Después de ganar 22 medallas en los Juegos Olímpicos y protagonizar la próxima temporada de The Haney Project, Michael Phelps parece que se ha tomado en serio el golf y su aura de plusmarquista no ha tardado en traducirse en un récord increíble: el putt embocado más largo jamás grabado.
Mientras jugaba en el links escocés de Kingsbarns la segunda jornada del Alfred Dunhill Links Championship, torneo pro-am que comparte con Paul Casey, el «tiburón de Baltimore» logró un espectacular birdie en el hoyo 6 al embocar un putt de unos 51 metros, como puede verse a continuación:
Con este putt monstruoso supera otros golpes míticos, como el putt de 33 metros para eagle que Nick Faldo convirtió en el hoyo 2 del Augusta National de camino a su primer título en el Masters de Augusta, o el putt de Sir Terry Wogan en Gleneagles en otro torneo pro-am. En marzo de este año, en la sección Locos por el Golf del programa On The Tee, Carlos Palomo y yo recuperamos unos cuantos putts de similar calibre:
Pero pocos saben que el récord al putt más largo, aunque tiene truco, está en manos del último capitán europeo de la Ryder Cup, el donostiarra José María Olazábal, que unos días antes de la infausta Ryder disputada en Brookline en 1999 embocó un putt en el pasillo del Concorde que les llevaba a Estados Unidos.
Su bola recorrió los 50 metros de pasillo en 26,17 segundos y acabó al primer intento en un hoyo improvisado para la ocasión. Dado que, según British Airways, el avión viajaba a 2.044 km/h, la bola permaneció en movimiento durante 14,86 kilómetros. Olazábal batía así el récord establecido del mismo modo por Brad Faxon en 1997, en el Concorde que les llevó a Málaga antes de la disputa de la Ryder de Valderrama, y que “solo” recorrió 13,68 km.
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