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Zona Pro

Los españoles no rehuyen la pugna en el Irish Open

Óscar Díaz | 27 de junio de 2013

José María Olazábal y Pablo Larrazábal son jugadores muy distintos, pero comparten un rasgo que no se aprende en la cancha de prácticas ni lo dan los análisis biomecánicos: el corazón. Ambos jugadores llegaban al Irish Open heridos después de pasar por la previa para el Open Championship de Sunningdale, una criba que resultó infructuosa para ambos y especialmente cruel con el barcelonés, a quien se le escapaba entre los dedos el acceso a su adorado major al acabar con dos bogeys consecutivos.

Con estos antecedentes, y con una previsión meteorológica esquiva, pocos apostaban por una reacción tan brillante de ambos jugadores en esta primera jornada en el Montgomerie Course de Carton House, pero el corazón antes mencionado salió a relucir en ambos casos. Además, Pablo Larrazábal tuvo que vérselas con las condiciones más complicadas del turno de mañana, cuando los cielos se abrieron sobre el campo del condado de Kildare y al catalán aún le faltaban nueve hoyos por jugar. Pero en circunstancias difíciles, ya sea con lluvia o viento, Larrazábal se crece y sale a relucir su carácter indómito.

«Los primeros 9 no estaban mal, llovía un poco la bola no volaba, pero no estaba mal, pero al llegar al 1 la lluvia arreció y era cuestión de sobrevivir. Le dije a mi caddie que había que poner la bola en juego, salvar pares y darnos alguna oportunidad de birdie», explicaba el barcelonés al final de su vuelta.

«Es duro salir sabiendo que tienes que hacer -5 para estar arriba. Prefiero salir a luchar por los resultados, que cueste hacer pares en campos duros con condiciones difíciles. Me encanta el golf de brega, no saber que has acabado -1 y que vas muy retrasado. Lo de hoy ha sido un buen examen de golf y cualquier resultado bajo par está bien», resumía Larrazábal.

Posteriormente, ya en el turno de tarde, Olazábal le ponía emoción y certificaba su condición de gladiador cerrando la vuelta con dos birdies consecutivos que le permitían acabar con un gran 68 (-4) en la séptima plaza a solo dos golpes del líder, el sueco Oscar Floren. Un final de mérito para el último capitán europeo de la Ryder, un ejemplo para sus pupilos antes, durante y después de aquella competición.

También hay que destacar el brillante papel de Rafa Cabrera-Bello, con birdie final para acabar con -3 en la decimotercera plaza compartida con Larrazábal, y el buen tono general de los españoles con Garrido, Cañizares y Lara bajo par; Álvaro Quirós, Campillo y Del Moral al par; y solo Eduardo de la Riva con un +1 que le permite conservar todas las opciones de superar el corte.

Con respecto al contingente local, empiezan con fuerza Shane Lowry, campeón en 2009 cuando aún era amateur, y su vecino norirlandés Michael Hoey, los dos a un solo golpe de Floren junto al holandés Joost Luiten, el joven astro estadounidense Peter Uihlein y el francés Jean-Baptiste Gonnet. Entre los irlandeses ambién hay que destacar el papel del capitán Ryder, Paul McGinley, y el campeón del Amateur Championship 2012, Alan Dunbar con -2; pero hay que bajar hasta la posición 103 para encontrar a la principal atracción del torneo, un Rory McIlroy errático y que sigue sin transmitir buenas sensaciones.

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