Aunque confíen más en la causalidad que en la casualidad y tengan alergia a los augurios y los horóscopos (hacen bien), hay un dato que debería hacerles esbozar al menos una leve sonrisa. La última vez que el Open Championship acabó un lunes, circunstancia a la que se ve abocada esta edición por culpa del viento que ha anulado gran parte de la jornada del sábado, fue en 1988. Sí, cuando Seve Ballesteros se impuso en Royal Lytham, en un duelo vibrante de poder a poder, a un Nick Price que en absoluto sacó el pañuelo blanco como Hale Irwin en 1979. De ahí que el final de la segunda jornada de Sergio García, con dos birdies consecutivos para cerrar uno de los días más atípicos en la historia reciente del Open, abra de par en par las puertas a la esperanza.
Ya por la mañana, en la media hora escasa que se pudo jugar antes de que los responsables del Royal & Ancient decidieran mandar a los golfistas a la casa club por el fuerte viento, Sergio García salía bien parado del envite y hacía un par valioso en el 14 para luego dejarse un putt para birdie en el 15. Aunque en la reanudación no conseguía convertir en la oportunidad, el español llegaba con hambre al campo después de las doce horas de aplazamiento y conseguía dos birdies que le ubican en la decimocuarta plaza, a cinco golpes del líder, Dustin Johnson. El primero, con algo de fortuna en el 17 tras golpear de lleno la bandera, y el segundo, después de jugar el 18 de libro. Sacando el puño, con esa mirada decidida que se le suele ver en el Open Championship, Sergio García volverá a luchar por un título más.
«He tenido suerte. Lo bueno es que la bola iba directa a la bandera, pero un poco más fuerte de lo que quería. No quería quedarme corto porque el tiro no es fácil desde delante de gren con el viento y la posición de la bandera, pero lo mejor fue meter el putt después del golpe de suerte y anotarme un gran birdie en el 17. Es un golpe «robado» y luego acabé con otro buen birdie en el 18, así que estoy muy contento y tengo ganas de que llegue… iba a decir el fin de semana, pero será el domingo y el lunes», declaraba Sergio al final de su vuelta.
«Creo que estoy en buena posición. Evidentemente, me habría gustado estar un poco más arriba, pero creo que hemos luchado bien los dos primeros días. Ayer no me notaba muy fino pero me las apañé con el viento y hoy he acabado bien. Estoy muy satisfecho», explicaba un comedido Sergio García, que se convertía en uno de los mayores beneficiados de una jornada caótica junto a los que acabaron ya ayer y están en la zona alta (Danny Willett, Zach Johnson, Marc Warren, Adam Scott y Robert Streb), todos ajenos al lío de horarios que ha mantenido en vilo a cuarenta jugadores durante el sábado.
Ocupa el liderato en solitario Dustin Johnson, a quien debería alegrarle saber que el líder del toreo ha ganado en las cinco últimas ediciones del Open. El estadounidense sigue a lo suyo, con ese aspecto despistado que parece volverle invulnerable a todo lo que le rodea, y conseguía neutralizar el bogey firmado en la media hora funesta de la mañana con un gran birdie en el 18. Spieth, su compañero de partido, perdía un golpe por culpa de tres putts en el Road Hole, pero luego equilibraba su marcador en el hoyo final. Está con -5 empatado con Sergio García y a cinco golpes de Johnson, una distancia salvable en 36 hoyos en un links como el Old Course.
Por detrás de Johnson y Willett, segundo con -9, está el escocés Peter Lawrie y un sexteto de relumbrón en el que figuran el también local Marc Warren, los estadounidenses Zach Johnson y Robert Streb, los australianos Adam Scott y Jason Day, y el sudafricano Louis Oosthuizen, campeón del Open en St. Andrews en 2010. Lawrie, especialista en situaciones extremas, ya ganó en Carnoustie en 1999 en la edición de infausto recuerdo para Jean Van de Velde y podría repetir título 16 años después, batiendo por cinco años la marca de mayor intervalo entre dos victorias.
Y si metemos en las quinielas a Sergio (y hacemos bien), tampoco podemos olvidarnos de jugadores que están con -6 o -5 como Goosen, Donald, Matsuyama, Day, Rose, Lahiri o Schwartzel, un amplio abanico de aspirantes en los que se ha colado por méritos propios el amateur irlandés Paul Dunne.
Entre los españoles, se confirma la presencia de Rafa Cabrera-Bello durante las dos últimas jornadas, al par y justo sobre la línea del corte, y la marcha de Pablo Larrazábal, pese a su gran -3 de la segunda jornada, y Miguel Ángel Jiménez.
Por último, si ayer vivimos la emotiva despedida de Tom Watson, el sábado se ha confirmado la marcha de otro gran campeón Tiger Woods, de nuevo desdibujado y acumulando un aparatoso +7 que vuelve a sembrar interrogantes acerca de su futuro inmediato.
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