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Muirfield, la honorable cuna del golf
Alfredo Calle | 17 de julio de 2013
Si alguna vez maldijo ese pequeño libro que ocupa un espacio de su bolsa de palos, pocas veces ve la luz y luce un titular algo así como «Reglas de Golf», sepa usted que Muirfield es el campo donde esas páginas tuvieron sus inicios. Fueron trece las consignas que la recién creada Honorable Compañía de Golfistas de Edimburgo formalizaron en 1744 en un pub de Leith Links. Desde entonces, quince British Open, que serán dieciséis en 2013, pues el tercer grande de la temporada regresa al amparo del autodenominado «club de golf más antiguo del mundo», que ocupa hace ya una eternidad su ubicación actual.
De poco sirven las protestas de Royal Blackhead (1608) y Royal Burgess (1735). De Leith Links al campo de Musselburgh en 1836 y, finalmente, a Muirfield en 1891. Aproximadamente a 20 kilómetros de Edimburgo, las colinas Lomond al norte, la Lammermuirs al sur. El campo se construyó con un diseño original de 16 hoyos de Old Tom Morris, perfeccionado más tarde por Harry Colt. La primera vuelta en el sentido de la agujas del reloj envolviendo en su interior los últimos nueve hoyos, dispuestos en sentido inverso estos últimos.
Considerado uno de los mejores campos del mundo, Muirfield apenas coincide con el resto de sedes del British salvo en su definición de links. Desde la disposición de todo el recorrido a las pequeñas conchas marinas que hacen únicos sus bunkers pasando por ser considerado el más justo de todos los campos que acogen el Open Championship. Olviden los golpes ciegos de Prestwick o esas trampas verdes que St. Andrews oculta en su recorrido. Aunque justo no significa sencillo, ni siquiera asequible.
Del diseño original de Old Tom Morris apenas se conserva el hoyo 3, ahora un par cuatro de apenas 320 metros que hoy es el segundo hoyo. Renovación tras renovación, el campo ha llegado a convertirse en el gran desafío que es hoy, aunque las últimas modificaciones que el prestigioso Martin Hawtree ha introducido en los años 2010 y 2011 han alargado el campo hasta 6.544 metros e introducido nuevos bunkers para estrechar aún más la entrada a los greenes y los tiros a bandera.
Campo exigente al máximo hasta el final, serán los hoyos 17 y 18 quienes decidan al sucesor de Ernie Els, último ganador del Open en Muirfield allá por 2002. El penúltimo hoyo es un par cinco que se estira por encima de los 500 metros. Fácil alcanzar el green de dos si el viento no sopla demasiado, de lo contrario… Y el cierre en el 18 alcanza los 430 metros. Una distancia sideral con viento dominante de la derecha para llevar la bola a los estratégicos bunkers que ocupan casi por completo la parte izquierda de la calle.
Muirfield, capital de la Costa del Golf -que Escocia también tiene la suya, con campos como el mismo Musselburgh o Gullane Golf Club-, terminará por asombrar a cualquier afortunado que tenga la paciencia suficiente para soportar el año de espera que implica jugar allí para los «no socios». Y no sólo por sus 18 hoyos. Como buena sociedad gastronómica, que en realidad eso es la Honorable Compañía de Golfistas de Edimburgo, ni más ni menos, la comida será una delicia añadida en un ambiente incomparable como la casa club, construida de forma original por Hall Blyth, un antiguo miembro de la sociedad que por su condición de ingeniero y no arquitecto desarrolló un proyecto sin las proporciones correctas y que con los años fue ampliado y corregido.
Alfredo Calle, autor de este texto, lleva toda la vida vinculado al mundo del golf y en su faceta de emprendedor acaba de poner en marcha Golf Dest, un club de golf virtual donde encontraréis descripciones de campos, fotos espectaculares, noticias de destinos, ofertas, torneos, circuitos amateur… y todo ello con unos precios muy especiales para todos sus integrantes. Mientras ultiman su página web, podéis encontrarlos en Facebook y Twitter.
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