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Reflexiones desde el Open de España

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Javier Romero | 21 de septiembre de 2012

Tania Elósegui, en la primera jornada del Tenerife Open de España Femenino (foto de Felipe Pérez)

Recién llegado a Tenerife para presenciar el Tenerife Open de España Femenino, lo primero que llama mi atención es la juventud de mayoría de las deportistas. Da este hecho una idea de lo duro que es el golf femenino. Desaparecen jugadoras de mucha calidad y experiencia, que se van cansando de luchar por unas ganancias que no cumplen sus expectativas, y aparecen nuevas caras, nuevas ganas, nuevos nombres, de los que un alto número, sin duda, quedará por el camino.

Basándome en la impronta que deja en mi retina por los golpes que ejecuta y por su maduro comportamiento en el campo, y en un alarde de temeridad por mi parte, reflejaré por escrito el ejemplo de una jugadora que despunta, una ganadora, una jugadora que puede llegar a ser número uno del mundo: Carlota Ciganda, pura calidad, segunda en la orden de mérito en su primer año de profesional con ganancias de unos 125.000 €. Y es segunda de manera virtual, ya que la líder, Julieta Granada, no cumple de momento el mínimo de torneos que se precisa para figurar en esta clasificación y es muy probable que no lo alcance a final de año. La paraguaya figura en esta posición de privilegio gracias a su excelente actuación en el último grande disputado, el British Open.

Ahí tenemos una clara descompensación en los torneos europeos. Julieta ha ganado más de 73.000 € quedando séptima en el major disputado en Royal Liverpool, mientras que la ganadora del Open de España ganará unos 52.000 €. En el European Tour resulta imposible encontrar un torneo (que no sea coetáneo) que reparta al ganador un 30% menos de lo que gana el séptimo clasificado del Open Championship. Thomas Aiken ganó unos 180.000 € tras alcanzar ese puesto, si bien es cierto que fue compartido. Si hubiese ocupado esa posición en solitario, como Julieta Granada, sus ganancias ascenderían a algo más de 200.000 €.

Si descendemos en la clasificación de la orden de mérito femenina del Ladies European Tour observamos que la cuadragésima clasificada tiene unas ganancias de 52.000 €, apenas un sueldo, digno si fuese por cuenta ajena, pero no tanto si de ahí paga sus gastos, ya que estas deportistas son autónomas. Nos encontramos a finales de septiembre, por lo que el grueso de la temporada ya ha pasado, y quedan por disputar tan solo cinco torneos más. Además los patrocinadores personales brillan por su ausencia, y la mayoría de las jugadoras apenas disfrutan de algo de material donado por las marcas. Si los mejores hombres del circuito barajan cifras importantes en publicidad, las mujeres más destacadas no lo hacen tanto. No entraré en disquisiciones de equidad, ni de audiencias, ni de generación de recursos o retorno de inversiones, pero no quería dejar de consignar este dato objetivo.

Ver a estas grandes golfistas en vivo es imponente. Transmiten unas emociones exactamente iguales que a las de los hombres, aunque tal vez la televisión no les haga justicia y no consiga plasmar esa intensidad. Son un modelo perfecto de técnica y ritmo para los amateur, pues podemos copiar la velocidad con la que desplazan el palo en sus swings.

Aunque el elenco de deportistas que disputan esta edición del Open de España Femenino es significativo, podría ser aún mejor. Es este un tema que habría que analizar más en profundidad, pues se han producido algunas ausencias de jugadoras de la talla internacional de Azahara Muñoz, Beatriz Recari o Belén Mozo, que no están disputando el abierto de su país. Sus razones tendrán, y no soy yo quién para juzgarlas, pero la RFEG tendría que estudiar propuestas para que esto no se vuelva a repetir en el futuro. Son golfistas a las que la Federación ha ayudado a ser lo que son, y no parece desmesurado pedir algo a cambio.

Para concluir me gustaría plasmar un hecho vivido en primera persona: he participado en mi primer pro-am con jugadoras. Sin duda una muy grata experiencia, propiciada por la atención y la amabilidad de que hicieron gala las dos golfistas que me tocaron en suerte, Ana Larrañeta y Tania Elósegui, que tienen desde ya en mí a un fiel admirador. El trato que nos dispensaron y la calidad que demostraron son más que suficiente para que les anime en sus carreras profesionales y me alegre por sus éxitos. Es obvio que es muy agradable participar en cualquier pro-am, pero si he de elegir prefiero que sea con féminas ya que entienden mejor el calado de este tipo de acontecimientos, valoran mejor los patrocinios y cuidan a los invitados de éstos.