Hace un par de días, Michael Jordan tenía unas palabras un tanto despectivas con el nivel de golf que exhibía el presidente Obama. En sus declaraciones indicaba que, a pesar de que no le importaría jugar con él, nunca saldría de su parte invitarle. Las razones no tienen nada que ver con diferencias políticas sino más bien porque, como el mismo Jordan señalaba, es “un mal jugador y me tiraría todo el día con él. No es que sea un mal político, es que es un golfista de mierda”. Disculpen la expresión pero no nos atrevemos a censurar a Michael Jordan.
La respuesta por parte de Obama no ha tardado mucho en hacerse esperar. El presidente ha aprovechado su intervención en una radio de Wisconsin para defenderse con un poco más de estilo que el exjugador de baloncesto. Obama afilaba su discurso y reconocía que “Jordan es mucho mejor jugador que yo. Aunque si yo hubiese jugado dos veces al día los últimos quince años sería diferente”. Una puntualización que le sirvió para lanzar el dardo definitivo cuando le sugirió que “quizás deba dedicar un poco más de tiempo a pensar en los Bobcats… o en los Hornets”, en clara alusión al equipo de baloncesto del que es propietario Jordan y que en los últimos años ha rondado siempre la zona baja de la clasificación de la NBA.
A la espera de la respuesta del exbaloncestista, lo que está claro es que la afición al golf del presidente de los Estados Unidos no le reporta muchos beneficios. A la rajada de Jordan hay que añadir la polémica que se generó hace un mes cuando se supo que Obama había alcanzado las 200 rondas de golf en los seis años de mandato. Esto viene a ser unas 33 por año, quizás no comparable con las de Jordan pero desde luego más que la media del golfista de fin de semana. No sentó nada bien ni entre los republicanos, que le acusaron de dejadez en sus responsabilidades y exceso de ocio, ni entre sus bases, que no veían oportuno el momento de esta revelación.
En cualquier caso, con los resultados electorales de esta semana en los Estados Unidos, donde los demócratas de Obama han perdido el control de las dos cámaras, el presidente afronta un año y medio de legislatura muy complicado. Teniendo en cuenta que va a tener serias dificultades para sacar adelante cualquier proyecto y que la reelección ya no es posible, a lo mejor es el momento de ponerse manos a la obra e intentar llegar al nivel de Jordan o, quién sabe, apuntar al Champions Tour.
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