La profesionalización en el mundo del golf ha sido uno de los temas que más debate han generado en España durante los últimos años. Aunque a veces lo olvidemos, se trata de un deporte que todavía no ha entrado de lleno en la sociedad, con todo lo que eso conlleva. La palabra “intrusismo” está a la orden del día en muchos campos y creo que la prueba más evidente es que casi cualquier aficionado, sin excepción, puede nombrar a una persona que no se ha formado específicamente en este deporte y que trabaja en la industria.
Se suele tratar este asunto como un problema, pero cabe decir que el llamado intrusismo no siempre es malo. Ejemplos existen en diversas profesiones, aunque puede que la más clara sea el periodismo. El abanico de virtudes necesarias para ser un buen profesional en este campo es tan amplio que hemos visto como diversas figuras, de ámbitos muy distintos, se convertían en excelentes exponentes de su profesión. Ahí están algunas de las mejores plumas de este país para corroborarlo, sin la carrera en su currículum. Aquellos que los contrataron debieron pensar algo como: “¡Se trata de escribir bien!”. ¿Y qué hace falta para conseguirlo? Básicamente: escribir mucho, cada día, intentando mejorar. Es una actividad solitaria.
En el caso de la enseñanza del golf puede suceder algo parecido. ¿Es necesario ser profesional o un monitor titulado para ser un gran docente y ayudar a los futuros alumnos? La respuesta es no. Sin embargo, sí es necesario estudiar. ¿Y qué tiene que aprender un profesor de golf?, se preguntarán. Pues básicamente lo mismo que cualquier profesional en su respectivo campo: el porqué de las cosas. Hay miles de libros escritos por los mejores profesores de golf de la historia, estudios desarrollados por físicos, expertos en biomecánica o psicólogos que tratan los aspectos fundamentales de este deporte. Por qué la bola sale hacia un lado u otro, qué afecta a la velocidad con la que sale despedida, qué tipo de alimentos favorecen más a los golfistas durante una vuelta o qué movimientos generan potencia en el swing. Píntenlo como quieran, pero esto no se aprende por intuición, sino razonándolo.
Como decimos, el intrusismo no es un problema en sí mismo, pero sí que puede que llegar a serlo si se convierte en una norma. Sin títulos que certifiquen cierto nivel en los docentes, el deporte es más vulnerable a caer en manos de quien no lo conoce, o peor aún, de quien no lo respeta. ¿Saben cuáles son los requisitos para hacerse jugador profesional de golf en España? Pueden leerlos aquí. Resumiendo: hándicap inferior a 1,4, presentación de dos vueltas que lo demuestren a lo largo de doce meses y superar un examen de reglas. ¿Qué hace falta para ser monitor? Tener más de dieciséis años, haber superado la Educación Secundaria Obligatoria y tener un hándicap máximo de 4,4. El curso consta de 314 horas y cuesta unos 4.000 euros.
Estas son las dos principales vías de acceso a la docencia a las que cualquier joven con vocación tiene que enfrentarse en España. O juegas muy bien y no te enseñan nada, o te enseñan unas cuantas cosas a un precio bastante respetable. De ahí que la PGA de España, en un intento de mejorar lo que ofrece la Real Federación Española de Golf (pero sin quitarles el monopolio), haya querido distinguir a sus profesionales más cualificados gracias a un sistema de créditos, llamado Desarrollo Continuo Profesional (DCP). Toda la información está recogida aquí. El nombre es ya bastante indicativo de en qué consiste: son los profesionales los responsables de formarse, los que tienen que encontrar los cursos que les permitan aprender, los que se los paguen y, en definitiva, los que se busquen la vida para poder seguir evolucionando.
Esta es, grosso modo, la situación actual. Yo me enfrenté a ella hace unos meses, cuando quise hacerme profesional tras pasar por la universidad. Como ninguna me convenció en exceso, miré fuera de nuestras fronteras y, cómo no, la primera parada fue Reino Unido. Allí las cosas son algo distintas. Para empezar, la PGA of Great Britain & Ireland (Professional Golfers Association) es la responsable de formar a sus docentes. Tienen un programa de tres años que regulan junto a la Universidad de Birmingham y que equivale a dos años y medio de cualquier otra carrera. Estas son las asignaturas que imparten:
Primer año
– Introducción a la venta de material de golf
– Introducción al fitting personalizado y a la tecnología del material de golf
– Introducción a la enseñanza de golf
– Introducción a las ciencias aplicadas al deporte
Segundo año
– Reglas de golf
– Tecnología del equipamiento y fitting personalizado
– Enseñanza de golf I
– Administración de empresas y finanzas
Tercer año
– Fitting personalizado y reparaciones
– Administración de un negocio de golf
– Enseñanza de golf II
– Desarrollo de una carrera en el mundo del golf
– Ciencias del deporte
Los requisitos para entrar son tener menos de hándicap 4, pasar unas pruebas en Reino Unido o Irlanda (Playing Ability Test: jugar 36 hoyos seguidos y entregar un resultado inferior a 15 golpes sobre el par) y haber finalizado la enseñanza obligatoria. A parte de estas asignaturas, de las que uno se examina cada año, es necesario estar trabajando tres años como asistente de un profesional de la PGA con un mínimo de 40 horas semanales, entregar 7 vueltas a lo largo de cada año y pasar una semana de residencia de cada curso en The Belfry, su sede, con propósitos formativos. Entre sus antiguos alumnos se encuentran varios ilustres, como Ian Poulter.
