Pocos jugadores ofrecen más espectáculo que Phil Mickelson cuando éste está inspirado. Y cuando no, también. Esta semana el zurdo mostró su mejor cara para imponerse en el Waste Management Phoenix Open, consiguiendo el hat trick de victorias en este torneo. Lo hizo por las malas. Sin dejar opciones a sus rivales con vueltas de 60, 65, 64 y 67 golpes para -28 total (256 golpes), quedándose a tan solo dos del récord total del PGA Tour que sigue ostentando Tommy Armour III en el Texas Open de 2003.
Números de vértigo para completar cuatro días de emociones fuertes, coqueteos varios con la ruptura de algunos récords y con un juego que parece querer decir que a sus 42 años, Lefty va a seguir peleando contra la irrupción de nuevas estrellas. Momentos después de su victoria, la página oficial web del PGA Tour abría el debate: «¿cuántos torneos ganará Mickelson esta temporada?». Y es que deja este triunfo cierta sensación de que este año puede ser suyo, tal y como auguró el pasado mes de noviembre su profesor de juego corto Dave Pelz.
Saliendo el domingo en el TPC de Scottdale con una ventaja de seis golpes, durante los primeros compases Mickelson tuvo en la figura de Brandt Snedeker a un gran competidor. El ganador de la FedEx Cup 2012 consiguió cuatro birdies en los primeros nueve hoyos a su manera, llegando a reducir su desventaja hasta tres golpes en el ecuador del recorrido embocando putts desde distancias complicadas. El mano a mano entre ambos en los greenes fue golf del máximo nivel en estado puro, con un momento álgido que llegó en el par 3 del hoyo 7.
Green con dos plataformas y bandera en la parte de arriba. La bola de Mickelson acababa algo embarrada, en la plataforma de abajo, a 18 metros del hoyo. El zurdo y su inseparable Jim Bones MacKay deciden patear en lugar de chipear a pesar de que esta decisión implica un recorrido de casi 7 metros por el collarín y teniendo casi que rozar los límites del rough de la derecha. Casi a modo de espectáculo circense, pareciendo querer complicar más la situación, el caddie de Mickelson quita la bandera en un putt que posiblemente cogería bastante velocidad. Y por supuesto, la bola acabó dentro, con un birdie imposible solo a la altura de los mejores magos con los palos.
«Tuve suerte de embocarlo. Obviamente estaba tratando de hacer dos putts. Llegó con bastante velocidad al hoyo y si no hubiera entrado se habría quedado a dos o tres metros probablemente. Con Brandt acechando cerca, fue un momento importante». Su compañero de partido no se podía creer lo que acababa de contemplar. «¿Estás de broma?», le dijo a modo de felicitación antes de convertir su propio birdie en el mismo hoyo. «Esperaba que Phill hiciera un globo desde ahí.»
El -24 de Snedeker hubiera servido para ganar este Phoenix Open en 79 de las últimas 81 ediciones del torneo, pero esta vez se encontró delante a una fiera insaciable que empezaba la temporada aletargada en sus dos primeras apariciones pero que de repente despertó el jueves para comenzar a fabricarse su sexta victoria en Arizona, completando diez años consecutivos con, al menos, una victoria por año. Y ya son 41.
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