Puede que no sea el tipo más popular del circuito, puede que muchas de sus bravuconadas y sus frases impulsivas capturadas por los micrófonos de ambiente le pongan en el ojo del huracán con más frecuencia de la que a él mismo le gustaría, pero que Patrick Reed es un superclase y un jugador superlativo es algo que cada vez deja menos dudas.
Baste decir que con la victoria sellada en el Hyundai Tournamente of Champions Reed se convierte en el cuarto jugador en los últimos veinte años en ganar cuatro torneos antes de cumplir los veinticuatro años y seis meses. Los otros tres son Tiger Woods, Sergio García y Rory McIlroy, ilustre compañía. Además, ha conseguido romper un maleficio y es que si no salía liderando o coliderando un torneo, Reed no terminaba por cerrar el triunfo. Le costaba llegar remontando, algo que ha tachado de su lista de deberes con su victoria en Hawái, y eso que su mente estaba en otro objetivo.
“Pensaba que tenía pocas oportunidades, así que pensé que debería intentar hacer tres birdies en los últimos tres hoyos y buscar quedar segundo en solitario”, declaraba Reed, que al final consiguió más de lo propuesto.
En realidad todo se decidió en esos cuatro últimos hoyos que el estadounidense se marcaba como objetivo. En ese momento Jimmy Walker iba en cabeza con un acumulado de menos veintiuno tras pasar el hoyo catorce escogiendo el peor momento para firmar su segundo bogey de la semana. Reed puso en práctica su hoja de ruta que empezó a dar mejores frutos de lo que esperaba con un birdie al 15, y un brutal eagle sellado en el 16 tras un approach que voló perfecto hasta el agujero y que dejaba su tarjeta empatada con la de Walker. El bogey en el 17 supuso un contratiempo, pero la capacidad de recuperación mental y la determinación a prueba de bombas que tiene Reed le permitió acabar su vuelta de nuevo restando un golpe, volviendo al menos veintiuno que marcaba el primer lugar y esperando la llegada de Jimmy Walker.
Mientras, Walker hacía todo lo que estaba en su mano para que Reed le empatara, fallando un par de putts claros para birdie y viéndose en el 18 teniendo que embocar desde más de seis metros para birdie y llevarse un torneo que a mitad de recorrido parecía suyo. Falló, y ambos se fueron de nuevo al par 5 del 18 a disputar un playoff donde no hubo color. Walker completaba un tercer golpe horroroso que se pasaba de green mientras que Reed hacía honor a su fama de mortal en los desempates y sellaba con birdie su primera victoria de la temporada. Atención al joven estadounidense este año, que puede saltar la banca. Menos prensa que Fowler, Spieth o Horschel pero con más triunfos y unas manos y una cabeza que le harán grande en este deporte.
Además de Patrick Reed, los dos grandes protagonistas del día han sido Jason Day y Chris Kirk, que han terminado sus vueltas con unos estratosféricos 62 (-11) golpes que igualan el récord del The Plantation Course que tenían en su poder K. J. Choi y Graeme McDowell. Ambos terminaron su vuelta con once birdies libres de errores y con un Kirk que ,además del tanteo más bajo, casi bate el récord de velocidad al acabar su vuelta en dos horas y cuarenta y ocho minutos. Para ambos, su sensible mejora con el putter fue el detonante de la brutal tarjeta y, en el caso de Kirk, cambiar el palo y sobre todo el grip, volviendo al que usaba cuando estaba en la universidad.
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