Tony Jacklin sabe qué es ganar al otro lado del charco. En 1970, Jacklin interrumpía una prolongadísima racha de infortunios europeos y se imponía en el US Open de 1970. Posteriormente, en 1985, comandó al equipo europeo de la Ryder Cup que batió a los estadounidenses por primera vez en 28 años y en 1987 llevó a Europa a su primera victoria en Estados Unidos al imponerse por 15 a 13 puntos en Muirfield Village (Dublin, Ohio). En esta entrevista, Jacklin comparte su fascinante punto de vista; habla de Charley Hull, su protegida; recuerda a los héroes españoles de la Ryder Cup; y se plantea si es posible que el equipo femenino europeo gane por primera vez la Solheim Cup en territorio estadounidense.
Tony, háblenos de su relación con Charley Hull.
Conocí a Charley Hull es el Campeonato Británico de Pares 3 que llevo organizando desde hace cinco años en Warwickshire, y Charley participó con 11 años. Ha jugado el torneo durante los últimos cinco años y la he visto progresar. La vi el año pasado y supe que se había convertido en una jugadora magnífica, así que le di mis datos de contacto a su padre y le dije que estaría encantado de hacer lo que fuera para ayudarle en su carrera.
El año pasado fue al PGA Show de Orlando, se quedó toda la semana y fue a jugar a mi campo de golf, The Concession. Estuvieron seis días alojados en un hotel y su padre tuvo que volver a Inglaterra, donde hacía mucho frío y un tiempo espantoso. “¿Por qué se va Charley? No tiene por qué irse; puede quedarse con nosotros dos semanas y media”. Se quedó y jugamos bastante al golf y también jugó con mi hijo Shaun, que es un joven profesional, y hablaron mucho. Tiene un gran talento y mucha capacidad y lo absorbe todo. Ha conseguido cuatro subcampeonatos en sus cuatro primeros torneos en el circuito, un dato muy elocuente.
Actualmente es número 1 en la clasificación Rolex de la mejor novata del año.
Su entrega y su calidad no suelen verse muy a menudo y enseguida supe que solo quiere ganar torneos de golf. Es una chica especial y creo que va a dominar este deporte. Tuvimos la oportunidad de jugar a menudo con otros profesionales y todos me dijeron que es excepcional. Creo que es una jugadora de talla mundial, de verdad.
Volvamos a sus recuerdos de 1987, el primer año en que Europa ganó la Ryder Cup en Estados Unidos. Tuvo a su cargo a tres jugadores españoles, Olazábal, Severiano y Rivero, y en la Solheim posiblemente estén Carlota Ciganda, Beatriz Recari y Azahara Muñoz.
En The Golf Channel no ponen mucho golf femenino europeo y solo las veo de vez en cuando en los grandes. Cada vez que fui capitán contamos con un buen contingente español. En 1983 jugaron Piñero y Cañizares. Luego Rivero jugó en el 87 y Seve siempre estuvo allí. Aportaban muchísimo entusiasmo, estaban muy orgullosos de su país, de su legado y de sus lugares de origen. Por lo general intentaba emparejarlos porque se inspiraban mutuamente, además de compartir idioma. Representaban a España en el equipo europeo de la Ryder Cup y eso les hacía sentirse muy orgullosos. Vi esa combinación, esa sociedad entre Severiano y Olazábal. Enseguida vi que iba funcionar y se convirtieron en un equipo increíble. Con sus logros inspiraron a muchos otros en el equipo y eso es lo que busca un capitán: unidad en el equipo. Una pareja o un jugador pueden inspirar a los demás. Seve fue una gran referencia para todos los jugadores, pero sin los españoles no lo habríamos logrado y por eso insistí en que la Ryder Cup fuera a España la primera vez que saliera del Reino Unido. Mientras estuve llevando el timón, los españoles hicieron una aportación valiosísima y marcaron la diferencia tanto en 1985 como la primera vez que lo logramos en suelo estadounidense.
