Ciertos jugadores guardan una relación especial con ciertos recorridos. Véase a Tiger Woods con Torrey Pines, a Mickelson con el Augusta National o a Sam Snead con el Starmount Forest Country Club. De poco importaba el estado de forma en que llegaran al torneo que se disputaba en su campo fetiche, ya que el golf parecía algo distinto cuando jugaban allí. La historia de Steve Stricker con el TPC Deere Run no es muy distinta.
El año pasado, estuvo cerca de convertirse en el quinto jugador de la historia en ganar un evento en cuatro ediciones consecutivas. Los números respaldan este idilio: en quince rondas, Steve acumula ochenta y cuatro golpes bajo par, a una media de 65,4 impactos por vuelta. No importa qué áreas de su juego flaquean o incluso que a sus 46 años esté lejos de ser el mayor pegador del circuito; es pisar este campo de Illinois y su golf se armoniza hasta dejar atrás al resto de contendientes. “Los greenes están blandos y puedes ser agresivo”, comentó en la rueda de prensa previa al John Deere Classic. “Se está jugando algo más largo, pero el tiempo va a ser bueno y seguramente se seque durante la semana. Creo que los resultados van a ser muy bajos”.
Cuando un hombre con tanta autoridad sobre un torneo declara algo así, resulta complicado quitarle la razón. La carrera de birdies en la que se ha convertido este evento durante los últimos años promete seguir fielmente su tradición durante los próximos días. Al gigante en el que se convierte Stricker en este escenario solo ha podido plantarle cara Zach Johnson, campeón defensor de este torneo y contendiente habitual cuando juega cerca de casa. Sus últimos resultados allí son: segundo, vigésimo primero, tercero y vencedor, a una media de 67 impactos por vuelta, como si quisiera disputarle el idilio a Steve con el TPC Deere Run. “Quiero retener las buenas sensaciones que tengo del año pasado”, comentó. “Pero por otra parte, me interesa olvidarlas lo antes posible y salir a jugar”.
Son los dos favoritos indiscutibles de este torneo, que es de los que menos dólares ofrece al ganador pero que, sin embargo, siempre ha sido capaz de reunir a un gran grupo de jugadores; incluso una semana antes del Open Championship. Durante los últimos dos años, ningún recorrido ha visto cómo le hacían tantos birdies y la lucha por la victoria se antoja abierta y generosa. “Realmente necesitas salir muy agresivo desde el primer al tee hasta el último”, declaró Keegan Bradley, otro de los pesos pesados en competición. “Necesitas un montón de birdies y si coges las calles, vas a poder atacar todas las banderas”.
En 2012 fueron necesarios dos hoyos de playoff para que Johnson se alzara con la victoria, incluido un golpe monumental desde un bunker de calle del 18, el mismo desde el que Stricker llevó a cabo una trayectoria imposible dos ediciones atrás. Allí ya lo han denominado “El Bunker de los Campeones”, no tanto porque sea sencillo dejar la bola cerca de bandera, sino porque estos dos gigantes fueron capaces de imponer su ley en un campo que adoran.
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