A falta de tres hoyos Sergio García acariciaba su noveno triunfo en el PGA Tour. En un día en el que el Riviera GC, como si de una novia caprichosa que va dando calabazas a todos sus pretendientes se tratara, estuvo sacando de la ecuación de la victoria a los numerosos jugadores que iban echando su solicitud para llevarse el torneo, Sergio pudo capear el temporal a pesar de no estar jugando bien y mantenerse con un golpe de ventaja antes de que el castillo de naipes se tambaleara y volviera a dejar la decepción en los labios del castellonense.
Sería fácil hablar de un mal de alturas, de la incapacidad de Sergio de rematar los torneos a la hora de la verdad, pero la cuestión se antoja más compleja. Lo primero que hay que hacer es meter en la explicación al campo, que ha terminado con números de US Open y con un ganador en menos seis, algo que prácticamente solo se ve en los majors y casi nunca en un torneo regular del PGA. Greens de cristal, roughs escasos pero espesos y árboles alineados estrategicamente para que perder la calle sea un quebradero de cabeza. La factura del campo la tuvieron que pagar muchos de los que a primera hora de la mañana entraban con la vitola de favoritos y terminaron pidiendo la hora como Retief Goosen, Ángel Cabrera, Vijay Singh, Jim Furyk, Graham Delaet, J.B. Holmes o Ryan Moore.
Por otro lado está el propio Sergio. Él mismo lo señalaba: “Tengo que ser sincero conmigo mismo, y no merecía ganar este torneo. No he jugado bien durante la semana y haber tenido la oportunidad de ganar ya ha sido un gran esfuerzo, pero ni siquiera puedo estar decepcionado porque no jugué lo suficientemente bien”. Y es aquí donde podemos discutir hasta qué punto es cierto, porque si bien es verdad que su buen comienzo se empezó a torcer a mitad de la segunda parte del recorrido donde tuvo que salvar algún par milagroso, en una última ronda donde solo cogió cuatro calles, también es verdad que a falta de tres hoyos, con un título en juego, hay que sacar algo más de la bolsa que no tiene que ver con las manos, una confianza que se ve en jugadores como Rory y que parece que le falta a Sergio.
Como ejemplo baste el hoyo 17 al que le había sacado el birdie toda la semana y donde tras una mala salida conseguía salvar los papeles con un segundo golpe fantástico. Sin embargo, el decisivo tercer golpe se le quedó corto y tampoco fue capaz de leer bien el green para acercar su primer putt y asegurar salir de allí indemne con un par que sabía a triunfo. Esas son las cosas que alimentan muchas de las críticas que Sergio ha recibido a lo largo de su carrera. El bogey en el 18 terminó por matar las aspiraciones del castellonense que salía incluso del playoff que al final decidiría el torneo. Queda la duda de saber cuánto hay de errores lógicos dentro del juego y cuánto de falta de confianza, pero hay que fiarse de las palabras de Sergio cuando decía que su juego largo, algo en lo que él se apoya mucho, le estaba dando problemas desde hace tiempo y que es lo que tendrá que empezar solucionar en breve.
Del desempate al que se llegó en el torneo salió triunfante James Hahn, que había terminado su vuelta con menos dos y que se juntaba en el tee del 18 con Dustin Johnson y Paul Casey, otro dos de los pocos que habían ganado al Riviera GC. En descargo de Sergio, hay que decir que todos ellos también se mostraron incapaces de cerrar una victoria que también tuvieron al alcance de la mano antes del desempate. Dustin Johnson cometió bogey en el 17 mientras que Paul Casey lo hacía en el 18, con Hahn siendo incapaz de sacar partido del par 5 del 17. Tras el segundo hoyo del playoff se iba Casey mientras que a la tercera Hahn lograba otro birdie para estrenarse como ganador de un torneo del PGA Tour. La victoria le llega con treinta y tres años y le abre las puertas del Masters y del PGA Championship. Premio también para Dustin Johnson, que ve como su retorno tras los meses de inactividad apenas le ha pasado factura y para Paul Casey, que poco a poco va recordando al jugador que llegó a ser un top 10 mundial y al que este segundo puesto le puede abrir las puertas del Masters.
Por otro lado, Gonzalo Fernández-Castaño ha finalizado en la septuagésimo segunda posición tras pasar un día realmente malo en el Riviera GC, de donde ha salido con un más siete en su tarjeta.
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