aspecto, la Ryder Cup les hace luchar al máximo. Y se sienten muy orgullosos de ello.
RG: ¿Europa no cuenta con la baza del patriotismo?
JMO: Nosotros no contamos con esa baza, pero por otro lado creo que la compensamos con lo que hemos mencionado antes, al intentar ponernos a su altura. Nuestra diversidad es otro punto fuerte. Las diferencias de quienes conforman el equipo pueden resultar muy poderosas.
RG: Según lo que usted ha vivido, ¿el papel del capitán ha cambiado mucho?
JMO: Mucho. Al principio se hacía todo lo que el capitán decía y no había ninguna interacción con los jugadores. Con el paso del tiempo, cada vez hay más gente que se ha dedicado a estudiar cómo funcionan los equipos, y con esa información se sabe la mejor manera de dirigirse a un equipo, a los miembros de dicho equipo y a tener una relación más fluida con los jugadores.
RG: ¿Qué clase de capitán va a ser?
JMO: Intentaré ser yo mismo. Daré rienda suelta a los jugadores, ya que no voy a estar encima de ellos en el campo de golf porque cada jugador conoce mejor su juego que yo. Intentaré mostrarme comunicativo, hablaré con ellos y veré cómo se sienten y en qué piensan para que estén cómodos, porque creo que es muy importante que se encuentren cómodos en el seno del equipo. Tiempo atrás descubrí que, al llegar a un equipo, era muy importante que pudiera expresarme, ser yo mismo y que los demás jugadores supieran lo que pensaba, porque ese bienestar se traslada al primer tee y, cuando estás a gusto por estar allí y formar parte del equipo lo das todo por ayudar al conjunto. El buen liderazgo consiste en sacar lo mejor de cada miembro del equipo.
Si les ha gustado esta entrevista, pueden obtener más información acerca del patrocinio de la Ryder Cup a cargo de Ernst & Young y acceder a contenido exclusivo relacionado con José María Olazábal, capitán europeo de la Ryder Cup y embajador de Ernst & Young, en www.ey.com/rydercup
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4 comentarios a “Las claves del liderazgo de José María Olazábal”
Deliciosa lectura. Muchas gracias por conseguir esta exclusiva, es una auténtica lección de golf.
Muchas gracias a ti por leernos, Jorge.
Un fuerte abrazo
Siempre es gratificante leer este tipo de articulos, gracias a cronica golf por hacerlo publico.
Se ha entendido muy claramente que es lo que busca quiere y cree Olazabal de la Rider Cup y de sus jugadores.
Como buen lider que es, no me cabe duda que sacara lo mejor de todos los integrantes Europeos!! Sera muy dificil ganarles este año en USA, tienen creo uno de los mejores equipos del ultimo lustro.
Espero equivocarme, Aupa Europa, y Suerte para nuestro capitan Olazabal.
Después de leer esta maravillosa entrevista, sólo quiero que empieza ya el espectáculo. Ganas de estar horas y horas delante de la pantalla. Enhorabuena!
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