Nadie dudaba de que Stacy Lewis era una jugadora de gran talento. Al comienzo del año 2012 había ganado en cinco ocasiones en el LPGA Tour, proclamándose además vencedora en el Kraft Nabisco Championship en 2011 (su primer major). Un total de 37 top 10 a lo largo de sus cinco temporadas en el Circuito Americano hablaban de una regularidad pasmosa, solo reservadas a unas pocas que llegaron a dominar el golf durante largos periodos de tiempo. Lewis había finalizado tantas veces entre las primeras clasificadas que la habíamos encasillado en ese grupo de jugadoras que consiguen una victorias por temporada, aunque sea por inercia. Lo que no habíamos previsto es que 2012 sería el año de su explosión definitiva como una posible número uno.
Algo debió cambiar en la mentalidad de esta jugadora nacida en Toledo (Ohio, Estados Unidos) al conseguir su primer grande, porque pasó de ganar un par de veces en cinco años (2007 y 2011) a obtener cuatro triunfos durante esta temporada. Y lo hizo en el momento más difícil, cuando Yani Tseng daba serios síntomas de recuperación de su mejor versión, la que copaba los primeros puestos de cada torneo en el que participaba. La número ganaba dos semanas seguidas en marzo y Lewis le respondía con victorias en abril y junio, diciendo: “Este año también juego yo, Yani”. La carrera por ser la jugadora del año estaba servida y Stacy estaba más confiada que nunca en sus posibilidades. Sus top 10 no eran tan justos como otros años, sino que quedaba segunda, tercera, quinta… cada semana llegaba al domingo con opciones de victoria. Hasta en un total de 16 ocasiones lo hizo en 2012.
Su rendimiento en el campo era tan espectacular que mejoró sustancialmente en muchas de las estadísticas de rendimiento en el circuito. Tercera en greenes en regulación y putts, cuarta en media de golpes, primera en eagles, birdies y vueltas por debajo de los 70 golpes… En determinados momentos parecía imposible que una jugadora de 1,65 metros pudiera alcanzar tantos pares 5 de dos golpes pero echando un vistazo a su distancia media con el driver en las manos se despejaba cualquier duda: 240 metros (19º). Stacy no era solo una jugadora con gran potencial, sino que estaba llevando a cabo una temporada digna de la mejor del mundo. Mientras Yani sufría una crisis de confianza, la estadounidense firmaba siete birdies consecutivos en la primera jornada del Evian Masters (un major a partir de 2013) e igualaba el récord de la historia del torneo. Una nueva victoria en septiembre en el Navistar LPGA Classic la situaba como número uno indiscutible en la Orden de Mérito.
Entonces llegó su peor momento de la temporada, coincidiendo con el Asian Swing y un espectacular estado de forma de Inbee Park. “Me puse mucha presión encima sabiendo por lo que estaba jugando”, declaró con respecto a ganar la lista de ganancias del LPGA Tour. Voló hasta Japón para disputar el Mizuno Classic y allí desvaneció cualquiera de los fantasmas que pudieran haber surgido en semanas previas. “Tuve que volver a casa para ser consciente de que a comienzos de año estaba en el mismo punto en el que Inbee está ahora mismo. Me di cuenta de que tenía el liderato y era la persona a batir”. La diferencia entre salir a ganar o defender el resultado. Fue el cuarto triunfo del año.
Jugadora del año indiscutible y número 3 del mundo. Lewis no solo aspira a seguir esta progresión durante la próxima temporada, sino que amenaza con imponer un dominio al que nos acostumbró Annika Sorenstam, siguió con Lorena Ochoa y parecía haber impuesto Yani Tseng. Hacía muchos años que una estadounidense no se encontraba en una situación similar. Ella, entre todas las que aspirarán a ganar el curso que viene, sigue siendo “la rival a batir”.
Protagonistas del año: Bubba Watson
Protagonistas del año: Webb Simpson
Protagonistas del año: Ernie Els
Protagonistas del año: Ian Poulter
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