Las competiciones por equipos en el golf siguen dos tendencias bien diferencias. La primera tiene que ver con cada uno de sus jugadores, su estado de forma, su confianza o la habilidad que demuestren para desenvolverse en match play. Es un progresión referida a los individuos. La segunda tiene que ver con la mentalidad de cada bando. En ocasiones, a pesar de no contar con los hombres más inspirados, un lado es capaz de imponerse sobre el otro; marcar una progresión como la que llevó a Europa a remontar en la última Ryder disputada. Algunos no estaban a su mejor nivel, pero sus compañeros les ayudaron a ganar.
Quizá sea por ello que se le de tanto valor al palmarés de estas competiciones. En el Seve Trophy, por ejemplo, el equipo de Europa Continental lleva seis ediciones sin conocer la victoria. No solo se trata de que los jugadores provenientes de las islas hayan estado más acertados, sino que hay algo más; puede que sea lo mucho que significa para ellos el match play o que, como equipo, funcionen mejor, algo relacionado con las ganas con las que salgan a disputar cada punto. En cualquier caso, no se ganan tantas veces seguidas sin ser verdaderamente superiores.
El equipo que presentó Sam Torrance esta semana parecía claramente inferior al de José María Olazábal, ya que ninguno de los pesos pesados británicos había acudido a la cita (los Westwood, Poulter, Donald o Rose). Sin embargo, y tras una primera jornada titubeante, han vuelto a demostrar que el papel no servía para dirimir el destino de un punto, sino que eran los jugadores quienes inclinaban hacia un lado u otro la balanza. Habían transcurrido dos días de fourball y el resultado global era de 5½ a 4½; la ventaja era un espejismo, ya que no se habían disputado ni la mitad de encuentros pendientes. El tercer día, compuesto de dos turnos de cuatro foursomes, confirmó la igualdad que reina en esta edición.
Nicolas Colsaerts y Gonzalo Fernández-Castaño, inspiradísimos durante el jueves y el viernes, vieron cómo se iban quedando sin gasolina tras disputar los ocho primeros hoyos del sábado. Iban tres arriba en el marcador, como asesinos sin piedad, pero a partir de ahí su buen juego como dúo comenzó a diluirse. Solo firmaron un birdie más y terminaron empatando su duelo contra Paul Lawrie y Stephen Gallacher. Por la tarde, contra los mismos hombres, solo consiguieron tres aciertos, dos de ellos cuando el partido se les había escapado de las manos. 2&1 para los escoceses.
Una tendencia similar siguieron Thorbjörn Olesen y Francesco Molinari por la mañana, sumando solo dos aciertos para ceder por 2&1 frente a Chris Wood y Scott Jamieson. Olazábal les sentó en el banquillo por la tarde en busca de una reacción, pero ni Thomas Björn ni Mikko Ilonen supieron dársela, cediendo por el mismo resultado ante Marc Warren y un brillante Jamie Donaldson. Los continentales habían llegado, a priori, con jugadores más fuertes, pero en golpes alternos de poco sirven los antecedentes.
La verdadera seguridad del equipo de Jose María tiene un nombre muy concreto: Joost Luiten. Ha participado en todos los enfrentamientos posibles junto a Grégory Bourdy (cuatro) y en cada uno de ellos ha aportado la contundencia y la regularidad que solo tiene un jugador en forma, henchido de confianza. Por la mañana se impusieron 2&1 a Donaldson y Warren, mientras que por la tarde, en todo un despliegue de habilidad, consiguieron cuatro birdies en sus últimos cuatro hoyos para ganar dos arriba a Wood y Jamieson. Imbatidos en dos formatos bien diferentes, ante todo tipo de contrincantes, han llevado las esperanzas de romper con la historia hasta una realidad muy palpable.
En el ultimo emparejamiento entre los continentales estaba Miguel Ángel Jiménez, que demostró sentirse mucho más cómodo junto a un joven brillante como Manassero que junto a un veterano en una mala semana como Björn. Sus cuatro aciertos en el turno de mañana le permitieron imponerse a Casey y Fleetwood por uno arriba, coronando al andaluz como el jugador con más puntos ganados del Seve Trophy (catorce). Por la tarde, también frente a Casey, pero acompañado por Lynn, siguieron la misma tendencia, pero cuatro bogeys les fueron dejando paulatinamente sin opciones, a pesar de los birdies. Perdieron por el mismo resultado por el que habían ganado horas antes.
Ahora, la competición ha alcanzado un empate a nueve que refleja muy bien lo visto en cada uno de los duelos: partidos que llegaban hasta los últimos hoyos de Saint-nom-La-Bretèche con opciones para ambos bandos. De poco importará el esfuerzo invertido si mañana, en los individuales y con diez puntos en juego, los jugadores no responden a la llamada de su equipo. Los de Olazábal tienen cuentas pendientes con la historia, mientras que los británicos buscan demostrar que, en esto del match play, ellos siguen sabiendo algo más que el resto de Europa.
Chris Wood David Lynn European Tour Francesco Molinari Gonzalo Fernández-Castaño Gregory Bourdy Jamie Donaldson Joost Luiten Marc Warren Matteo Manassero Miguel Ángel Jiménez Mikko Ilonen Nicolas Colsaerts Paul Casey Paul Lawrie Peter Hanson Scott Jamieson Seve Trophy Seve Trophy presented by Golf+ Simon Khan St-Nom-La Bretèche Golf Club Stephen Gallacher Thomas Björn Thorbjorn Olesen Tommy Fleetwood
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