Zona Pro
Nordqvist es también una alternativa a Park
Enrique Soto | 23 de febrero de 2014
Cuatro impactos separaban a Inbee Park de la líder del Honda LPGA Thailand. Se trataba tan solo de su primer torneo del 2014 y, como suele ocurrir en estas situaciones, poco se esperaba de ella. Cuando la número uno abrió el campeonato con dos vueltas de 71 golpes no parecía estar en disposición de luchar por la victoria, sino más bien en un calentamiento de lo que se supone una larga lucha durante los próximos meses. Pero si alguien se preguntaba si la ganadora de tres grandes la pasada campaña podría sufrir una falta de ambición, también llamada dormidina de los campeones, se equivocó de lleno. Inbee quería ganar también este torneo.
El fin de semana para ella fue diametralmente distinto. Por un lado estuvo su juego largo, más ajeno a los fallos que, por ejemplo, el jueves, cuando cometió tres bogeys en ocho hoyos; pero la verdadera diferencia estuve en el área que verdaderamente hace a esta surcoreana una jugadora especial: su putter. Park volvió a convertir los hoyos en aspiradoras el sábado con una tarjeta de 67 golpes. El domingo, perfecta conocedora del viejo arte de cerrar los torneos, salió dispuesta a cazar a Anna Nordqvist a pesar de su evidente desventaja.
Y estuvo cerca de conseguirlo porque la sueca, quizá saboreando la presión de cuatro años sin victorias en el circuito americano, respondió a su primer birdie del día, en el cuatro, con un doble bogey en el cinco. De pronto un torneo que parecía una cuenta atrás hasta el dieciocho cobró una emoción repentina, la misma que cuando la referencia en casa club se tambalea y su principal perseguidora huele la sangre en el horizonte. Nordqvist bajó hasta el menos diez mientras Inbee subía hasta el menos ocho, caminando hacia el green con el putter en las manos y mirándolo con cariño, como se quiere al amigo más preciado. El torneo, sin embargo, seguía en las mismas manos. A pesar de ese bache todo seguía en manos de Anna.
Cuando una jugadora de su categoría, capaz de pasar sobradamente todos los cortes a lo largo de un año y liderar a Europa en su conquista de América en la Solheim Cup, pasa todo un invierno trabajando e hinchando su ambición, los resultados no tardan en hacerse evidentes. Le pasó a Henrik Stenson en su trayecto hacia la FedEx Cup y le ha ocurrido también a Nordqvist en su senda hacia Tailandia. Después de aquel bogey en el cinco no quedaron restos de dudas en su memoria; salió al siguiente hoyo dispuesta a hacer el par y partir como una nueva aspirante, la que ha obviado las vacaciones a final de curso para buscar lo mejor de sí misma. Anna hizo un birdie en el siete y, tras dos pares, consiguió otros tres aciertos entre el 10 y el 12.
De poco importaban ya los esfuerzos de Inbee por compensar la diferencia. El torneo tenía nombre y apellidos. Nordqvist navegó firme por el 14 y el 16 para ampliar a tres impactos su ventaja y se permitió el lujo de un bogey en el 18, sabedora de que solo un desastre le impediría conseguir su tercera victoria en el LPGA Tour. Finalmente, la número uno contempló como una nueva rival se subía a sus barbas y quizá se mostrara contenta por su rendimiento, aunque en el fondo también debía estar pensando: “Este año será todo más difícil”. Incluso puede que recordara lo que dijo Annika Sorenstam en sus mejores días: “El número uno del mundo es el lugar más solitario que conozco”.
Azahara Muñoz finalizó con una buena vuelta en el Siam Country Club: menos cuatro. Su acumulado de menos siete le hace finalizar decimoprimera, el mismo resultado que consiguió en Australia y en lo que supone un pequeño paso más en su camino hacia el segundo triunfo en América. Carlota Ciganda fue quincuagésimo quinta con más nueve y Beatriz Recari sexagésima con más once.
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