Propietario de la petrolera Sibneft, Roman Abramovich se regaló el Chelsea allá por 2003. Y el oligarca de origen uzbeco Alisher Usmanov tampoco se quedó corto. Considerado como el hombre más rico de Rusia, en 2007 se hizo con el 15% del Arsenal. Un afán futbolero que fue más allá cuando Gazprom, la mayor productora mundial de gas, se convirtió en dueña del Zenit de San Petersburgo. Razones todas las anteriores que convierten a Oleg Deripaska en un personaje, cuando menos, peculiar, pues el director ejecutivo del mayor fabricante mundial de aluminio ha decidido invertir en golf y esquí. Raro.
De acuerdo con la lista Forbes de 2012, Deripaska es la decimocuarta persona más rica de Rusia y la fortuna número 104 en el orden mundial con unos 9.000 millones de dólares, dinero más que suficiente para darse caprichos tan nimios como el Tseleevo Golf and Polo Club. Situado en el distrito Dmitrovsky, apenas 42 kilómetros al norte de Moscú, el campo es obra de Jack Nicklaus Design y, de hecho, uno de los que más orgulloso se siente el Oso Dorado.
Durante una de sus últimas visitas a las obras de los nuevos campos de La Moraleja, en Madrid, el mejor jugador de todos los tiempos presumía de estar sumido en el proyecto del que sería uno de sus mejores campos. Se refería Nicklaus, como no, al campo de Tseleevo, una maravilla de diseño que se define a sí mismo como «ultralujoso».
De hecho, más allá del recorrido de 18 hoyos, la casa club tiene todo lo necesario para que el visitante sepa que está en territorio de multimillonarios, con lo que eso implica a niveles de ostentación y atentados contra el buen gusto: estructura de templo griego, columnas, arañas de tamaño surrealista, interiores que recuerdan a Tate Gallery de Londres y unos jardines que durante el torneo del European Tour se convierten en helipuerto. Y, sin embargo, lo más impresionante es el campo.
Considerando que en la actualidad Rusia apenas cuenta con 18 campos repartidos por sus 83 regiones, Tseleevo, inaugurado en 2009, es algo más que un soplo de aire fresco. Sobre todo es un alivio para la clase más alta del país, acostumbrada a viajar a España o Inglaterra para encontrar desafíos y que ahora tiene ante sí un señor campo. Repleto de trampas de agua por todas partes (el líquido elemento al menos entra en juego en 12 hoyos), la mayor duda estará en qué palo jugar de un hoyo a otro, pues la tupida arboleda tan pronto convierte la salida en un cañón a atravesar que desaparece en los pares tres y hace que el viento entre en juego más que en el resto del recorrido.
Un campo cuyas bucólicas imágenes enamoraran a cualquiera, aunque el campo solo permite jugar una vez al año a los no socios… requisito que los no multimillonarios podrán perdonar cuando conozcan la ‘estación’ privada de esquí o las instalaciones para la práctica del polo que el Tseleevo Golf and Polo Club alberga entre las villas de superlujo que, además, alquila a todos los interesados en sus servicios.
Alfredo Calle, autor de este texto, lleva toda la vida vinculado al mundo del golf y en su faceta de emprendedor acaba de poner en marcha Golf Dest, un club de golf virtual donde encontraréis descripciones de campos, fotos espectaculares, noticias de destinos, ofertas, torneos, circuitos amateur… y todo ello con unos precios muy especiales para todos sus integrantes. Mientras ultiman su página web, podéis encontrarlos en Facebook y Twitter.
1 comentario a “Tseleevo Golf and Polo Club: los nuevos ricos”
Hola,que mal redactado está este articulo,el primer párrafo es superconfuso
Eso si seria interesante conocer ese campo
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