La hoja de ruta de la inmensa mayoría de los profesionales que salen a disputar un torneo de golf contiene una sencilla instrucción: hacer todos los birdies posibles. Luego entran en juego consideraciones como la dificultad del campo, la influencia de los rivales y el peso de la presión, especialmente cuando se defiende una ventaja desde el liderato de la clasificación. Sin embargo, en el Shriners Hospitals for Children Open, Webb Simpson consiguió no mirar atrás.
Los antecedentes no eran muy halagüeños. Desde su triunfo en el US Open hace 16 meses, Simpson había liderado un torneo en dos ocasiones y no había conseguido culminar. Sin embargo, en un TPC Summerlin maltratado por el jugador estadounidense, Simpson consiguió un espectacular 66 final para ganar por seis golpes a Ryo Ishikawa y Jason Bohn.
Todo controlado, margen de sobra y ninguna preocupación. De hecho, Simpson procuró evitar los marcadores durante toda la jornada para eludir la tentación del exceso de confianza. Con un -24 en el marcador, y un -6 en el día final, sus rivales no tenían ninguna opción. Solo un mágico 59, algo que Henry rozó el primer día, podría haber movido la silla al estadounidense que volvía a la senda del triunfo después de una temporada 2013 en blanco
«Era un tanto frustrante. Cada año, mi objetivo es mejorar. Creía que estaba mejorando, pero no luchaba para ganar torneos tan a menudo. Nunca me entraron dudas y pensé que era cuestión de tiempo que volviera a suceder», declaraba Simpson.
Difuminada por el contundente triunfo de Simpson queda la actuación de Ryo Ishikawa, que tuvo que acudir a las series finales del Web.com Tour para asegurar su tarjeta y que iguala su mejor resultado en Estados Unidos con esta segunda plaza. Sin duda, una buena noticia para el golf nipón, que comenzaba la temporada en el PGA Tour ilusionado con la irrupción del joven Matsuyama.
Deja un comentario