Apenas cuatro días después de ganar el Wyndham Championship, Sergio García sigue siendo el hombre de moda en el PGA Tour tras situarse en lo más alto del The Barclays, empatado con Nick Watney con un total de -8 tras una segunda vuelta de 68 golpes (-3) en la que admitió estar pateando todavía mejor que la semana anterior. Apoyado en su caddie de esta semana, un amigo suyo empleado de la CBS, el único español presente en el primero de los playoffs de la FedEx Cup vuelve a levantar pasiones con su juego y la imagen positiva que transmite en el campo.
«Ya sabemos cuánto ayuda la confianza en este deporte», comentaba García analizando unos segundos 18 hoyos en Bethpage Black que incluyeron cuatro birdies por tan solo un fallo. Llegó éste en el par 3 del hoyo 3, curiosamente el mismo escenario del único pinchazo que tuvo el jueves. Salía por el hoyo 10 y conseguía el primer acierto del día en el par 5 del 13 seguido posteriormente de otro tras un buen golpe al green del 2 con el que alcanzaba el coliderato por primera vez en el torneo. Sin embargo, en el tee del 3 pegaba un golpe de salida errático.
Las cámaras de televisión, recogiendo el vuelo de la bola desde arriba, no alcanzaban a ver el green cuando la bola de Sergio aterrizaba en el rough. Un rough que segundos después se vio que estaba a más de 40 metros de green desde el cual no consiguió hacer approach y putt. Subsanó el error con dos birdies más que estuvieron cerca de ser tres en el green del 7, último par 5 al que se enfrentaba. Por muy poco, su hierro 5 de segundo golpe acababa en el bunker y una buena sacada le daba una opción de birdie de menos de tres metros, pero el putt no entró. Tras salvar un buen par en el par 3 del hoyo 8, su salida en el 9 acababa en una parte del bunker con clara influencia del talud. Del obstáculo de calle se iba al de green, donde ejecutó una nueva sacada notable para acabar rematando un putt de par de tres metros.
Sergio sacaba el puño y sonreía. Se le ve relajado en el campo, disfrutando, cómplice con su caddie de esta semana Wayne Richardson, un empleado de la CBS que se dedica a medir las yardas para dar la información de las distancias a una oficina central. Su relación de amistad viene de atrás y se nota en el campo. Va un paso por delante de la labor que desempeñó la semana pasada David Faircloth, el caddie local que le llevó la bolsa, y nunca mejor dicho ya que fue casi su único cometido, durante su victoria en el Wyndham.
Sobre su nueva política de caddies, Sergio fue claro. «Lo bueno de esto es que soy yo el que toma las decisiones, buenas o malas». Sobre la labor de Richardson, bromeaba. «Estamos colíderes así que obviamente lo está haciendo bien». Mañana saldrá en el partido estelar junto a Nick Watney.
El otro gran protagonista del día fue Tiger Woods. Su comienzo de segunda vuelta traía malas noticias con dos bogeys en los hoyos 1 y 2. Afortunadamente consiguió ponerse al par tras dos birdies en el 4 y en el 5 pero en el hoyo 6, comenzaban los problemas. No en el juego, impecable durante todo el viernes, sino en la parte física. Aparecía un dolor en la parte baja de la espalda, en el nervio ciático, que le impedía moverse con normalidad. Se le vio resentido en algunos golpes de drive, cojeando en algunas calles y sufriendo bastante al agacharse para recoger la bola del hoyo. Sin embargo, tal y como admitió posteriormente, en ningún momento se planteó abandonar pos lesión.
Los dolores aparecieron a primera hora del día y prosiguieron durante el calentamiento. A pesar de no estar al cien por cien fisicamente, sus números fueron buenos, cogiendo 9 calles de 14 y sin ningún fallo excesivo desde el tee, bastante preciso en sus golpes a los 13 greenes en regulación que alcanzó y pateando a un alto nivel. Todo esto se tradujo en un 69 (-2) con el que sube a la séptima plaza con un total de -5 a tres de los líderes. El fin de semana promete ser interesante en Nueva York.
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