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Tiempo para volver a empezar

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Enrique Soto | 19 de septiembre de 2013

No han sido meses sencillos para Nicolas Colsaerts, el joven belga que sorprendió a Estados Unidos en la Ryder Cup. Él solito se las apañó para ganar su partido de fourball contra Tiger Woods y Steve Stricker el día de su debut, cuando se suponía que Lee Westwood tendría que tranquilizarle y tomar los mandos. Aquel jugador que se encaraba con el público americano después de pasar diecisiete hoyos escuchando abucheos bien merecía un lugar en la élite, o al menos en las grandes citas. El 2013 iba a ser el año de Nicolas.

Quizá porque fueron muchos retos y el modo de vida que se planteaba era muy distinto al que había llevado hasta entonces, pero el prometedor joven se fue estancado al otro lado del charco. Un top 10 en febrero, otro en abril, una décima posición en el US Open… A parte de algunos destellos en determinadas citas, estaba siguiendo un camino algo mediocre; no lo que se esperaba de él. El efecto Ryder no había despertado. En esta situación llegó al KLM Open, disputado la semana pasada en Holanda. Firmó 73 golpes el primer día y se retiró al segundo por una gripe. Nada parecía marchar bien.

Pero fue tocando fondo como verdaderamente parece haber resurgido. La sede del Open de Italia, el Golf Club Torino, no es un campo que, a priori, se adapte bien a su juego: es estrecho en algunos tramos y los greenes no son precisamente grandes, por lo que la potencia que es capaz de generar Colsaerts podría encontrar muy pronto un castigo. De hecho, comenzó con un bogey en su primer hoyo, el 10. Lo que vino después fue algo muy similar a lo que aconteció en Medinah: hasta siete birdies en ocho hoyos. Nicolas parecía otro jugador, dibujando líneas rectas en el aire, cruzando árboles que se supone que protegerían este diseño de 1925. “Casi estaba volando”, declaró al finalizar.

Su vuelta, de 65 impactos (menos siete), sabía a poco tras un comienzo tan fulgurante. “Tuve algunas ocasiones en las que tenía un wedge en las manos y no hice birdies, que probablemente debería haber conseguido”, continuó. “Debería haber terminado con menos ocho o menos nueve, pero me quedé algo lejos de esas banderas y llegar a un número realmente bajo”. Aún así, nadie fue capaz de superarle en la tabla. El bombardero había liberado todo su potencial y está dispuesto a arreglar un año complejo, lleno de nuevos escenarios y horas en aeropuertos. Nicolas está dispuesto a volver a empezar.

A su lado se encuentran Ricardo González, el gran aspirante a vencer en Gleneagles hace unas semanas, y Maximiliam Kieffer, un rookie que ya cuenta con un abultado contrato con IMG por lo que se antoja un enorme potencial. Ambos llegaron también al 75 en un día plácido en Torino, de greenes amables y escaso viento. No es difícil imaginar lo que viene en estas circunstancias: birdies, birdies y birdies; a menos que unas banderas esquinadas le pongan remedio. Marcus Fraser es cuarto con menos seis, mientras que David Higgins y Steve Webster son quintos con menos cinco.

El mejor español en esta primera jornada del Open de Italia es Jorge Campillo, que tras firmar un eagle, tres birdies y solo un bogey terminó con un sólido 68, una buena premisa para repetir en la final de la Race to Dubai. A su lado terminó uno de los grandes favoritos a la victoria, el local Francesco Molinari. José María Olazábal, Rafael Cabrera-Bello, Alejandro Cañizares, Álvaro Quirós y el defensor del título, Gonzalo Fernández-Castaño, terminaron con menos uno y son cuadragésimo cuartos. Eduardo de la Riva, con una vuelta de par, se ha metido dentro del corte provisional del torneo, situado en el mismo resultado. Ignacio Garrido (más uno) y José Manuel Lara (más tres) tendrán que remontar para superarlo mañana.

Resultados completos