No hay motivos para pensar que las chicas no puedan hacer lo mismo en Estados Unidos. Todavía hay mucho trabajo por delante y en esa semana no se puede dar nada por sentado. En 1985 aprovechamos la victoria en The Belfry como trampolín para ganar en Estados Unidos y las europeas pueden hacer lo mismo después de su última actuación y aprovechar este año su impulso.
Yo los mantuve juntos (a Rivero, Seve, Piñero y Cañizares), con lo que formaban una parte muy importante del equipo y me apoyé mucho en ellos tanto en foursomes como en fourballs. Piñero era un magnífico ejemplo de un jugador que no era excelente en stroke play, pero era magnífico en match play. Recuerdo cuando salió en individuales en 1985 contra Lanny Wadkins, que sin duda era el jugador más difícil en match-play del equipo estadounidense. Su triunfo sirvió de tremenda inspiración para los siguientes europeos y eso es algo que buscas como capitán para inspirar a tuis jugadores.
Creo que el equipo europeo de la Solheim está en muy buena posición y aprovecharán el impulso de la última victoria para lograr por primera vez el triunfo en Estados Unidos, como nosotros.
¿Conoce a Liselotte Neumann, la capitana europea?
Jugué con ella el JC Penney Classic en Tampa, creo que hace 18 años. Jugamos en el 15 o 96 como compañeros cuando ella aún jugaba y yo acababa de empezar en el Champions Tour. Tiene mucha experiencia, estuvo en el circuito mucho tiempo y es muy competitiva.
¿Cuál fue su secreto como capitán?
No creo que lo hubiera. Hay que prepararse para tomar decisiones sobre la marcha, tener valor para ello y no preguntarle su opinión a todo el mundo. Además, hay que abrir bien los ojos y observar qué hace todo el mundo y fijarse en su lenguaje corporal para ver si se nota la confianza. Solo puedo hablar por mí, pero también exigía mucho a los jugadores más fuertes de mi equipo, a los campeones. Seve, por ejemplo, apenas descansaba, como Langer y Olazábal, porque creía que hace falta mucho valor para ganar majors, pero también porque eran los jugadores más fuertes. No pretendo hacer de menos a los demás, pero hay que usar de manera inteligente a los mejores jugadores. No es fácil, pero tuve una buena relación personal con todo el equipo. Si les preocupaba algo, les invitaba a que me lo contaran. Si tenían algo en mente o les surgía alguna duda, quería que estuvieran cómodos y, además, procuraba cuidar sus egos para que se sintiesen importantes, porque lo eran.
Uno se puede sentir muy solo en un campo de golf cuando se ve sometido a este tipo de presión, así que hay que tratarlos con respeto y, como he dicho, en numerosas ocasiones hay que cuidar sus egos cuando se cansan. Los animaba y les decía que eran grandes campeones y que por eso confiaba tanto en ellos. Hay que conocer la condición humana y mantener contento a todo el mundo. No es fácil, es una gran responsabilidad y seguro que Liselotte está a la altura. Tienen que aprovechar su gran victoria y utilizar esa confianza para ganar en Estados Unidos. Eso es lo más importante que logramos como equipo; perdimos por un punto en 1983 pero fue la primera vez que habíamos tenido un resultado tan bueno en Estados Unidos y luego conseguimos ganar por primera vez en 28 años en 1985; aprovechamos ese impulso y conservamos la confianza, aunque hubiéramos estado separados durante dos años. Cuando volvimos a reunirnos, el núcleo del equipo tenía la misma confianza y triunfamos. Eso es lo que cuenta; hay que tener confianza y no hay motivo para que Europa no conserve el 100% de su confianza si tenemos en cuenta lo que ocurrió la última vez.
¿Cree que si Charley entra en el equipo sería capaz de embocar el putt ganador?
Si no se lesiona, sin duda va a entrar en el equipo. Esta chica es excepcional y está empeñada en ser lo mejor posible. He hablado con ella muchas horas sobre su actitud y sobre algunas de las cosas que considero importantes. Se fue con unos cuantos libros que le presté y tiene ansias de conocimiento. Tiene una confianza tremenda. Va a ser una gran baza y no tengo ninguna duda de que va a formar parte del equipo.
Deja un comentario