Cuando les indiqué a varios compañeros qué era necesario para ser profesional en España, no se lo creían. Al fin y al cabo, ellos están acostumbrados a tener que pasar por exámenes sobre las leyes del vuelo de la bola, el uso del Trackman, para qué sirven decenas de aparatos para adaptar los palos al jugador o incluso qué alimentación es la idónea para alguien que quiera dedicarse a esto.
El objetivo de esta entrada no es dejar en evidencia a los profesionales españoles. De hecho, conozco a varios que están tan bien preparados o mejor que cualquiera de los formados en Reino Unido o Irlanda, pero la razón para ello es que han tenido que trabajar mucho y buscarse la vida como han podido para aprender. Es uno de los principales problemas del intrusismo: al no haber instituciones que regulen propiamente la formación, ésta se torna cada vez más inaccesible. Y alguien debería hacer algo para facilitarles la vida, porque no dejan de ser personas que quieren ser mejores en su profesión.
La información contenida en este artículo está revisada, ampliada y actualizada en Un golfista profesional en España
3 comentarios a “Un golfista profesional en Reino Unido o Irlanda”
Buenas tardes.
Soy Técnico Deportivo de Golf y jugador profesional en España, y me da cierta envidia el sistema de UK.
Estoy totalmente de acuerdo con el artículo, pero me gustaría matizar algunas cosas:
-La titulación de Técnico Deportivo de Golf, no es la misma que la titulación de Monitor. Esta última es más anticuada, se obtenía en una semana, y los requisitos de acceso eran ridículos (yo recuerdo que había jugadores con más de hándicap 8). La única dificultad era superar la prueba práctica, en la cual era más importante relatar PALABRA por PALABRA las «4 dimensiones», que el hecho de pegar a la bola.
Estaba basada en un sistema de enseñanza más anticuado, y el contenido del curso no tenía, ni de lejos, el temario que yo tuve que hacer.
-Como bien se dice en el artículo, más de 300 horas de formación teórica. Y otras tantas, de formación práctica.
Repartidas en tutorías, por regiones, con algunos de los mejores profesores de este país.
-Entre las asignaturas que se estudian en el curso, están incluidas;
Mantenimiento de campos de golf, desarrollo profesional (nociones jurídicas), inglés, materiales (clubmaking), reglas, sistema de handicap, fundamentos técnicos, fundamentos biológicos, organización y legislación en el deporte, comportamiento y aprendizaje (psicología), teoría y práctica del entrenamiento deportivo y seguridad e higiene en el deporte.
Me consta que estas asignaturas se han ido mejorando y ampliando en promociones posteriores a la mía.
Ah, también está incluido en el curso, la formación/titulación del Titleist Performance Institute (TPI), en el nivel de Fitness instructor (el básico, e indispensable para continuar su formación en otros niveles).
Cuando yo acabé ese curso, con todas sus horas de teoría y práctica, no sabía enseñar prácticamente nada. Y ha sido la experiencia que he adquirido, aplicando estos conocimientos y otros muchos que he ido pagando de mi bolsillo, los que me han hecho mejor profesional.
Con respecto a la «distinción» que se hace en España, entre Profesor (vamos a llamarlo así para no entrar en debates sobre titulaciones) y JUGADOR profesional. Yo, personalmente no lo entiendo.
Creo que trae muchos problemas.
Lo dicho, me hubiera encantado recibir esa formación que se da en Reino Unido en España.
mucha suerte, y que gran experiencia, Enrique. Abrazo grande! 😉
No tengo dudad de que los profesionales de la enseñanza de golf están preparados.
Pero me parece que todo esta montado para darle una salida todos aquellos que no han sido capaz de ganar suficiente como jugadores.
Yo al menos sólo necesito que sea capaz de identificar que esta mal en mi swing, y esto si que es importante que sea capaz de transmitir como corregirlo y aqui es donde se diferencian los buenos de los regulares. Dependiendo del alumno puede necesitar un ejercico con cubos, bolas, o ver un modelo o hacerte repetir una parte de movimiento….etc etc.
Hacer una evaluación del tipo a las del TPI, se necesita estudiar pero no hace falta ser capaz de darle a la bola…
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