Parecía que Svoboda y MacKenzie se habían puesto de acuerdo a la hora de premiar a los espectadores que acudieron al Seaside Course de Sea Island con un gran espectáculo. Hubo de todo: dobles bogeys, magníficas rachas de birdies e incluso un hoyo en uno, todo en el mismo partido, para acabar de la mano y coliderando el The McGladrey Classic con -12.
MacKenzie golpeó primero con un birdie nada más salir de los tacos de salida y un espectacular hoyo en uno en el 6, seguido por otro birdie en el 7, pero Svoboda no tardó en cogerle el rebufo en el tramo final de la primera mitad. Aun así, hubo susto y doble bogey para Svoboda en el hoyo 11, aunque el estadounidense se recuperaba con otros tres birdies en los cinco últimos hoyos para entregar su tercer 66 consecutivo del torneo e igualar a MacKenzie en el liderato.
Por su parte, Russell Henley, líder después de 36 hoyos, se quedaba a un solo golpe a causa de un inesperado bogey en el hoyo 15, el más sencillo del campo, mientras que Chris Kirk, campeón defensor, ya ocupa la cuarta plaza junto a Stewart Cink, autor de la mejor vuelta del día (63), Andrew Putnam, el zimbabuo Brendon de Jonge y el argentino Fabián Gómez, que llegó a ocupar el liderato pero finalizó con tres bogeys consecutivos en sus tres últimos compromisos.
Por su parte, Gonzalo Fernández-Castaño tuvo un día para olvidar sobre los cuidados greens de Sea Island y firmó un abultad 75 que le impedirá jugar la última jornada, ya que después de la tercera vuelta se efectuó un segundo corte. El madrileño, no obstante, suma sus primeros euros de la temporada antes de emprender el viaje a Shanghái, donde defenderá la semana que viene el título del BMW Masters.
La curiosidad del día la protagonizó Will MacKenzie y el que probablemente sea el hoyo en uno menos celebrado de la historia. Mackenzie pegó un hierro 8 para cubrir los 160 metros del par 3 del hoyo 6 y desde el tee vio que la bola salía en buena dirección y luego oyó que pegaba en la bandera, pero no oyó los gritos ni vítores que suelen esperarse de un hoyo en uno.
«Al final, había un tipo por allí, quizá uno de los cuatro que habían aplaudido, y me dice ‘Sí, ha entrado. ¿No nos has oído aplaudir?’ Y yo: ‘Gracias, hombre. Sí que sois discretos por aquí’. El hoyo en uno más aburrido del mundo», explicaba MacKenzie.
Deja un comentario