Llega el fin de año, época de buenos propósitos y nuevos planteamientos. ¿Invertiremos en clases para afinar nuestro golf? ¿Optaremos por comprar el último cachivache tecnológico? ¿Y si, para mejorar, nos abonamos a un club exclusivo, con plazas limitadas y una magnífica relación calidad-precio? Además, la duración del abono es lo más atractivo… ya que es para toda la eternidad.
Y es que me refiero al Memorial Golf Park, un cementerio en forma de campo de golf de un hoyo con un green de 76 metros cuadrados, calle y búnker, diseñado por la funeraria Sunset Hills en la localidad de Bellevue, en las afueras de Seattle. En este campo de golf hay sitio para 1281 fanáticos del golf, tanto para los que quieran ser enterrados de manera tradicional como para los que prefieran ser incinerados.
La cripta donde se conservan algunos de los restos incinerados está debajo del green, el búnker alberga urnas con cenizas y también hay un gran marcador donde se reflejan los nombres de los jugadores que tienen un tee time «reservado» en este campo.
A Arne Swanson, director de marketing de la funeraria, se le ocurrió la idea al ver a una familia dispersar cenizas de uno de sus seres queridos en un campo de golf y afirma que los precios del Memorial Golf Park son equivalentes a los de los servicios que ofrece esta empresa funeraria en cementerios o crematorios tradicionales.
Como es obvio, los jugadores que visitan este campo no tienen mulligans… y, si me permitís el chiste macabro, es el único club en el que los abonados terminan siendo abono.
Aquí os adjuntamos una galería de imágenes del Memorial Golf Park (pinchad en cada imagen para ampliarla).
También tenemos el caso contrario, es decir, tumbas presentes en campos de golf abiertos al público. Además de casos más o menos tradicionales (como el cementerio del Riverside Golf Club de Columbia Station, campo inaugurado en 1928 que fue abandonado en 2005) tenemos un par de ejemplos más exóticos.
En primer lugar, a lo largo del recorrido del Delhi Golf Club (sede del Indian Masters 2008 del European Tour) podemos encontrar varios monumentos funerarios que reciben el nombre de Lal Bangla o “mausoleos rojos”. Se supone que uno de ellos alberga las sepulturas de la madre y la hija de Shah Alam II, emperador mogol de la India de finales del siglo XVII. Cabe recordar que en la India existe una gran tradición en monumentos de estas características y que el Taj Majal es el ejemplo más significativo.
El Hong Kong Golf Club de Fanling, sede del UBS Hong Kong Open y uno de los campos preferidos del norirlandés Rory McIlroy, número 3 del mundo y campeón del US Open 2011, es otro de los campos salpicados de numerosas tumbas. Algunas de ellas, dotadas de ricos ornamentos, se encuentran «fuera de límites» y alejadas de la zona de juego, pero hay otras que se encuentran muy cerca de las cuidadas calles de este campo. Pese a la pasión que despierta en McIlroy, no tenemos constancia de que quiera convertirlo en el lugar de su eterno descanso.
Y para acabar, también hay quien decide utilizar motivos golfísticos más modestos en su tumba, como esta llamativa lápida en forma de bolsa que, además de cumplir con su función principal y guardar palos de golf, sirve para colocar flores para el finado.
1 comentario a “Un campo de golf para toda la eternidad”
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