Este sitio emplea cookies de Google para analizar el tráfico. Google recibe información sobre tu uso de este sitio web. Si utilizas este sitio web, se sobreentiende que aceptas el uso de cookies.

Zona Pro

Un lugar desconocido

Enrique Soto | 23 de julio de 2012

Adam Scott durante la última jornada del Open Championship 2012, disputado en Royal Lytham

Cuando hace más de un año Rory McIlroy dejaba escapar en los últimos nueve hoyos de competición el Masters de Augusta, declaró: “No es el final del mundo. Solo es golf, no es que nadie se haya muerto”. Y tenía razón. Pero sí corrió  el riesgo de que su carrera como profesional se tambaleara peligrosamente, aunando juventud con ansias de redención, para terminar en un lugar que muy pocos jugadores han conocido a lo largo de la historia. Porque para llegar al lugar donde se encontraba McIlroy el año pasado o Scott durante esta semana es necesario pasar por la pesadilla de todo profesional: perder un major. Y eso, para bien o para mal, está al alcance de muy pocos.

En muy pocas situaciones el talento se pone más a prueba que cuando se deja escapar un gran triunfo. ¿Tengo lo necesario para conseguirlo de nuevo? ¿Por qué he fallado? ¿Es que nunca podré conseguirlo? Son pensamientos que apuñalan poco a poco la confianza y, aunque no se trate del fin del mundo, pueden llegar a tumbar futuros prometedores. El primer grande de Sergio García, el Open Championship que perdió Adam Scott o aquel major que nunca ganó Colin Montgomerie. Lo único que queda tras una tarde posterior a una derrota tan evidente es el silencio.

El talento no solo se basa en una capacidad inusitada de producir buenos golpes, sino un componente igual de necesario y mucho más común a cualquier otro deporte: el hambre competitiva. Tan importante es el momento de dejar la bola cerca del hoyo como la noche antes de la competición, el lugar donde se fraguan las victorias. Rory McIlroy es un atleta impresionante, de eso no cabe duda, pero lo que verdaderamente asusta del norirlandés es que después de perder un Masters con veintidós años llegó al U.S. Open y barrió del torneo a cualquier pobre aspirante que se atreviera a plantarle cara. Se pueden pegar miles de bolas a diferentes alturas y en todas direcciones, pero a la hora de afrontar una derrota siempre es necesario, en primer lugar, haber convivido con los fantasmas que produce. Rory lo hizo muy joven, todavía en una fase de aprendizaje, pero Scott tiene ya treinta y dos años y ha ganado en dieciocho ocasiones en los últimos doce años. Esta prueba que afronta ahora, en su caso, es muchísimo más dura.

Por eso hoy Adam no podrá sostener el palo de la misma forma que hace unos días. Su capacidad de pegar a la bola sigue siendo la misma pero se ha puesto en duda su capacidad para cerrar un torneo, el arma más importante de un deportista y el móvil que les hace entrenar incontables horas en la sombra. Dicen que ganar un grande cambia la vida pero de igual modo, perderlo también. Ahora el australiano no tiene por delante la ilusión de conseguir una gran victoria sino la obligación de demostrarse a sí mismo que aquella tarde en Royal Lytham fue una coincidencia, una suerte incontrolable de los acontecimientos. Y a veces, las palabras lo dicen todo: ilusión y obligación.

Tan desconocido para él como para nosotros en la distancia, hay ciertas palabras de McIlroy que invitan a pensar que es posible: “He aprendido mucho. Creo que una de las cosas que aprendí es que no estaba preparado para ganar el Masters, ni siquiera un major… Fue una curva de aprendizaje enorme, aprendiendo de la experiencia y se llevó mucho de mí, y fui capaz de poner en práctica los conocimientos rápidamente. El resultado es que gané el U.S. Open dos meses después”. Hoy Adam Scott es mejor jugador que la semana pasada y, que no se equivoque: el golf no le debe un major, sino que ahora tiene más probabilidades de conseguirlo.

2 comentarios a “Un lugar desconocido”

  1. El 23 de julio de 2012 wantes ha dicho:

    Buen artículo, Enrique.
    Ernie Els perdió el Transitions Championship en marzo tras dos bogeys finales fallando dos putts cortos. Y aquí está. Es un juego cruel, y hay que aceptarlo.
    La entrevista a Adam Scott al finalizar el Open permitió ver que es un grandísimo campeón. Decepcionado, pero feliz por el juego desplegado, y relativizando la derrota. Pensando en positivo. Creo que volverá a ganar.

  2. El 24 de julio de 2012 Enrique Soto ha dicho:

    No lo tiene nada fácil! Fíjate que mientras los escribía, no sé porqué, me iba acordando de Sergio…

Deja un comentario

Si estás registrado, la publicación de tus comentarios será instantánea. Asegúrate de escribir correctamente tanto tu nombre de usuario como la dirección de correo electrónico que incluiste durante el registro.
Si no estás registrado, tus comentarios quedarán pendientes de moderación. Regístrate aquí.

Comentario: