Los números de Suzann Pettersen esta temporada no reflejaban más que una pequeña parte de su talento. La noruega pasaba los cortes sin demasiados problemas pero, llegando a las jornadas finales, firmaba resultados discretos, atípicos de una jugadora que hace no demasiado era la número dos del mundo. Pero entonces llegó el LPGA Hanabank Championship y Pettersen, como desperezándose de un largo sueño, batió con contundencia a las mejores del mundo con la misma garra y pasión que había mostrado en el pasado. Era la vuelta a casa de la mejor jugadora europea, que ascendía del noveno al séptimo puesto del Rolex Ranking.
El principal problema que podía tener cualquier jugadora del LPGA Tour compitiendo contra una Pettersen en forma es que su ambición es inagotable. «Si he ganado la semana pasada, por qué no voy a hacerlo esta», debió de pensar en algún momento a lo largo del Sunrise LPGA Taiwán Championship. Pues bien, no solo lo consiguió, sino que batió en un duelo directo a la jugadora que ha dominado virtualmente la competición durante los últimos tres meses. Inbee Park recibió la misma receta que Michelle Wie en la última Solheim Cup disputada. Si se trata de hacer birdies en los últimos hoyos de un campeonato, Pettersen se presenta voluntaria para ejecutar la tarea sin miramientos.
La convicción que muestra en esos metros finales hasta la meta son capaces de desmoralizar a cualquiera. Es prácticamente la única forma de explicar que la segunda clasificada, Inbee Park, firmara su primera vuelta sobre par jugando junto a ella en el partido estelar. Había promediado unos seis birdies por vuelta los tres días anteriores y en el último y definitivo consiguió uno solo, para lo que hay que hacer varias cosas mal: desde no embocar putts a no ser precisa con los hierros. El juego de Inbee se desmoronó ante la contundencia de Suzann, que no fallaba golpes y conseguía cinco birdies en el día. El balance final fue demoledor: 69 golpes de la ganadora y 74 de la surcoreana, y la victoria en Taiwán por tres golpes de ventaja.
El desenlace de esta última jornada otorga a Pettersen su segunda victoria consecutiva en el circuito, pero también deja en evidencia la mayor debilidad de otra jugadora que hasta hace poco parecía invencible. A pesar de su gesto frío, su descomunal estado de forma y la confianza que ha demostrado en su juego, a Inbee Park le cuesta ganar torneos. Parece increíble, por descabellado que suene, que solo haya ganado dos veces esta temporada porque, contando esta última prueba, lleva ya cinco segundos puestos desde el pasado junio. No es difícil vislumbrar ciertas dudas en la faceta en la que más ha destacado Pettersen en los últimas semanas. En ocasiones no importa lo que bien que se juegue, hay que cerrar el torneo sin atener a las formas. En eso, Park sigue teniendo margen de mejora.
Yani Tseng complació a su público con un meritorio tercer puesto si tenemos en cuenta de donde viene e insuficiente si pensamos dónde debería ir. Catriona Matthew fue cuarta y cerró un primer grupo de jugadoras que desplegaron un golf muy por encima del resto de participantes. La escocesa finalizó con menos catorce y la siguiente clasificada, So Yeon Ryu, lo hizo con menos diez. Azahara Muñoz fue octava tras firmar el par del campo en la última jornada, mientras que Belen Mozo, con 74 golpes, cayó hasta la decimoprimera. Beatriz Recari terminó con 71 y ascendió hasta la decimoséptima.
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