Es verdad que, como publicamos hace un mes, el golf es cada vez más un deporte para gente joven. Las estadísticas dicen que desde 1960 tres cuartos de los ganadores de majors han sido menores de 35 años; sin embargo, en el último lustro, e incluso la última década, existe un paraíso para los jugadores veteranos en donde la tendencia es la contraria, y superar los 34 años es sinónimo de ser candidato a pasar a la posteridad: el Open Championship.
En la pasada edición del Open, Phil Mickelson levantaba la jarra de clarete con los 43 años recién cumplidos tras terminar con tres golpes de ventaja sobre Henrik Stenson, que por entonces estaba en los 37, y con cuatro de margen sobre un grupo perseguidor entre los que se encontraban Ian Poulter (37) y Lee Westwood (40).
La victoria de Mickelson era, además, la tercera consecutiva de un cuarentón en el Open Británico. El año anterior, un fabuloso Ernie Els cerraba muchas de las bocas que decían que ya no podría ganar otro major y, saliendo el domingo seis golpes por debajo de Adam Scott, fue capaz de remontar e imponerse a los 42 años para ganar su segundo Open Championship.
Darren Clarke, también con 42 años, había precedido a Els como ganador del tercer grande del año en el 2011, imponiéndose por tres golpes a un Mickelson que ya amenazaba con la victoria y que en ese momento había cumplido los 41.
Si nos remontamos incluso diez años atrás, excepto Oosthuizen en 2010 cuando venció con 28 años o Tiger en el Open de 2005 con 29, el resto de jugadores que ganaron el torneo andaban como mínimo en los 34 años y algunos como Stewart Cink o Todd Hamilton ya habían cumplido los 36 y 39 respectivamente cuando se impusieron en el 2009 y el 2004. En total, seis de las diez victorias se las apuntaron jugadores bien entrados en la treintena o directamente más allá de los cuarenta.
Pero esta tendencia no solo se aplica a los ganadores. Si aquel putt de Watson en Turnberry hubiera entrado el estadounidense se habría llevado su sexto Open a la edad de 59 años, siendo el jugador con mayor edad en conseguirlo. Jiménez o Björn también han brillado más allá de los cuarenta en el torneo y en general es complicado encontrar jugadores menores de 33 años el último domingo de Open entre los diez primeros.
Una de las razones para que los «viejos» puedan campar a sus anchas en territorio británico puede ser que las distancias de los campos difieren bastante con las de otros majors. Este año, por ejemplo, en el Royal Liverpool tendrán que caminar 6.600 metros cada jornada, mientras que en Augusta fueron 200 metros más y en Pinehurst 315. Además, la influencia del viento, la presencia de temibles bunkers y la dureza habitual en las calles de los links iguala las fuerzas en algunos casos, y los pegadores suelen optar por estrategias más conservadoras. Veáse la empleada por Tiger en su último paso por Hoylake, sede de esta semana, cuando renunció al driver para usar madera 3 y un hierro 2 desde el tee durante toda la semana.
Otra de las razones es que, tal y como explicaba Mickelson, para ganar un Open Británico, hay que aprender a jugar de tee a green manteniendo la bola baja entre otros aspectos y luego saber entender los greenes tan diferentes que hay en los links. Lo primero, según el propio Mickelson, le llevó diez años y lo segundo otros diez. Quizás ahí radique el verdadero secreto del triunfo de la veteranía en este torneo.
2013 – Phil Mickelson (43)
2012 – Ernie Els (42)
2011 – Darren Clarke (42)
2010 – Louis Oosthuizen (28)
2009 – Stewart Cink (36)
2007 – 2008 Padraig Harrington (35)-(34)
2005 – 2006 Tiger Woods (30)-(29)
2004 – Todd Hamilton (39)
Deja un comentario