Suele ocurrir, cada temporada, que un jugador con el que no contábamos entre los favoritos para ganar un major se alza entre los mejores del mundo para llevarse la victoria. No terminamos de acostumbrarnos, pero sucede cada año. Keegan Bradley, Darren Clarke o el mismo Charl Schwartzel no se encontraron en ningún momento en los primeros puestos de las casas de apuestas. Esto se debe a que, a parte de la calidad de los jugadores y su estado de forma, existe un factor diferencial importante en la disputa de un grande: los campos donde se juegan.
Ya han sido anunciados los encargados de albergar los grandes torneos de 2012. El U.S. Open se jugará en The Olympic Club (San Francisco, California); The Open Championship se disputará en el Royal Lytham & St. Annes y el PGA Championship tendrá lugar en The Ocean Course de Kiawah Island (Carolina del Sur).
El Masters de Augusta es el único de los majors que se juega siempre en el mismo sitio, aunque se trate de uno de los campos más polivalentes del mundo. Su capacidad para sorprender al público en cada edición es casi ilimitada y nos deja golpes que no habíamos visto nunca antes. Siempre hay algo nuevo en el Augusta National. A pesar de ser alargado más de 500 yardas a lo largo de los últimos años, la personalidad del campo se ha mantenido intacta y no se asemeja a ningún otro torneo del año.
Desde que Tiger consiguiera ganar en 1997 por 12 golpes de ventaja se ha modificado más veces que en toda su historia. Además de alargar varios de sus hoyos, se amplió el rough para estrechar ciertas zonas del campo desde las que se jugaba. El resultado de esas medidas ha desembocado en que, durante la última década, los ganadores hayan sido típicamente largos desde el tee de salida, si bien Zach Jonhson en 2007 y Mike Weir en 2003 han sido las excepciones a una lista formada por jugadores como Phil Mickelson, Ángel Cabrera o el propio Woods. Esta temporada los medios estarán muy atentos a Rory McIlroy, que volverá al escenario de su colapso en 2011. Sería muy interesante poder verle en una situación similar, liderando con varios golpes de ventaja el domingo.
El Olympic Club ha sido la sede del U.S. Open en cuatro ocasiones y en ninguna de ellas se ha llevado la victoria uno de los favoritos. En la última edición disputada en 1998 el ganador fue Lee Janzen con un resultado de par, algo inusual incluso para este torneo. Poner la bola en calle fue una tarea titánica para los jugadores, puesto que las calles distaban de ser llanas y las bolas terminaban rodando hasta el rough. Habrá que ver la preparación del campo por parte de la USGA para esta edición después de que Rory McIlroy arrasara The Congressional Country Club con dieciséis golpes bajo el par. No sería de extrañar que viéramos a muchos jugadores sacando la bola a calle desde la hierba alta.
La sede del The Open Championship es un homenaje al gran Severiano Ballesteros. En el Royal Lytham & St. Annes consiguió dos de sus Abiertos Británicos (1979 y 1988) y este año tendremos una razón más para recordarle. Ha sido la sede del torneo en diez ocasiones, siendo el primer ganador un tal Bobby Jones en 1926. La última vez que acogió el Open fue en 2001 y el ganador fue David Duval. Era su primer major y no ha vuelto a conseguir otra victoria desde entonces. Por otro lado, en Royal Lytham se da una circunstancia curiosa: desde que se instauró el ránking mundial en 1986, en los Open Championship disputados en Royal Lytham siempre ha ganado el número 1 del mundo (Seve Ballesteros en 1988, Tom Lehman en 1996 y David Duval en 2001). ¿Se repetirá la historia este año?
El Ocean Course de Kiawah Island albergará por primera vez en su historia el PGA Championship. Han pasado más de veinte años desde que fuera la sede de la Ryder Cup que ganó Estados Unidos en 1991 (14½ – 13½ en la llamada «War by the Shore», una auténtica batalla golfística decidida cuando Bernhard Langer falló un putt de dos metros en el 18 del último partido) y desde entonces ha cambiado considerablemente. Ha sido la elección más sorprendente de este año. Los accesos al campo no son los mejores y es bastante complicado recorrerlo caminando. Como dato curioso, es conocido por ser el campo donde se desarrolló la película “La leyenda de Bagger Vance” (2000) protagonizada por Will Smith.
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