“Crecí en un campo muy estrecho, rodeado de árboles y con un greenes muy pequeños. Había que poner la bola en juego y dar pequeños golpes alrededor de esos greenes, justo lo que pide también este campo. Es brillante, ojalá pudiéramos jugarlo cada semana”. Son palabras de Marcus Fraser, el nuevo líder del Open de Italia. Sabe perfectamente a qué se está enfrentando, ya que este diseño de 1924 no es muy distinto al que se enfrentaba él en Australia. Es plenamente consciente de dónde no puede fallar y la forma de sus hoyos le han traído una confianza con la que no ha contado gran parte de la temporada. En tres días, Marcus solo ha fallado en un hoyo.
Trece birdies y un doble bogey. Es el registro que ha dejado para alcanzar la primera plaza con un acumulado de menos once, dejando una sensación de absoluto control sobre su juego. Sus últimos 18 fueron la perfecta demostración de su estrategia: cuatro aciertos, ni un error, cinco recuperaciones para salvar el par. No parece haber fisuras en las posibilidades de Fraser, que busca su tercera victoria en el Circuito Europeo. Nicolas Colsaerts, Francesco Molinari y Joakim Lagergren le siguen a un solo golpe de distancia.
Si el líder creció en un recorrido similar al Golf Club Torino, Molinari lo hizo allí mismo, desde los ocho años. El llegar a casa le ha ayudado a encontrar esa consistencia que tan bien caracterizó su pasada temporada, brillante por momentos, siempre sólida y ambiciosa. Un resultado de 71 golpes le hizo perder la primera posición, pero mantiene todas las opciones de cara a la jornada definitiva. “Ha sido una vuelta muy distinta a las dos primeras”, declaró. “No la dejé tan cerca del hoyo pero bien podría haber sido la primera sin bogeys. Tuve algo de mala suerte cuando en el nueve se me quedó la bola con algo de barro. Podría haber sido algo más agresivo pero todavía tengo mañana para hacerlo. Todavía estoy arriba”.
El público ha sido la gran motivación del italiano, rodeado de amigos, familiares y un país que no cuenta con demasiados golfistas, pero que se han reunido para apoyar a uno de sus mejores hombres. “Nunca había visto tanta gente aquí. Nunca”, explicó encantado Francesco. Mañana saldrá con el mismo resultado que otro jugador que, tras la Ryder Cup, parece volver también por sus fueros. El juego de Colsaerts no se adapta a este recorrido tan bien como el de sus más directos rivales, pero está demostrando ser, además de un gran pegador, alguien muy solvente cuando la situación lo requiere. 70 impactos en esta tercera jornada. “Jugué bien, fallé algunas oportunidades y sobre todo una en el último, por lo que tengo el resultado que merezco”, declaró. “No estoy tan cerca de las banderas como me gustaría, me falta algo de control”.
El sueco Lagergren se unió de forma inesperada a esta lucha entre dos de los grandes favoritos gracias a una gran vuelta de 67 impactos. Simon Thornton y Felipe Aguilar son quintos con menos nueve, mientras que Hennie Otto y Ricardo González son séptimos con menos ocho. Un numeroso grupo ocupa la novena plaza, entre el que se encuentran Manassero, Kieffer, Wiesberger o un joven valor italiano, el amateur Renato Paratore.
Alejandro Cañizares es el mejor español en este Open de Italia, ocupando la decimoctava posición. Jorge Campillo es vigésimo sexto con menos cinco, José María Olazábal es trigésimo octavo con menos tres y Gonzalo Fernández-Castaño es cuadragésimo sexto con menos dos.
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