Cuando dos jugadores se colocan en cabeza de un torneo batiendo el récord del campo, no queda más que felicitarlos y confiar en una conjunción de fortuna y buen juego para la jornada decisiva. Eso es lo que sucedió en la segunda vuelta del Greater Gwinnett Championship, torneo del Champions Tour cuyo título defiende esta semana Miguel Ángel Jiménez, y que ha quedado casi fuera del alcance del malagueño gracias al magnífico rendimiento en el TPC Sugarloaf del estadounidense Olin Browne y el alemán Bernhard Langer.
«Es un peligro público», declaraba un simpático Browne refiriéndose a Langer, ganador del torneo en 2013 y segundo detrás de Jiménez el año pasado. El alemán acababa de igualar el récord establecido por el estadounidense con un espectacular putt para eagle de 10 metros en el hoyo 18.
«Es lo que se espera de él. No es accidental. No ha ganado dos Masters por accidente», insistía Browne sobre Langer, que busca su vigésimo cuarto triunfo en el circuito de veteranos. Browne (-12), de momento, le saca un golpe al alemán y tres a su compatriota Rocco Mediate. A cinco golpes ya queda un cuarteto de ilustres compuesto por Jesper Parnevik, Stephen Ames, Mark O’Meara y Tom Pernice Jr.
Miguel Ángel Jiménez ocupa la décima plaza después de tener que jugar 25 hoyos en el día a causa de las lluvias de la primera jornada. El de Churriana acababa con 69 golpes su primer parcial y no conseguía sacar rendimiento con el putter a su precisión de tee a green. Dos «tripateos» en los hoyos 14 y 15 le cortaban las alas, aunque conseguía compensarlos con dos birdies finales en los tres últimos hoyos. Aun así, los siete impactos que lo separan de Browne se antojan excesivos, y más sabiendo que también tiene a un casi invulnerable Langer acechando en la segunda plaza.
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