Rory McIlroy sigue haciendo historia y, una vez más, ha demostrado que está hecho de otra pasta y que cuando está jugando bien, no hay rival posible. Sergio y Fowler lo han intentado hasta el último momento. Se han dejado hasta el último aliento tratando de dar caza a un Rory que salía con demasiada ventaja en la última ronda.
Con la jarra de clarete en sus manos, el norirlandés confesaba la importancia de esta victoria y alababa a los guerreros que han salido al campo hoy a pecho descubierto dispuestos a plantearle la más dura de las batallas.
«El Open es el torneo que todos queremos ganar, es el torneo que todos nos esforzamos por ganar, y tener esta jarra de clarete en mis manos es una sensación increíble. Ha sido un placer competir con vosotros dos. Rickie, no tengo ninguna duda que con los resultados que estás teniendo en los grandes tu hora va a llegar, y lo mismo opino de Sergio», afirmaba McIlroy aclamado por un público que, durante toda la semana, le ha llevado en volandas hacia la victoria.
En su cuarto de siglo de vida, el norirlandés consigue su tercer grande, una muesca más en su revólver, al que solo le falta el verde y amarillo de Augusta.
«Tener tres de las “patas” del Grand Slam con solo 25 años es un gran logro. Me va a costar asimilarlo, pero estoy muy contento», declaraba pletórico.
Acompañado por su familia en todo momento, Rory ha disfrutado de una espectacular victoria, en la que sus más allegados han sido más protagonistas de lo habitual. Si el sábado saltaba la noticia de la apuesta que su padre realizó hace 10 años, y que le va a reportar alrededor de 63.000 euros, hoy Rory se acordaba de los afortunados amigos de su progenitor que, con fe ciega en el joven, hicieron una apuesta que difícilmente podrán olvidar. Visiblemente emocionado, Rory dedicaba la victoria a su madre, que veía por primera vez en vivo como su retoño se alzaba con el triunfo en un grande.
«Mamá, esto es para ti», gritaba a los cuatro vientos un Rory que esta semana ha dado un espectáculo pocas veces visto.
Adam Scott ha vuelto a mostrar el gran nivel de juego que le ha llevado hasta el escalafón más alto del ranking mundial. Encuadrado en los peores turnos de juego, y dejándose muchos golpes en los greenes, el australiano ha tirado de garra y, gracias a su 66 final, se ha metido entre los cinco primeros de la clasficación.
«He estado en el peor cuadro de juego, lo que ha hecho muy complicado competir contra Rory, que tuvo dos días inmejorables de golf. Pero esto es así. En mitad de torneo he tenido 27 hoyos no muy buenos de los que me ha sido difícil recuperarme», concluía el número uno del mundo, que completa su tercer puesto consecutivo entre los cinco primeros en el Open.
Tom Watson es uno de esos jugadores que siempre buscas ver las semanas de Open y que levanta simpatías dondequiera que vaya. Sin duda, en aquella jornada final en Turnberry en 2009, donde estuvo a tan solo un golpe de hacerse con el título, todos sufrimos como propia esa descorazonadora derrota. Hoy, cuando se cumplen 34 años de su último y quinto triunfo en un Open Championship en Muirfield, Tom Watson firmaba una ronda final de 68 golpes, dejando el pabellón bien alto y agrandando más si cabe la leyenda de este verdadero caballero del golf.
El próximo capitán del equipo norteamericano ha tenido tiempo esta semana para ocuparse de sus labores como tal y vigilar de cerca a los que podrían ser sus pupilos en Gleneagles en septiembre. La eterna incógnita es el estado de forma de Tiger.
«Si está jugando bien y sin dolor, le elegiré», declaraba Watson sobre el californiano. Phil Mickelson es otra de las grandes dudas del equipo, y Watson ha sido también tajante al respecto. «Todo el mundo piensa que les voy a elegir automáticamente, pero os puedo asegurar que no es así. Ahora, si ambos están bien, ¿cómo puedes no elegirlos?, sentenciaba el veterano estadounidense.
Watson también se deshacía en elogios hacia un Rickie Fowler del que dice que le encanta su actitud. El joven estadounidense, llamado a ganar un Open más pronto que tarde, no ha decepcionado con sus declaraciones a su capitán y cuando ha sido preguntado por cómo se sentía por este segundo puesto conseguido, Fowler ha sido tajante.
«Solo tengo dos palabras para resumirlo: Ryder Cup». A buen seguro que este terremoto dará mucho que hablar en Gleneagles.
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