De la inspiración al drama (relativo), de la comodidad a los apuros, de la fluidez a la lucha. Si la «bipolaridad» es una constante en el golf profesional, esta alternancia se acentúa en un recorrido tan fiero como Riviera Country Club, un campo que no permite despistes ni respiros y que te caza incluso si te crees a salvo. Así lo puede atestiguar Sergio García, que comenzó la segunda vuelta del Northern Trust Open con un gran eagle que le ponía en cabeza del torneo y acabó pidiendo la hora después de encajar tres ganchos en el plexo solar a última hora.
Sergio tocaba la gloria provisional en el primer tramo, con un eagle y un birdie logrados desde fuera de green y un pequeño tropiezo en el hoyo 2 intercalado, pero poco después comenzaban los apuros en los greenes y las imprecisiones desde el tee. Aun así, el de Borriol mantuvo el resultado a duras penas, pero la parte final del recorrido favorito de Ben Hogan fue inmisericorde con él y le hizo perder tres golpes en apenas cuatro hoyos. Aun así, su 73 (+2) del día no le ha hecho perder demasiado terreno y García es decimotercero a solo cinco golpes de los líderes, una distancia exigua si tenemos en cuenta los vaivenes que sufre la clasificación en un campo tan exigente. Y si no que se lo digan a Matt Kuchar, que corrió la misma suerte que Sergio y ahora es noveno después de acabar la primera vuelta como líder en solitario.
En cabeza, el sueco Fredrik Jacobson (dentro del Accenture gracias a la baja de Brandt Snedeker) confirma el buen momento de juego que le llevó a luchar por el AT&T Pebble Beach National Pro-Am y comparte la primera plaza con Sang-Moon Bae, ambos con -9, jugador de segundo año que ya está perfectamente aclimatado al circuito estadounidense y quiere seguir la senda de sus ilustres compatriotas Choi y Yang.
También rondan la cabeza otros tres baluartes del European Tour, Luke Donald (quinto con -7), y Charl Schwartzel y Lee Westwood (-6 ambos), que han decidido cruzar el charco para afinar su preparación de cara al primero de los campeonatos del mundo, un Accenture Match Play Championship que se prevé apasionante.
Con 20 jugadores en menos de cinco golpes, hay que recurrir al tópico para decir que todo está por decidir, pero en una sede como Riviera ese aforismo recurrente es una verdad como un templo.
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