No se sorprendan si la semana que viene, durante el Waste Management Phoenix Open, no ven a Tiger Woods sonreír. No es que el californiano se haya metido en una secta nueva que impida la sonrisa por consejo de su nuevo entrenador para mejorar el swing, sino que le ha desaparecido un diente. Aunque lo más probable es que Woods ya haya visitado a un dentista de guardia para recuperar su fotogénica (y no muy usada) sonrisa.
Más que desaparecido, el diente cayó por el golpe de un cámara de televisión que estaba cubriendo una de las pruebas de la copa del mundo de esquí en Cortina d’Ampezzo, Italia. Hasta allí se había desplazado Tiger para ver como su novia, la superestrella Lindsey Vonn, batía el récord de triunfos en la Copa del Mundo al lograr su sexagésimo tercera victoria. Una hazaña digna de la mayor de las celebraciones que contó con la presencia de la pareja de Vonn, Tiger Woods.
Woods, que para pasar «desapercibido» llevaba una máscara con forma de esqueleto, se acercó a saludar a su novia que enseguida le reconoció.
“Sabía que era él desde que le vi. Le encanta llevar esa estúpida máscara, pero fue una gran sopresa”, declaró la esquiadora. Justamente el incidente se produjo cuando subió al podio a recibir su premio. En ese momento una multitud de fotógrafos y cámaras se acercaron a grabar el momento con la fatalidad de que uno de ellos, al echarse hacia atrás, golpeó en la cara de Tiger que para una vez que no era el objetivo de los flashes y objetivos los sufrió más que nunca.
No transcendió si el cámara le reconoció, si Tiger se cabreó mucho, si sangró o si simplemente, en plan marine, agarró el diente y lo tiró como si nada hubiera pasado. Por otro lado, y según las palabras de su agente Mark Steinberg, no hay fecha para que Tiger reponga la pieza caída, aunque no creemos que necesite el dinero del ratoncito Pérez para ir al dentista.
En cualquier caso, y aunque la foto del californiano sin el diente ya ilustra la cabecera de esta pieza, les dejamos otra con la famosa máscara esquelética.
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