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Prensa

Olazábal abre las compuertas de su alma

María Acacia López Bachiller | 12 de diciembre de 2015

Olazábal, con algunas finalistas del Lacoste Promesas 2015 (foto © Jorge Andreu)

José Mari Olazábal asistió el pasado fin de semana en La Sella Golf Resort a la Final Lacoste Promesas, una iniciativa orientada a los más jóvenes a la que se ha mantenido fiel durante sus doce ediciones. El doble campeón del Masters de Augusta, que ostenta 35 títulos internacionales en su palmarés, siete participaciones en la Ryder Cup y que fue artífice como capitán del llamado “milagro de Medinah” en 2012, disfrutó de “momentos muy agradables en un ambiente muy familiar”, se volcó con los 24 finalistas de Lacoste —12 chicos y 12 chicas sub-16— y tuvo tiempo para todos, incluso para charlar tranquilamente de lo divino y lo humano.

Fue noveno en el último torneo completo que disputó, el Trofeo Hassan II de Marruecos (29-3-15), y firmó su última tarjeta —71 golpes— en la segunda ronda del Masters (10-4-15). “En Marruecos hice un buen puesto, pero el primer día en Augusta se me salió la cadena. Después del Masters noté cierta rigidez, entrené un poco el lunes siguiente y fui al Open de España con interrogantes. No pude jugar. Volví a casa, empecé a ver médicos, hacerme analítica… y aquí estoy, tomando desinflamatorios y corticoides, sin poder hacer nada. Si estoy quieto no molesta, pero en cuanto intento ponerme en movimiento me duelen los hombros, la zona inguinal, abductores e isquios. Lo mismo que me pasó en junio del 2007 durante el US Open: de la noche a la mañana me empezaron a doler las articulaciones y no me podía mover. No hay que darle más vueltas al tema, ha venido cuando ha venido. Te fastidia, no cabe duda; estar en casa sin poder moverte ni hacer una vida medianamente normal, es un poco duro. Pero igual que sucedió la vez anterior y luego me puse bien, también podría suceder esta vez. Dicen que son brotes, ciclos… Ahora toca ser optimista y esperar, es un proceso lento, de unos cinco o seis meses. Sota, caballo y rey, no hay más”.

“Durante estos meses he visto mucha televisión, todos los deportes, documentales y películas, y he hecho muchos sudokus, un poco más y me dan el primer premio en sudoku. He visto lo que han hecho Jordan Spieth, Jason Day y Rory McIlroy. La temporada ha sido excepcional y ha tenido dos partes: Spieth ha dominado la primera jugando a un nivel extraordinario, parece mentira que se pueda jugar a tan alto nivel. Jason Day, tres cuartas partes de lo mismo, ha sido espectacular, se salió de la tabla. Hemos presenciado un año para enmarcar. Los dos han jugado un golf estratosférico. Fue una pena el accidente tonto que frenó a Rory de estar en la lucha junto a ellos”.

“Ha sido bonito ver ganar a Spieth y a Day con las historias que llevan a sus espaldas. En algunas ocasiones hemos visto a jugadores salir con mucha fuerza de situaciones difíciles y llegar a lo más alto, y teniendo en cuenta los problemas que tuvo Jason cuando era joven, todavía tiene más mérito. El elemento fundamental para que Jordan tenga esa cabeza tan bien amueblada con 21 años, es la discapacidad de su hermana; la cruda realidad de la vida te hace ver las cosas en su justa medida y valoras lo afortunado que eres”.

Cambios en el reglamento del Circuito Europeo: “No creo que varíe tanto reducir a cinco el mínimo de torneos que se deben jugar para ser miembro del Tour. Sí es verdad que esta medida va a facilitar la vida a los que no están entre los 50 primeros y no pueden acceder a los cuatro Grandes ni a los WGC. En cuanto al posible acuerdo con el Tour Asiático, está encima de la mesa y de momento no hay nada cerrado. Creo que es pronto para opinar. Ya veremos”.

Ryder Cup 2016: “Aunque falta mucho para completar el equipo, en la columna vertebral seguiremos teniendo seis o siete jugadores como McIlroy, Stenson, Rose, McDowell… Hay posibles candidatos como Andy Sullivan, Danny Willett o Matthew Fitzpatrick, que han dado un paso adelante pero aún deben dar otro. Darren Clarke (capitán del equipo europeo en 2016) tiene el respeto de sus compañeros; ha sido un jugador temperamental que a lo largo de los años ha aprendido a controlar esa faceta de su carácter. Los estadounidenses están haciendo las cosas de manera diferente, ahora se tiene en cuenta la opinión de los jugadores en las tomas de decisión y eso ha contribuido a un mejor espíritu de equipo. Después de las últimas derrotas, jugar la próxima edición en casa va a suponer una presión extra. La elección de Davis Love III como capitán me parece acertada. Se le crucificó después de Chicago y no fue problema de su capitanía, que hizo bien; el domingo, en los momentos cruciales, a Europa nos salió todo. Tampoco veo muchos otros candidatos”.

