Roberto Castro se está especializando en destrozar el marcador en la primera jornada de torneos destacados. Hace mes y medio reventaba con un 63 el Stadium Course del TPC Sawgrass, una vuelta que asombró a propios y extraños y dejó con la boca abierta a su compañero de partido durante los dos primeros días de The Players, Jason Bohn. Castro igualó el récord histórico de Norman y Couples y firmó una tarjeta que le llevó al primer plano de la actualidad. «Me demuestra que, si juegas bien, eres lo suficientemente bueno», explicó entonces, refiriéndose al subidón de confianza que experimentó en aquel día mágico. Ayer, en la primera vuelta del AT&T National, Castro volvió a dejar claro que es lo suficientemente bueno para estar en el PGA Tour.
En un campo que sirvió de escenario al triunfo de Rory McIlroy en el US Open y en condiciones similares a las de este torneo, con rough espeso, greens peliagudos y una media por encima de los 73 golpes en este par 71, el pelirrojo Castro volvió a dar una clase magistral sobre cómo gestionar recorridos complicados y terminó liderando el torneo con un gran 66 (-5), con dos golpes menos que un terceto compuesto por Billy Horschel, el hombre de moda en el PGA Tour, Bud Cauley, un joven astro que ya merece su primera victoria en el circuito, y Graham DeLaet, que ya estuvo luchando por el título en el Travelers Championship de la semana pasada.
«Se parece a un US Open en que no hay muchos birdies a tiro. Tampoco dependes de la buena o de la mala suerte. Si la echas al rough, ahí se queda. Si la echas a la calle, puedes jugar a partir de ahí», explicaba Castro poco después de entregar la tarjeta.
De entre los favoritos al título, Jim Furyk y Brandt Snedeker fueron los mejor parados con un -2, mientras que Adam Scott, campeón del Masters, comenzó con un 73 y Hunter Mahan se vio penalizado por su atípica irregularidad desde el tee y entregó un 75.
«Ha sido la ronda de PGA Tour más aburrida que he oído en mi vida. He oído dos ovaciones en toda la mañana. Y no eran para mi grupo», explicaba Lucas Glover haciendo hincapié en el carácter de prueba de supervivencia de este torneo auspiciado por la fundación de Tiger Woods.
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