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Tres mentores

Óscar Díaz | 20 de agosto de 2015

Después de unos años de interregno y alternativas más o menos sólidas, hay consenso: el golf está en buenas manos. Tres jóvenes jugadores ocupan el podio del ranking mundial, tres ganadores de majors que rebosan talento y carisma, cada uno a su manera. El más «veterano» es Jason Day, quien con solo 27 años ocupa el tercer escalón del podio, seguido por Rory McIlroy, 26, y Jordan Spieth, 22.

Los tres han seguido diferentes caminos hacia alcanzar el éxito y cuentan con armas variopintas en su arsenal, pero hay un elemento que les une, el pegamento que ha servido para amalgamar capacidad, genio y habilidad. En esta época de tecnologías vertiginosas y entrenadores mediáticos, en este mundo en el que la insatisfacción y la búsqueda de la perfección destruyen carreras, los tres llevan toda la vida con una misma persona que ejerce de maestro, referencia y preceptor, una rareza en el ultracompetitivo ambiente del golf profesional.

La figura de Colin Swatton va incluso un poco más allá, como quedó patente en el emocionante abrazo que le unió a su pupilo Jason Day en el hoyo 18 de Whistling Straits, en el que ambos no pudieron contener las lágrimas. Swatton ejerce de mentor, entrenador y caddie desde que Day tenía doce años, poco después del fallecimiento del padre del golfista australiano.

«Lleva conmigo desde que tenía doce años y medio. Yo era un chaval que armaba jaleo en casa, me emborrachaba y no iba bien encaminado, pero me ha llevado a ganar un major. Y no hay muchos entrenadores que puedan decir eso en el mundo del deporte. Lo significa todo para mí. Lo quiero con todo mi corazón», declaraba un emocionado Day después de ganar el PGA Championship.

Spieth también lleva desde que tenía doce años con el australiano Cameron McCormick, que se ocupa de todos los aspectos del juego del texano (swing, putt, juego corto, psicología, etc.). En este caso fue Shawn Spieth, el padre del actual número uno del mundo, quien requirió de los servicios de McCormick, ya que hasta ese momento, pese a haber ya firmado registros espectaculares, no había contado con ningún instructor formal. Cuatro años después, el talento de Spieth había cristalizado en forma de un buen puñado de triunfos como amateur y el texano ya se las estaba viendo con los profesionales en el HP Byron Nelson Classic. Si avanzamos seis temporadas más, con solo 22 años Spieth ha firmado una de las mejores actuaciones de la historia de un golfista profesional, con dos victorias en majors, un segundo puesto y un cuarto.

«Estoy orgulloso de que se haya convertido en un jugador autosuficiente, un jugador que se conoce a sí mismo, que conoce su cuerpo, que sabe qué ha de notar en los palos y en el contacto con la bola», declaraba McCormick, que acompaña a su pupilo en cuatro o cinco torneos al año y ve a Spieth cada semana que vuelve a su casa de Dallas.

Michael Bannon es otro profesor que se mueve mejor en las sombras y que deja el primer plano a su protegido, Rory McIlroy. Alejado de la jerga tecnológica de los supergurús, Bannon predica sencillez y, pese a ello, ha conseguido forjar uno de los swings más estéticos y eficaces de la historia de este deporte. Pero no por ello ha abandonado sus raíces, y hace apenas tres años seguía cobrando poco más de 50 euros por una clase en el Bangor Golf Club, situado a las afueras de Belfast.

«Lo que me gusta de Michael es que es callado, humilde y no le gusta llamar la atención. Solo quiere que haga mi mejor swing y que juegue lo mejor posible. No busca sacar nada más», declaraba en 2012 McIlroy de su mentor, que conserva vídeos de hace quince años del jugador de Holywood.

Swatton, McCormick y Bannon son la cara oculta del triunfo de los tres mejores golfistas del mundo, la encarnación del trabajo entre bastidores, el complemento ideal para el talento de sus pupilos. Sin su tutela, esta nueva edad de oro del golf moderno sería muy distinta.

1 comentario a “Tres mentores”

  1. El 21 de agosto de 2015 mikebelindo ha dicho:

    brilliant, Óscar. Me ha encantaado! 😉

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