Las bolas de golf que utilizan los pros tienen un valor medio de mercado de 4,5 euros. Si lo multiplicamos por las 318 bolas que los mejores del mundo han tirado esta semana a los obstáculos de agua del Trump National Doral, su valor asciende a unos 1.430 euros. Una nimiedad al lado del cheque de más de un millón y medio de dólares que se ha llevado Patrick Reed, pero bastante dinero para la gente que vive de recuperar estas esferas blancas. Y es que se estima que al año 300 millones de bolas acaban mojándose, así que hagan el cálculo.
De todas las profesiones dependientes del golf existe una que verdaderamente llama la atención: los buceadores recogebolas. Por lo general, son los beneficiarios de los jugadores con hándicap alto que tantas y tantas veces mandan sus bolas al agua. Pero visto lo ocurrido esta semana en Miami, estos profesionales de los lagos no solo se aprovechan de los malos jugadores… Sin embargo, no siempre es un camino de rosas (un alegre chapuzón en este caso) para estos curiosos cazatesoros. En bastantes ocasiones, ellos no son los únicos animales que buscan algo en el lago. Y los otros no buscan bolas…
Como podemos observar en este vídeo resumen del documental «White Gold» (Oro Blanco) estrenado en la cadena americana ESPN, la recompensa de estos buceadores no está exenta de riesgo.
Deja un comentario