Un campo corto empapado por la lluvia suele desembocar en el mismo guión que el de la primera jornada del Lyoness Open. Sobre el papel era sencillo: coger todas las calles posibles y atacar con palos cortos las banderas. Muchos jugadores consiguieron a primera hora del día vueltas considerablemente bajas, como el menos cinco de Weng-chong Liang o el menos seis de Graeme Storm, que se situó líder en solitario durante unas cuantas horas. Nadie parecía superar esa cifra hasta que llegó Tom Lewis, un hombre con tanto talento como irregular ha sido su trayectoria hasta la fecha.
Es fácil recordar a este inglés de veintidós años por dos episodios distintos. En el 2011, en el Open Championship que ganó Darren Clarke, entregó la tarjeta más baja que un amateur ha conseguido en un major. 65 golpes en la primera jornada situaban a un chaval en primera posición junto a Thomas Björn. Unos meses más tarde, en Portugal, ganó su primer torneo del Circuito Europeo y como a muchas otras grandes promesas, se alzó a Lewis hasta expectativas desmesuradas. No parecía haber nada que él no fuera capaz de hacer.
Pero Lewis se hundió entre los halagos y las ganas de triunfar, pasando solo nueve cortes en 2012 y otros cuatro en 2013. Su historia era similar a la de Justin Rose, que finalizó cuarto en un Open siendo un adolescente para hundirse en los rankings y estadísticas durante varias temporadas. “Siempre parecía hacer un doble bogey en una vuelta o un torneo que me dejaba fuera de la competición”, declaró hoy. “He intentado limitar mis errores y no castigarme demasiado, trabajando mucho en el aspecto mental. Tengo un gran apoyo de mis amigos y familia, así como buenos entrenadores, por lo que con un poco de talento no tengo ninguna excusa”. Birdie al 4, al 6, al 8 y al 9. En esta primera jornada, Lewis no cometió errores. Cinco aciertos más en los segundos nueve hoyos le permitieron entregar una tarjeta con 63 impactos. Nueve bajo par y un recorrido desnudo.
Nadie fue capaz de llegar a tales registros. Tom ya no es el chico que sacudió las casas de apuestas en Royal St. George’s y su gesto es más serio y concentrado, más típico del jugador que ha sufrido que del que llega en un gran estado de forma. En solo 18 hoyos, ha sacudido los fantasmas que le hicieron fallar los últimos seis cortes de la temporada y ha podido recordar que tiene el talento necesario como para ganar a cualquiera. “Metí muchos putts”, comentó. “Ha sido la gran diferencia entre hoy y el resto del año”.
Joost Luiten se quedó corto por dos golpes, en menos siete, y es segundo en solitario. Graeme Storm, Alexander Levy, Richard McEvoy y Simon Dyson son terceros con menos seis. A cuatro del líder, y tras haberse roto una pierna hace tan solo unos meses, se encuentra Miguel Ángel Jiménez.
El malagueño sigue dando marcha atrás al tiempo en Austria, esta vez buscando una plaza para el U.S. Open. Solo una victoria le vale para viajar a Merion pero poco a poco, semana a semana, Jiménez parece convertir lo imposible en un reto personal. Cuarenta nueve años y una grave lesión en el mes de enero. Un billete para el segundo grande del año cuatro meses después.
Eduardo de la Riva e Ignacio Garrido son vigésimos con menos tres, seguidos de cerca por Jorge Campillo con menos dos. Pablo Larrazábal es sexagésimo sexto con el par, mientras que Carlos del Moral finalizó con mas tres, Manuel Quirós y Javier Colomo con mas cuatro y José Manuel Lara con mas ocho.
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