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Le Val Course del Saint Omer GC: la alternativa francesa

Alfredo Calle | 12 de junio de 2013

Organizar un torneo profesional la misma semana que el US Open puede ser poco menos que un suicidio, aunque al orillas del río Aa opinan de forma diferente. Desde 2003, el Aa St. Omer es la sede del Najeti Hotels et Golfs Open, segundo torneo del Circuito Europeo disputado en territorio francés y que, precisamente por disputarse en las mismas fechas que el segundo grande del año, ofrece refugio a todos aquellos necesitados en su tarjeta o que, simplemente, han decidido no descansar pese a perderse el major. Una cita única, como único es este recorrido en las cercanías del paso de Calais.

A sólo 25 minutos de la terminal del Eurotunel, el jugador amateur quedará absolutamente fascinado por un campo dividido a partes iguales entre la dualidad propia de la zona. Nueve hoyos, los primeros, más abiertos, con menos arboleda y más llanos; y otros nueve en los que la precisión y los golpes ciegos serán la nota dominante. A menos que la preparación física sea buena, la exigencia del trazado hace que invertir en un buggy sea una necesidad para muchos.

Si por algo es conocido el Val Course, que así se llama, es por sus greens. Siempre cuidados hasta el más mínimo detalle, su tamaño y su velocidad le aportan al campo una nota característica y, además, lo definen como el diseño estrella de Johan Frederik Van Heel Dudok, arquitecto holandés que en sus años mozos fue 15 veces campeón amateur de su país y que ahora es bien conocido por su idea de integrar sus diseños en la orografía de la zona. Esta intención la llevó a la práctica en Saint Omer, donde la vista de algunos hoyos impresionan. En este aspecto hay que destacar el hoyo 2, un par tres de 198 metros con un desnivel de casi 22 metros entre el tee y el green, con unas vistas espectaculares y, sobre todo, con la arboleda característica de la zona. Tal vez sea el mejor ejemplo, aunque no el único, pues también cabe reseñar el hoyo 5, un cortísimo par cuatro de apenas 297 metros que los mismos árboles convierten en un momento delicado de la vuelta, al igual que el hoyo 8, el primer par cinco del recorrido que se va por encima de los 525 metros de distancia.

Este cuidado parkland complementa sus instalaciones con otro recorrido de nueve hoyos y con un hotel en el que es posible seguir disfrutando de las vistas al campo del golf o al frondoso bosque y desde el que podrán realizar mil y una excursiones a unos alrededores plagados de historia con ciudades fundamentales en la Segunda Guerra Mundial como Dunkerque, Calais, Lille o Roubaix, esta última ya junto a la cercana frontera con Bélgica.

Alfredo Calle, autor de este texto, lleva toda la vida vinculado al mundo del golf y en su faceta de emprendedor acaba de poner en marcha Golf Dest, un club de golf virtual donde encontraréis descripciones de campos, fotos espectaculares, noticias de destinos, ofertas, torneos, circuitos amateur… y todo ello con unos precios muy especiales para todos sus integrantes. Mientras ultiman su página web, podéis encontrarlos en Facebook y Twitter.

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