Zona Pro
Un errático Tiger comienza a nueve golpes de la cabeza
Carlos Palomo | 30 de enero de 2015
No fue precisamente el regreso soñado. Tiger Woods volvió ayer a competir en el el Waste Managemente Phoenix Open, su primer torneo en el PGA Tour desde el Hero World Challenge. Acostumbrado a empezar su año en Torrey Pines, el adelanto de su calendario habitual nos dejó un 73 (+2) inicial con el que concluyó la primera jornada a nueve golpes del líder Ryan Palmer. Pegó a la bola fuerte y desviada y su juego corto se mostró oxidado, pero aun así dejó un par de perlas en el «espectáculo más grande sobre hierba».
Cuando la oscuridad obligó a suspender la primera jornada, Tiger marchaba en el puesto 102º de la clasificación, con lo que se verá obligado a jugar hoy viernes bajo par para no fallar el corte. Sus nueve primeros hoyos nos dejaron la peor versión del exnúmero 1 del mundo, que comenzaba con sendos bogeys consecutivos al 1 y al 2 antes de que un doble bogey le pusiera con un acumulado de +4 en otros tantos hoyos.
El maquillaje de su jornada comenzó en el par 5 del 13, donde el hierro 5 empleado en su segundo golpe a 206 yardas acabó reposando a apenas diez centímetros de la bandera para lograr un eagle, el primero que conseguía desde el WGC Bridgestone Invitational de 2013, que hizo las delicias de un entregado público.
Catorce años después de hacerlo por última vez en su carrera y dieciocho tras su hoyo en uno en 1997, Tiger volvió al famoso hoyo 16 del TPC de Scottsdale. El que ha sido el hombre más importante de la época moderna del golf en el hoyo más ruidoso de la historia del mismo. La ovación con la que se le recibió acabó convirtiéndose en abucheos cuando, debido al excesivo ruido y a algunos reprochables gritos aislados, Woods tuvo que quitarse dos veces de la bola antes de dejarla en green al tercer intento.
Mejor acogida entre el respetable tuvo su golpe de salida en el par 4 del 17, uno de los únicos cinco hoyos donde su salida no acabó en rough, bunker o en el desierto. Tras dejar su bola a apenas siete metros de la bandera, dos putts le hicieron acabar firmando su último birdie del día.
Uno de los mejores momentos de la primera jornada en este corto penúltimo hoyo fue el eagle logrado por Jon Rahm. El alumno de la Universidad de Arizona va camino de poder presumir de superar a Tiger en el que ya es su tercera vuelta y segundo torneo en el PGA Tour (falló el corte en el OHL Classic at Mayakoba). Su comienzo tampoco fue ideal, acumulando un bogey y un doble bogey en sus seis primeros hoyos, pero su genialidad en el 17 le sirvió de impulso suficiente como para darle la vuelta a la situación.
A partir de ahí, el todavía amateur Rahm acumuló tres birdies seguidos en los hoyos 1, 2 y 3 antes de que un bogey cortase su triunfal racha. Hoy partirá con un parcial de -1 en 16 hoyos, desde la 42ª plaza.
El otro español presente en Phoenix, Gonzalo Fernández-Castaño, sí pudo completar la primera jornada y lo hizo con un 72 (+1) que lo coloca en la 87ª posición. Tres bogeys y dos birdies resumen un día en el que apenas cogió el 50% de calles y el 50% de greenes en regulación.
Lejos queda por lo tanto de Gonzalo y Tiger el resultado entregado por Ryan Palmer. El americano fue el mejor con su 64 (-7) en un día en el que casi 119.000 fans abarrotaron el TPC de Scottsdale. Algunos de ellos se beneficiaron de una de las mayores sorpresas en el hoyo 16. Y es que Palmer, antes de firmar uno de sus seis birdies en el ruidoso par 3, obsequió a doce afortunados con doce bolas a las que iba atado un billete de 10 dólares y un mensaje: «Pídete una cerveza, que yo pago».
De este modo lidera con un golpe de ventaja respecto a sus compatriotas Bubba Watson, Keegan Bradley y Daniel Berger.
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