Este sitio emplea cookies de Google para analizar el tráfico. Google recibe información sobre tu uso de este sitio web. Si utilizas este sitio web, se sobreentiende que aceptas el uso de cookies.

Zona Pro

Los aspirantes silenciosos

Enrique Soto | 07 de agosto de 2013

No suele haber sorpresas en los grandes. Nicklaus dijo una vez que, en estos torneos, el noventa y nueve por ciento de los jugadores cedían ante la presión, y que luego él conseguía que el uno por ciento restante también lo hiciera. Como haría Tiger años después, Jack jugaba a un juego de porcentajes y esperaba a que llegara el final para encontrar su nombre en lo más alto de la tabla. Ganaba solo por ser Nicklaus. Eso, en el golf moderno, ya no existe.

La preparación que ahora siguen los mejores del mundo ha ampliado ese uno por ciento hasta hombres como Adam Scott, Justin Rose, Webb Simpson, Bubba Watson, Graeme McDowell, Keegan Bradley o Louis Oosthuizen; jugadores que en los últimas cuatro temporadas han conseguido su primer gran trofeo. Ya no existen las certezas que imponía Woods o las que en su día también impusieron “The Big Three”. El golf ahora está más abierto que nunca y alguno de estos hombres podría dejarnos atónitos el próximo domingo.

Billy Horschel. De pasar a mantener la tarjeta a ser uno de los más regulares del circuito en tan solo unos meses. Horschel estuvo a punto de conseguir la victoria en Houston a finales de marzo pero un final algo dubitativo le relegó a la segunda posición. Lo que vino después le encumbró como uno de los grandes jugadores a observar durante los próximos años. Tercero en Texas, noveno en el RBC Heritage y, por fin, primero en Nueva Orleans. No terminó ahí su desparpajo. Tuvo opciones en el US Open de Merion y demostró que, a pesar de ser un recién llegado a las grandes ligas, tenía el carácter necesario como para un día dar la sorpresa.

Martin Kaymer. Desaparecido en combate desde que alcanzara el número uno del Ranking Mundial y ganara el PGA Championship en 2011. El alemán ha pasado de ser una referencia a una alternativa débil, pero alternativa al fin y al cabo después de haber contemplado cómo, en Medinah, no le tembló el pulso cuando todo su equipo dependía de su punto. Su temporada está siendo como las anteriores: mediocre comparado con otras, pero suma un top 10 por allí, otro por allá y no sufre por pasar el corte en los grandes. Si Martin se reencuentra con Kaymer esta semana podemos llegar a ver de nuevo algo parecido a lo que contención en Whistling Straits.

Ian Poulter. En su caso, la sorpresa sería a medias. Ian Poulter ya ha dado un par de avisos de la forma en que podría llegar a ganar un grande, como ya indicamos aquí, pero todavía le falta una marcha más para conseguirlo. Sus arreones en las últimas jornadas del Open y del pasado PGA van tomando cada vez más consistencia y, sobre todo, más argumentos. No es difícil verle el domingo arrancando cinco birdies en sus seis primeros hoyos, eludiendo la lógica que marque el campo y tirando un poco de ese espíritu que contagió en la Ryder a sus compañeros; como diciendo: ¿por qué no vamos a ganar?

Jason Day. Un triunfo en el PGA Tour en su joven carrera. Y qué más da, parece pensar este australiano. Tres segundos puestos en los grandes y un tercero en el Masters de este año avalan las aptitudes de este chico, que parece reinventarse cada vez que pisa uno de los escenarios importantes. Cuando el resto comienzan a titubear el sábado y el domingo, Day comienza esa rutina tan particular de visualizar cada golpe como si fuera a ser el último de su vida.

Matteo Manassero. Un chico de veinte años no debería ser capaz de ganar un grande, pero tampoco de sumar una victoria cada año en el Circuito Europeo y confirmarse como uno de los mejores del viejo continente en Wentworth, en el BMW PGA Championship. Matteo todavía cuenta con un decimotercer puesto en el Open como su mejor resultado en esta división, pero aún así nos tiene acostumbrados a explotar en ciertas semanas del calendario. Es difícil pensar que, una vez se acostumbre a habitar entre la élite, no comience a destacar como cuando llegó al profesionalismo en plena adolescencia.

Richard Sterne. Después de haber lidiado con las lesiones durante el 2010 y el 2011, este sudafricano está recuperando todo el golf que llevaba dentro. Fue segundo en Dubái antes de ganar por siete golpes de ventaja en Sudáfrica, en el Joburg Open. Cuando parecía que volvería a desaparecer del mapa, Sterne demostró ser uno de los jugadores más consistentes de la actualidad, rozando de nuevo la victoria en el Abierto de Francia y finalizando noveno en el Bridgestone Invitational la semana pasada. Este nivel le ha llevado a conseguir ser miembro temporal del PGA Tour y es más que probable que la próxima temporada le veamos mucho en Estados Unidos. Puede que incluso le veamos el domingo en los últimos partidos que salgan en Oak Hill.

Deja un comentario

Si estás registrado, la publicación de tus comentarios será instantánea. Asegúrate de escribir correctamente tanto tu nombre de usuario como la dirección de correo electrónico que incluiste durante el registro.
Si no estás registrado, tus comentarios quedarán pendientes de moderación. Regístrate aquí.

Comentario: