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Peter Uihlein y el peso del apellido

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Óscar Díaz | 19 de abril de 2013

Peter Uihlein, líder del Open de España 2013

En ocasiones, el camino hacia la cima es tortuoso para quienes más fáciles parecen tenerlo. Los privilegios a veces pesan tanto como las carencias, y Peter Uihlein es un magnífico ejemplo de esta máxima.

Número 1 del ranking mundial amateur, campeón del US Amateur 2010, formado primero en la David Leadbetter Golf Academy y luego en una universidad con gran pedigrí como Oklahoma State, estrella del equipo estadounidense de la Walker Cup 2009 (con un contundente récord de 4-0 en sus partidos) e hijo del director ejecutivo de la multinacional golfística Acushnet, Uihlein parecía destinado a alcanzar las más altas cotas en las filas profesionales, y más cuando fue fichado a bombo y platillo por la agencia ISM de Chubby Chandler, el mánager de moda no hace tanto, que le aseguró invitaciones casi ilimitadas entre el Challenge y el European Tour en su primer año como profesional después de fallar en la escuela estadounidense.

Pero el escrutinio al que se vio sometido Uihlein y la dureza del mundo profesional fueron dos escollos en sus primeras experiencias en el «golf de pago». Aun así, el estadounidense siguió medrando y fue librándose poco a poco del lastre psicológico acumulado en la primera mitad de 2012. Y después del sufrimiento, la epifanía, la reivindicación de un jugador de talento, el redescubrimiento de un golfista cuyo juego no necesitaba las facilidades que le daban su progenitor y su nuevo mentor. Los resultados comenzaron a llegar y, aunque se quedó a las puertas de lograr el pase al European Tour el año pasado, en 2013 parece haber encontrado la regularidad a la que apuntó en la segunda mitad de la temporada anterior.

Y cuando la luz ya menguaba sobre el recorrido de El Saler, Uihlein daba un paso más para afianzarse entre la élite al entregar una gran tarjeta de -4 en la segunda vuelta de este Open de España atípico y apretado para encabezar el torneo en solitario con -6 en el acumulado.

«Éste no es un campo de distancia sino de precisión, de estrategia, hay que jugar con cabeza, dejar el drive y usar los hierros», explicaba el estadounidense. «He jugado gracias a una invitación y voy a tratar de aprovecharla, he estado un par de veces cerca de la cabeza y cuantas más veces lo haga, más confianza tendré, hasta que un día pueda ganar». Discurso moderado el de Uihlein, que no renuncia a nada en su primera visita a El Saler.

Escoltan al estadounidense Uihlein el chileno Felipe Aguilar, cuyo estelar comienzo de temporada se vio frenado por el cansancio y los kilómetros acumulados en sus viajes a la India, Malasia y Marruecos, el sueco Rikard Karlberg, un clásico del Asian Tour pese a su juventud, y el francés Raphael Jacquelin, un jugador que suele sentirse cómodo en los torneos en tierras hispanas. Las tarjetas bajas se entregan a cuentagotas y el pintoresco campo valenciano se defiende con todas sus armas, empezando por el viento (aunque ha respetado a los golfistas del turno de tarde) y siguiendo por unos greens firmes pero lentos que están sembrando el caos en los cálculos de distancias y caídas.

En cuanto a la representación española, los mejores son el madrileño Gonzalo Fernández-Castaño y el barcelonés Álvaro Velasco con -2, a cuatro golpes del líder en la decimocuarta plaza. Lo mejor para ellos, y para el resto de los jugadores que han superado el corte establecido en +2, es que la clasificación está muy apretada y un par de golpes condenan o propulsan. Y en El Saler, en las condiciones actuales, dos golpes se ganan o pierden en cuestión de segundos.

Tampoco andan lejos Carlos Aguilar, Ignacio Garrido y Nacho Elvira (-1 los tres), Alejandro Cañizares, Jordi García Pinto y José Manuel Lara (al par), e incluso los jugadores que están sobre el par del campo se encuentran a tiro de gran vuelta de la cabeza, y entre ellos están golfistas de la talla de Sergio García, Rafael Cabrera-Bello, Eduardo de la Riva o Pedro Oriol.

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