Tiger Woods, vicecapitán del equipo de Estados Unidos. “Conociéndole, querrá jugar, ¡de cabeza! Por desgracia, su condición física es una incógnita. Se ha vuelto a operar y últimamente no ha tocado un palo. Vendría bien para el golf que volviese a estar en la pomada, sería bueno para que se hablase más de este deporte en los medios de comunicación. Me gustaría ver a Tiger compitiendo junto a las nuevas generaciones: McIlroy, Day, Spieth. Darían mucho juego, nunca mejor dicho y muy necesario. Tiger era el ídolo de todos, de los chavales y sus padres, el hijo ideal que toda madre quiere. Se fue todo a pique y perdió su aureola de imbatibilidad. Fue una situación difícil de la que no podía salir victorioso, todos sabemos cómo es la moral americana. Lo que más me impresionaba era su fuerza mental en momentos de presión; su juego siempre fue muy bueno y el approach y el putt extraordinarios, pero su fuerza mental… Salía ya con un punto de ventaja sobre los demás”.

“El golf español va por ciclos. Ganar tres o cuatro torneos todos los años no es fácil, la competencia es cada vez mayor y el nivel más alto; las diferencias entre jugadores ahora son mínimas. Siempre he dicho que tenemos Sergio (García) para unos cuantos años, lo demostró con el triunfo en Vietnam. Espero que Gonzalo (Fernández-Castaño) y Álvaro (Quirós) remonten; a los demás les veo potencial para ganar, por ejemplo, veo a Alejandro (Cañizares) y pienso que con ese juego tendría que ganar más. No estamos tan alejados de estar bien. Y el “Pisha”… es un caso aparte, único e irrepetible”.

“La Final Lacoste Promesas es muy especial para mí, tengo una relación muy estrecha con las familias Basi (distribuidores de Lacoste en España) y Bañó (propietarios de La Sella), que confiaron en mí cuando empecé, y disfruto mucho con los chavales. Cada año juegan mejor, baja la media de edad –esta vez había dos de 13 años y muchos de 14- y sube el nivel de juego y preparación. Entrenan más, son mucho más profesionales y se les ven formas, pero eso debe ir acompañado de disciplina, sacrificio y perseverancia, hay que conjugar todo para ayudarles a llegar a lo más alto. Todo lo que sea competición a este nivel es bueno, contribuye a su desarrollo como personas a la vez que evolucionan como jugadores. Yo disfruto muchísimo viéndoles, me encanta cómo juegan y la ilusión que le ponen, eso me rejuvenece. Procuramos que haya un ambiente distendido y se encuentren cómodos; nos preguntan muchas cosas y consultan si hacen bien o no el movimiento técnicamente. Empezamos hace 12 años en La Manga Club y les hemos visto crecer. Me ha hecho mucha ilusión volver a ver a Azahara Muñoz y compartir estos días con Marta Silva y Juan Sarasti, los primeros ganadores, ha sido muy bonito verles como profesionales. Recuerdo la edición que clasificó Jon Rahm y ahora está haciendo cosas extraordinarias. Siempre pasamos momentos muy agradables en un ambiente muy familiar, y se agradece”.

Su faceta como diseñador de campos: “Ahora estamos trabajando en un campo en Qatar pero las obras van más lentas de lo que nos gustaría; ya se van a sembrar los primeros nueve hoyos y el campo de prácticas. Y parece que se vuelve a poner en marcha un proyecto que iniciamos en España hace años. Estoy muy contento con el resultado de los últimos nueve hoyos de La Sella: son para disfrutar, amplios, no presentan mucha dificultad, los jugadores se lo pasan cañón y acaban encantados. Los primeros hoyos son más difíciles, los árboles han crecido y son más estrechos”.

“No me molestan los detractores y sambenitos que tiene el golf, cada uno debe hacer su camino y el tiempo pondrá a cada cual en su sitio. Se trata de hacerlo más atractivo para los niños; el futuro del golf pasa por trabajar la base, tenemos que conseguir que los niños se sientan atraídos por este deporte. Es fundamental. El golf está haciendo cosas muy buenas. Los que jugamos al golf tenemos una sensibilidad especial hacia las personas desfavorecidas y esa es la parte que menos se ve. Al final del camino, estaremos donde nos merecemos”.

“La vida me ha dado todo. No he podido pedir más. Echo la vista atrás y veo a un chaval que se lo pasaba fenomenal pegando a una pelota redonda para divertirse… ¡Hasta dónde ha llegado! Soy muy afortunado. Se han cumplido muchos de los sueños que tenía, algunos que parecían inalcanzables se han hecho realidad. He conocido a mucha gente y he tenido la suerte de codearme con los mejores de este deporte; de todos he aprendido, de los buenos y de los que no han sido tanto. Todos me han enseñado muchas cosas que me han hecho ser mejor. También he aprendido que, a pesar del esfuerzo y el trabajo, no todos llegan arriba; merecen todo mi respeto. Ha sido un viaje largo pero entretenido, ha habido de todo: picos buenos y simas profundas en las que parecía estar en la mayor oscuridad. Ha sido una vida llena de emociones”.

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