Llevaba gestándose durante tres jornadas. El viento no hacía estragos en el LPGA Lotte Championship como el año pasado, cuando Ai Miyazato ganó con un acumulado de menos doce. Los greenes estaban más blandos y Suzann Pettersen lo había aprovechado para llegar al menos catorce tras 54 hoyos, un resultado totalmente inesperado por el gran número de birdies que promediaba por vuelta. Todas estaban consiguiendo hacer daño al Ko Olina Golf Club. Hyo Joo Kim, Ariya Jutanugarn y Stacy Lewis contaban con opciones de victoria encarando la cuarta jornada. Tres días preparando una batalla campal durante los últimos hoyos del torneo, una pelea de hierro y furia donde cada golpe terminaría por ser definitivo.
La protagonista, sin embargo, no era la esperada. Lizette Salas había conseguido liderar el primer grande de la temporada, el Kraft Nabisco Championship, y se había desmoronado con una última vuelta de 79 golpes. La presión pudo con su buen juego y los nervios provocaron un cortocircuito cada vez que afrontaba un putt de birdie. Fue un colapso de manual, casi lógico si tenemos en cuenta que la estadounidense no ha ganado todavía en el LPGA Tour. Por eso nadie podía prever que fuera ella quien lanzara un ataque peligrosísimo para los intereses de Pettersen durante la última jornada, ni siquiera la noruega. “No recuerdo haberla visto ayer cerca de mi nombre”, decía tras finalizar su vuelta. Salió a cinco de la cabeza, pero ni eso la detuvo.
Salas finalizó sus primeros nueve hoyos con un acumulado de menos tres, gracias a cuatro birdies y un bogey. Estaba siendo una buena vuelta y se acercaba progresivamente a los primeros puestos, aunque la victoria parecía imposible. En el hoyo 10, sin embargo, fue capaz de comenzar a transformar un buen resultado en uno memorable. Pegó un segundo golpe desde el centro de la calle que, botando a tres metros del agujero, terminó entrando por todo el centro. Fue el primer puñetazo en la mandíbula de la tarde, en el que Lizettte pasaba del menos tres al menos cinco en un espacio de diez segundos. El impulso que adquirió fue descomunal, como si la bola le hubiera dicho “tú puedes ganar este torneo”. Y Salas se lo creyó. En cinco hoyos, entre el 12 y el 16, consiguió cinco birdies consecutivos a base de dejar su bola rondando las inmediaciones del hoyo, como si intentara volver a embocar desde más de cien metros de distancia. Terminó el día con 22 putts.
Pettersen, por su parte, se había concentrado en seguir su “plan de juego”, sin mirar la tabla y concentrándose solo en lo que ella podía hacer para ganar el torneo. Había finalizado sus primeros nueve hoyos, como Lizette, en menos tres y sabía que hacer lo mismo por los nueve segundos podría bastarle. Cuatro birdies entre el 12 y el 17 parecían haber dejado el trabajo hecho pero cuando Suzann miró la clasificación en el hoyo 18 se encontró con un nombre que no esperaba: “Salas”. Una vuelta de 62 golpes, la mejor en la historia de este torneo, le había colocado con un acumulado de menos diecinueve en casa club y la noruega tenía que hacer, por lo menos, el par para salir victoriosa. Cinco golpes después, había playoff.
Es difícil saber si cuando Lizette pegó su segundo golpe en el primer hoyo de desempate volvieron a traicionarle los nervios o la presión hizo que sufriera un nuevo cortocircuito. Su bola no estuvo ni cerca de alcanzar el green, hundiéndose en el fondo del lago del 18. “No puedo decir mucho acerca de ese swing porque lo hice demasiado rápido”, declaró al finalizar. Pero Pettersen se vio de nuevo en disposición de ganar el torneo con un par y, esta vez, no lo desaprovechó. Era su decimoprimer triunfo en el LPGA Tour y el tercero durante los últimos siete meses. Su reacción, como la de cualquier jugadora que sale victoriosa de un desempate, desvelaba cierto alivio. Su rival había estado a la altura hasta ese último impacto y desveló un mensaje que podremos recordar cuando finalmente Salas consiga su primer torneo: “Solo quiero ganar. No juego aquí para viajar por el mundo. Estoy aquí para ganar campeonatos y cambiar el mundo del golf. Estoy aquí para luchar y eso es por lo que fui a la USC (University of Southern California). Sigo luchando”.
Beatriz Recari finalizó con 71 impactos en decimoséptima posición, mientras que Azahara, en una de las mejores vueltas de la jornada (66), ascendió hasta la vigésimo primera. Belén Mozo fue cuadragésimo cuarta con menos dos y Carlota Ciganda quincuagésimo tercera con el par.
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